lunes, 2 de mayo de 2016



TABÚ

Existe en el diccionario una palabra mucho más difícil de pronunciar que desentrabiculado. Que desoxirribonucléico. Que estrenocleidomastoideo.
Es una palabra que se debería enseñar a los niños desde la más tierna infancia. Desde el primer balbuceo. Desde el primer suspiro. Una palabra olvidada y maldita cuya ausencia provoca enormes sufrimientos. Una palabra condenada al oscuro silencio del pensamiento más íntimo. Una palabra que debería ser incluida en trabalenguas y juegos infantiles. Para que todos aprendamos a usarla habitualmente. Como usamos las palabras mamá, cuchara o cocinero. O incluso muerte, desdicha y francotirador.

Es corta esta palabra. Y por tanto a nadie debería de costarle un gran trabajo el aprenderla. Y el pronunciarla. Y el emplearla como se emplean otras palabras de la misma familia. Otros conceptos básicos de convivencia, de respeto y hasta de urbanidad. Como por favor y gracias. Pero parece que su uso es un perjurio. Que es vocablo maldito y vergonzante. Y que por ello ha de ser borrado del lenguaje. Y que hemos de tragárnoslo cada vez que acude a nuestros labios. Aunque se trate de un vocablo indigerible que nos acaba creando un cenagoso engrudo en el estómago, una densa amalgama de culpabilidad y remordimiento que nos impide estar en paz con los otros y con nosotros mismos.

Perdón es la palabra.

#SafeCreative Mina Cb

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