lunes, 29 de febrero de 2016



ENAMORARSE

Estos días me está tocando hablar bastante del amor. Bastante más de lo que hablo normalmente.
Que ya es mucho.

 Hay a quien le gustan el ala delta y el parapente. Otros que agarran el coche y lo ponen a 200 por hora aún a riesgo de que el radar les retrate la cartera sólo para saber lo que se siente. Digo con la velocidad, no con la multa. Otros se van a países en conflicto de turismo, sin vacunarse, con la mochila y el pasaporte a punto de caducar y olvidando el cargador del móvil en la mesilla de casa…
Otros nos pasamos la vida enamorándonos.

El caso es jugarse el cuello.

Enamorarse es un riesgo que debería ir acompañado de una etiqueta informativa, como la de los productos de limpieza, en plan sea usted cauto y no abuse de esta sustancia porque puede producirle daños irreversibles, o en caso de ingestión masiva accidental llame al 112 y que le pasen con el psiquiatra, o tenga precaución porque el envase es frágil y como se le rompa le va a dejar la casa llena de lágrimas, o guárdelo en sitio ventilado que a este producto la falta de oxígeno le sienta como un tiro…
Esas cosas.

Pero no. No existe una reglamentación establecida y la peña se acaba dando unos porrazos que alucinas. Y es que enamorarse es una aventura cuyas consecuencias no pueden medirse. No es como lo del puenting, que a uno le colocan los arreos y si tiene un accidente y sobrevive puede empapelar a la empresa organizadora. No. El amor es un sálvese quien pueda, un búscate la vida, un adivina adivinanza en el que alguien te entra por el ojo (en principio, luego ya te puede entrar por otros sitios) y tú vas y te la juegas, en plan kamikaze, pues mira, voy a cogerle cariño a ver si hay suerte y él me lo coge a mí. Porque, claro, en principio uno tiende a enamorarse de personas que parecen poder enamorarse de uno. Aunque no siempre. Pero en fin… lo de encapricharse de alguien que pasa de ti como de la mierda es como echarse un trago de aguarrás con betadine. O sea la certeza de que aquello va a ser un desastre. Pero si la otra parte parece estar por la labor, entonces es distinto. Uno se tira a la piscina sin manguitos aunque el otro no sepa nadar. Y los dos acaben en el fondo. O uno en el fondo y otro en la superficie. O uno nade con la cabeza dentro y otro con la cabeza fuera.

Y es que esto del enamoramiento parece una simpleza pero no lo es. Porque si pillas a la parte contratante en proceso de remodelación, cosa que a nuestra edad pasa con frecuencia, lo mismo no se fía y tú quitas el freno y el otro se acaba acojonando porque te has encariñado demasiado. Que esa es otra, jolines. Que tendría que haber un aparato para medir los grados de enamoramiento que te lo pudieras poner y le dijeras al amado que también lo usase y así los dos tendríais claro cómo estaba el tema y se evitarían sorpresas de esas en plan de mira, ya te lo advertí. Que es verdad que te lo advierten pero tú estás a lo tuyo y no les haces ni puñetero caso. En fin, que pones toda la carne en el asador y de repente te das cuenta de que estás con un vegetariano.

Pues eso.
Que es complicadillo.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 28 de febrero de 2016



MARIPOSA

Ya por las justas puedo dibujarte.
Te me vas escurriendo entre los dedos
y mi memoria se llena...
poco a poco
de huecos transparentes
a través de los cuales se deslizan
tu esencia y tus palabras…

No sé… creo que un día
pude ser mariposa.

#SafeCreative Mina Cb


sábado, 27 de febrero de 2016



VENTANAS AL ADIÓS

Le vamos abriendo
cada día un poquito
ventanas al adiós.

Yo ya no pienso…
tal vez me has contagiado
y he decidido,
cuando estoy contigo,
vaciar mi mente
y ser tan sólo ahora.

No estoy triste…
Créeme…
No lo estoy.
No te apenes por mí.
Cuando río a tu lado
es porque estoy feliz
porque aún te tengo cerca
para poder tocarte,
mirarte,
besarte…

Tampoco tengo miedo
e intuyo
que tú ya no lo tienes…
Que aceptas
esta ley inquebrantable
y que tal vez esperas
impaciente
el momento en que todo se detenga.

Te noto tan cansado...

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 25 de febrero de 2016



DESCALZARSE

Apenas despuntaba el sol cuando al girar la llave de contacto escuchó ese pffffffffffffffff que indicaba el fin de la batería. Le siguió una frenética carrera en tacones con el bolso, el portátil y toda la artillería a cuestas en el transcurso de la cual no encontró un solo taxi libre y se dio un tremendo golpe en la punta del pie cuyo dolor no sintió hasta bien entrada la mañana, una vez superado el interminable trayecto de metro con dos transbordos, un par de entrevistas que hubo de hacer a tiro de móvil a causa del retraso y una aburridísima reunión durante la que el dedo gordo comenzó a palpitar bajo el cuero del estrecho zapato mientras las agujas del reloj sobrepasaban la hora de la comida, que fue sustituida por la exposición del proyecto de un cliente tras el cual le tenían concertada una cita con unos empresarios coreanos que en vez de escucharla le miraban el escote.
Hubo de suspender la cita con una amiga para tomar unas cervezas porque su jefe decidió, una vez acabada la jornada, invitar a cenar a los orientales, que insistieron en que la chica los acompañara. A esas alturas el dolor se había vuelto insoportable y se había trasegado ya dos nolotiles en ampolla, que junto con el martini del aperitivo, el vino de la cena y la fatiga obraron el milagro de que acabase mandando a la mierda a uno de los invitados cuando intentó meterle mano en pleno comedor, para encararse más tarde con el otro y luego con su jefe, que le dijo que tampoco era para ponerse así y que ya podía ir buscándose otro curro.

Hizo las cuentas en el taxi que la llevó de vuelta a casa: indemnización por despido improcedente más el paro más lo que pudiera caer si les amenazaba con vender proyectos a la competencia o denunciar al camboyano por acoso sexual en un lugar público era igual a la pasta suficiente como para montarse algo y llevarse, no le cabía duda, unos cuantos clientes de los de toda la vida a su terreno.

Llegó al apartamento al filo de la medianoche, se dejó caer en el sofá sin encender las luces, apagó el móvil que no dejaba de recibir mensajes y llamadas de su jefe y se descalzó, dejando al descubierto el feo paisaje de una uña ennegrecida enmarcada por un reguero de sangre amoratada.

¡Anda que no fue tonta la Cenicienta dejando que volvieran a ponerle los zapatos!- pensó, antes de caer dormida como un tronco.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 24 de febrero de 2016



FAMA

Parece ser
que la fama consiste
en volverte visible a los ojos
de quienes siempre te consideraron
insignificante.
O en que te esperen en la meta,
jaleándote,
los mismos que ayer
te metieron la bota entre los radios.
O en que los interesados
se acerquen,
efusivos,
mientras que los interesantes
te contemplan de lejos,
temerosos y mudos.

Debe ser eso,
ser otro siendo el mismo…

Algo así debe ser.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 23 de febrero de 2016



SOLAR

Soy solar.
Como una flor.
Como una lagartija.
Como un bicho zumbón.

Soy solar.
Me va la luz.
Me va el aire templado.
Me va el mundo exterior.

Soy solar.
Solar de piel.
Solar de sentimiento.
Solar de corazón.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 22 de febrero de 2016



LOS SUEÑOS

Pasa con los sueños un poco como con el amor. O sea que uno los imagina brillantes y luminosos. Y piensa que cuando lleguen van a sonar violines y un castillo de fuegos artificiales se va a desplegar ante tus ojos, y el cielo va a iluminarse y te vas a ir del mundo y la vida va a cambiarte de repente.
Pero no. Llegan y ya está. En fin, no exactamente. Quiero decir que ya está porque al fin han llegado pero que luego es como cuando acabas una maratón y te dices que cagüentó, que menuda paliza y total para traspasar una línea pintada en el asfalto.
Y es que la vida es sueño. Y no porque lo dijera Calderón, sino porque de lo contrario sería una mierda. Una mierda, sí. Quiero decir si uno no soñase nada. Me da igual el qué. Tener un hijo y que te salga futbolista. Acertar un euromillón de los que no te caben las cifras en la hoja de la cartilla. Comprarte un Mercedes, aunque sea a plazos. Sacarte la carrera de Económicas a los ochentaycinco. Subir al Everest.
O ser poeta y que alguien te publique un libro.

Yo fui siempre poeta. Antes que niña. Antes que mujer. Antes que persona creo. Yo fui poeta desde el mismo instante en que empecé a pensar. Desde el momento en que mi hermana me enseñó a juntar las letras de aquellos libros de grandes iniciales, cada tarde al volver del cole, junto al inmenso ventanal de la cocina. Yo fui poeta desde ese ciego sol que se estrellaba contra las duras aristas de las lanzas, desde las mañanitas de San Juan en que el Conde Arnaldos se iba de cacería con su halcón, desde aquellas oscuras golondrinas que mi hermana me recitaba desde la otra cama, bendito y adorado Bécquer, cuando yo aún no sabía lo que era ser poeta pero no obstante soñaba con serlo.
Pero fui poeta a partir, y sobre todo, del momento en que descubrí el amor y todas las palabras que este sentimiento era capaz de arrancar de mis entrañas. Me refugié en la poesía porque ellos, los chicos a los que yo quería, siempre miraban a las chicas guapas y jamás a mí. Fui poeta para evitar quizás llegar a ser suicida. Porque yo hubiera muerto por amor mil veces de no haber existido la poesía. Fui poeta y quise pregonarlo al mundo. Pero siempre me consideré demasiado joven. O demasiado inexperta. O demasiado mediocre para serlo. Porque creía más en ellos (en mis amores) que en mí misma. Y siempre me soñé aunque nunca me atreví. Y así la vida se me fue escurriendo, verso tras verso, estrofa tras estrofa, hasta el día en que me dije que la hora había llegado. Y tomé la determinación de correr tras mi sueño y no parar hasta alcanzarlo.

Hoy ha llegado hasta mis manos mi primera obra impresa.

A partir de esta noche soñaré con la segunda.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 21 de febrero de 2016




UNO DE ESOS JUEGOS

Uno de esos juegos tontos en los que las intenciones se van develando poco a poco, y uno adivina al otro sólo a medias, como por casualidad, y va dejando pistas en plan mira aquí estoy a que no me encuentras, y el otro se lo toma con calma y dice pues te voy a buscar pero con los ojos vendados como en la gallinita ciega, y todo se va acercando y alejando a un tiempo, espejo ya cóncavo ya convexo, y las risas fluyen por el aire como el polvo ambarino del hada Campanilla, y hoy sí y mañana no y pasado ya veremos, y quién tiene prisa a estas alturas y con la que está cayendo, y mira tú que me apeo, y vale apéate, y luego que oye y qué tal si seguimos un ratito, y bien vale pero medio en serio medio en broma, y esa atracción tan intangible y poderosa que al cabo de ni sí ni no ni tanto ni tan calvo acaba colocando al uno junto al otro, y el calor que puede llegar a desprender un cuerpo cuando no se toca pero hay tantas ganas de tocarlo que uno lo siente incluso cuando se acerca por detrás aunque no se le vea, y los labios que se impregnan de la espuma de los vasos de cerveza, y las risas tontorronas por cualquier motivo y sin venir a cuento, y esa voraz mirada, y ese silencio tórrido que podría volar una gasolinera...

... Uno de esos juegos.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 20 de febrero de 2016



BODEGÓN

La vida compone curiosas estampas que se van arrinconando sin que seamos conscientes de que existen. Momentos en los que, inspirados por la genialidad o por otros estímulos (que a menudo la incentivan, para qué nos vamos a engañar), dibujamos sin quererlo rastros de nuestros vicios y virtudes.
A veces estas huellas, fruto del olvido, se combinan con otras para componer curiosos bodegones urbanos que no son sino monumentos al delirio y la pereza. Aquí, en este solitario paraje vestido de hierbajos, algún desaprensivo abandonó los restos de una obra: baldosas de terrazo del año de la polca y un puñado de tejas que, por alguna razón que desconozco, han terminado componiendo el marco en el que un anónimo genio dispuso, en una composición bastante armónica, cuatro botellines de cerveza que, sin duda, habían sido previamente vaciados. Y ahí agoniza la obra de arte, muerta de risa, a la intemperie y sin un mal taquillero que obligue al personal a rascarse los bolsillos. Es más, cuando yo he reparado en ella hace unas horas, alguien que frecuenta el sitio me ha confesado que ni se había dado cuenta de que aquello estaba allí.

Porca miseria, me he dicho. Esto lo pones en el Guggenheim y la gente paga diez euros para entrar y luego se da de tortas por hacerse un selfie.

#SafeCreative Mina Cb


jueves, 18 de febrero de 2016



EDADES

Hay almas que ya nacen ancianas. Condenadas a morir en vida. O a no vivir, que es casi como vivir muriendo. Ignoro si esto se debe a factores educacionales o a que sus espíritus bien provienen de sucesivas reencarnaciones y se hallan fatigados en extremo o bien son ánimas tan nuevas que todo les da miedo y que casi nada se atreven a emprender.
Lo sé desde hace tiempo. O lo intuyo más bien. Al cruzarme con ellas e intercambiar unas frases, o incluso una mirada, y darme cuenta de que están a años luz de mi universo. Son seres que parecen conocerlo todo, que parecen haber llegado a este planeta cuando el sol y la luna aún no se habían inventado y que han padecido tantas cosas que todo se les antoja peligroso. U osado.
Incluso enamorarse.
El otro día lo oí. Y se me pusieron los pelos como escarpias. “Soy demasiado mayor para el amor”- me dijo.
Supe que no mentía. Lo leí en su mirada sin brillo. En esos ojos que parecían haberlo visto todo y a los que ya no les quedaba más que esperar a que el paso de los años les fuese recortando el horizonte. Y me sentí, lo juro, más viva y a un tiempo más triste de lo que me había sentido en mucho tiempo. Y rogué al dios que me habita y que a nadie pertenece que nunca, nunca, permita que nada ni nadie me arranquen la capacidad para seguir, día a día, dejando que la vida me emocione.

Porque entonces este viaje dejará de merecer la pena.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 17 de febrero de 2016



CUENTOS DE DESECHO

Tengo un par de amigos que sonríen maliciosamente cada vez que me refiero al valor que doy a ciertos objetos con los que mantengo una relación de amor-odio que motiva que el hecho de desprenderme de ellos se haya convertido en un ritual.

Rarita que es una.

Es por eso que me acongojan las escenas que a menudo se ven junto a los contenedores de basura y que evocan momentos entrañables, cotidianos e incluso divertidos.

Hasta hace unos días anduvo por ahí abandonada una cocinita Smooby con pegatinas de Dora la Exploradora a la que sus apañados dueños habían colocado un tirante de madera por detrás para alargar su vida. Imaginé el disgusto de la niña o el niño cuando el juguete se espatarró. Y sus llantos. Y a los padres o los abuelos cavilando acerca de cómo solucionar la papeleta para sofocar el berrinche de la criatura. Y es que no hay nada más descorazonador que un niño llorando ante un juguete roto. Así que me monté la película del abuelo con los clavos y el martillo, y los chiquillos mirando, ¿falta mucho, falta mucho?, y luego el fiestón cuando la estructura se mantuvo al fin de pie. Y total para qué… para acabar confinada en un rincón húmedo y terroso en el que ha agonizado varios días hasta que algún operario la ha cargadao en un furgón triturador…
Porca miseria…

Hoy ha sido este “Grease Lighting”, una réplica de lo más molona del buga de Travolta y sus macarras que una pandilla contruyó para los pasados carnavales, lo que me ha dado pie para inventar la historia de cómo maquinaron esa idea, las horas que pasaron discutiendo acerca de los materiales que iban a formar parte de las ruedas, el radiador o la carrocería y más tarde todo el laborioso e hilarante proceso de montaje, con las mil dificultades que van surgiendo y los correspondientes remedios que se les aplican. Y al fin el gran día, y las pelucas y disfraces, y las carcajadas ante el espejo, y ese pedazo de número que montaron por la calle, y las risas y las fotos que guardarán y enseñarán a sus hijos y a sus nietos, y luego ese yaverahoraquécojoneshacemosconelcoche, y uno que se lo lleva a casa porque tiene sitio y no lo vamos a tirar después de lo bien que lo pasamos, y los días que pasan y el armatoste que parece abultar cada vez más, y al final un watsap al grupo en plan si no lo queréis nadie casi como que lo voy a tirar a la basura. Y la callada por respuesta.

(Que lo mismo no fue así)

#SafeCreative Mina Cb

martes, 16 de febrero de 2016



NUBES

A veces
me da miedo que me olvides…

Que olvides mis palabras,
mis gestos y mi voz…

Que mi esencia y tu esencia se diluyan
en este mar de vientos agitados
que nos van dispersando
(yo hacia el sur, tú hacia el norte)
como nubes rosadas
que el atardecer diluye,
desgajándolas dulce y levemente
cual copos de algodón…

… Y volver a ser nada
sin haber sido nube.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 15 de febrero de 2016





PLOMO EN LAS ALAS

Me llenaste de hollín el corazón,
de azufre los pulmones,
de salitre las venas…

Quisiste sepultarme en vida,
quitarme las palabras,
desterrarme de mí…

Más no te fue posible,
mi antiguo amor amado,
poner plomo en mis alas.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 13 de febrero de 2016



OASIS

Deja que pinte sonrisas en la niebla…
No importa si este invierno
llega a durar mil años
o si el sol no se asoma en muchos meses
y las lluvias enfangan
los páramos sombríos…

Seamos cada día
primavera un instante.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 12 de febrero de 2016



TARDES DE LLUVIA

Llegan tardes de lluvia…
Se filtran entre días soleados,
a mala leche casi,
llenando de aire gris los ventanales
y de charcos traidores
los huecos de los adoquines rotos.

Llegan tardes de lluvia…
Lo hacen sin duda para recordarnos
que no hay nada perfecto,
para mandar al traste
los planes de excursiones,
de cafés con amigas en terrazas.

Llegan tardes de lluvia…
Le tiran de la oreja a la nostalgia
que tararea valses
ovillada en el fondo del armario,
bostezando, aburrida,
entre gorros, abrigos y bufandas.

Llegan tardes de lluvia
arrastrando al invierno.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 11 de febrero de 2016



MAZMORRAS

Alza, mujer, tu voz, garganta rota,
poderoso alarido contra el viento.
Rompe el vacío, quiebra los cristales,
incendia las cortinas del silencio.

Alza, mujer, tu voz, no te resignes,
no dejes que te encierre entre tus miedos.
Clava las uñas, muestra los colmillos,
hazle ver que eres fuerte… saca pecho.

Alza, mujer, tu voz, aunque te cueste,
aunque escupas el alma en el intento.
Siempre será mejor vivir sin alma
que morir enclaustrada en el infierno.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 10 de febrero de 2016



DE VUELTA

No quiero a estas alturas ser ejemplo,
crear expectativas o tendencias;
el servir de modelo de conducta
es algo que me da mucha pereza.
No quiero que malgasten un segundo
en glosar mis virtudes o vergüenzas,
ni que se ocupe nadie, lupa en mano,
de inventar el porqué de mis ojeras.

No quiero ser razón de comentarios
de críticas, de chismes, de pendencias,
de dimes y diretes, de discursos,
de leyendas urbanas… de comedias.
No quiero dar que hablar, que estoy muy harta,
que estoy ya muy mayor, que estoy de vuelta…
No estoy por la labor de disculparme
por cosas que tan sólo a mí me afectan.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 9 de febrero de 2016



FRÍO

Dejan los vacíos
un poso como helado en el espíritu.

 Una especie de goteo denso
y gris como el mercurio
que pende, turbio y alargado
hasta impregnarlo todo…
Una lenta invasión,
un hormigueo
que hace que se estremezca el espinazo
y que el frío se expanda
a través de los nervios
por todo el entramado geográfico
que habita al individuo
hasta caer,
cansado
y convertirse
en un gélido charco
que el sol derretirá…

tarde o temprano.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 8 de febrero de 2016



SIMPLIFICANDO

Limpio lo justo,
conduzco lo indispensable,
gasto lo necesario,
tiro lo inservible,
consumo
(o al menos lo intento)
lo razonable.

Trabajo
(o a eso aspiro)
lo imprescindible,
atesoro lo mínimo,
dono menos de lo que debería,
ahorro lo posible,
reciclo lo válido.

Amo, sin embargo,
sin medida,
abrazo con ímpetu,
beso con frecuencia,
río a menudo,
sonrío
(si es posible)
todo el tiempo,
escucho a veces,
comparto si se tercia,
regalo aunque no toque…

En fin...
Que voy simplificando,
soltando lastre,
vaciando las alforjas
no vaya a ser que un día
se me cruce… no sé,
un cable por ejemplo
o una metástasis,
o acaso
hasta un camión adelantando
en cambio de rasante
y me vaya a la mierda
con la cartilla llena de dinero,
un porrón de años cotizados
a la seguridad social,
tres planes de pensiones,
un par de seguros de accidente,
la casa llena de trastos inservibles
y hasta una plaza en el camposanto de mi pueblo
y sin vivir la vida…
Que ya sería triste.

Lo dicho:
Que voy simplificando.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 7 de febrero de 2016



CRISIS

Romperse el cuerpo.
Fundirse la energía.
Enterrar el presente pensando en el mañana.
Producir.
Cotizar.
Meter más horas.
Temer al desempleo.
Preferir el ERE.
Bajar los ojos.
Morderse la lengua.
Reventarse la espalda.
Y el miedo.
El miedo gris.
Gris como el de mi abuelo.
Como el de mi padre.
Como el mío a veces.
Mi abuelo fue detenido.
Estuvo a punto de morir
(se libró en el último momento)
para que mi padre no tuviera miedo.
Mi padre trabajó en silencio.
Al fin yo pude gritar.
Gracias a ellos.
A quienes gritaron y me enseñaron a gritar.
Los vi correr.
Manifestarse.
Ser golpeados.
Alzar el puño.
Levantar la voz.
Rebelarse.
Reclamar derechos.
Mejorar las cosas.

Casi llegamos a creer que podíamos ser iguales.
Iguales a los otros.

Pero no.
Todo fue en vano.
La detención de mi abuelo.
El silencio de mi padre.
La lucha de ellos.

Decidieron que habíamos llegado demasiado lejos.
Se inventaron la palabra crisis.
Y nos la tatuaron en la piel.
Para que no olvidásemos quienes somos.
Y así siguiéramos
(como debe ser)
presos de nuestros temores al futuro
y condenados
a jamás
disfrutar del presente.

¡Malditos sean!

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 6 de febrero de 2016



DESDE LA PANTALLA

Es bonito el mundo desde la pantalla. Desde el sofá. Mola. Sentarse ahí y verlo todo. Mi planeta. Como dios. Cómodamente. Con unas pastitas. O una cervecita y unos bocabits. Darle al botón del mando. Sin necesidad de levantar el culo. Apretar y zas. El Sánchez. El Barça. El Urdangarín. Homs. Oh. Qué pena. Las casitas. Como Bosnia. Pobres. Ya llevan tiempo, ya. Un año por lo menos. O a lo mejor es más. Está loca esa gente. Los de las barbas. Y los otros. Por dejarse. Yo no me dejaría. Pues bueno soy yo. Como para dejarme. Otro sorbito de cerveza. Esas cosas no pasan aquí. En el mundo civilizado. Solo en esos países. Total. Mira tú. Siria. El Tigris. Damasco. Los toros alados. Antioquía. Unos analfabetos. Ya ves. Y el tiempo que llevan además. Lo menos un año. O dos. Vaya. Se han acabado los bocabits.
Me voy a buscar más.

¡Qué pereza levantarse!

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Homs, en Siria.

viernes, 5 de febrero de 2016

jueves, 4 de febrero de 2016



SEÑALES DE OTRO MUNDO

Estoy acojonada.

Sí, ya sé que eso no se dice pero lo estoy. Y es que creo que esto es cosa de marcianos. Ya me quedé ayer un poco mosca cuando vi un campo labrado en el que habían trazado un semicírculo perfecto, que yo ya empecé a imaginar al tractorista atando una sierga al guardabarros para usarla de compás y partiéndose de risa, metido en la cabina con el móvil y una faria mientras marcaba el arco y pensaba en la nube de periodistas que iban a aparecer por el lugar. Y a mi me chocó, la verdad, porque me dije, mira qué original ha sido el hombre que ha dejado medio terreno labrado tal cual y en el otro ha hecho una filigrana. Pero supuse que sería creativo el individuo… que el hecho de estar ahí dándole a la azada no tiene por qué significar que uno sea un analfabeto sin inquietudes artísticas o culturales… que luego me quejo yo cuando me preguntan que qué hace una cajera de súper escribiendo poesía.
Pues eso: que al principio se me hizo raro pero luego ya el encontré la explicación. Con lo de la sierga atada al guardabarros haciendo de compás.

Pero lo de esta mañana me ha dejado muda de asombro. Señales. Directamente. Varias señales esparcidas por un solo tramo de la calzada. Y una de ellas semejando una flecha en plan empiece usted el ataque por aquí. Y en verde además. Y reflectantes. Que para mí que es con la finalidad de que se vean por la noche. Y desde arriba. Y me digo, ya están aquí. Ya han llegáo. Los invasores digo. Los del espacio. Los marcianos. O los que sean, que no tienen por qué venir de Marte, digo yo… No sé… lo mismo incluso vienen de un planeta de esos que no están ni inventados… de otra galaxia… Que igual, y bien mirado, no es ni para invadirnos. Que pueden ser chavales jovenzazos que le mangan al viejo las llaves del platillo mientras está viendo el Venus-Mercurio en el canal de pago y se acercan aquí con los colegas, a imprimir surcos en la tierra y a pintar grafittis… Que no sabemos si los extraterrestres son gente seria, como los suecos por ejemplo, o responden más a la tipología del andaluz guasón y un tanto gamberrete.

En fin… que a lo mejor también son marcas para indicar a los operarios de la brigada en qué baches hay que echar relleno, porque el camino está que da asco verlo… Pero me extraña, porque con esto de la crisis no hay pasta ni para eso.

Por eso considero más probable lo de los alienígenas.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 3 de febrero de 2016



Y TÚ… ¿QUÉ HARÍAS?

- Mira, papá… Es chula esta foto. Están jugando.
- No, hijo… No juegan.
- ¿No? Pues parece divertido… trepar por una red para saltar al otro lado. A mí ya me molaría.
- No pueden pasar al otro lado, hijo.
- ¿Noooo? ¿Y eso?
- Porque hay soldados.
- ¿Soldados? ¿Soldados por qué? ¿Soldados para qué?
- Porque hay una guerra.
- ¿Al otro lado?
- No exactamente… en fin… Sí y no… Están protegidos pero no pueden salir.
- ¿Cómo prisioneros dices?
- Más o menos…
- Pero son niños… Y no van vestidos de presos… de rayas quiero decir… ni de naranja como en las pelis.
- Los presos no siempre están en cárceles. Ni van vestidos de presos.
- ¿Quieres decir que no pueden salir de ahí?
- No. No pueden.
- O sea que viven ahí… encerrados. ¿Y tienen ahí sus casas?
- No exactamente. Sus casas están fuera… Estaban fuera. Pero las destruyeron los soldados.
- ¿Y viven ahí, en esa cárcel que no es cárcel, con sus familias?
- A veces sí y a veces no…
- ¿Cómo que a veces sí y a veces no? Los niños tienen que vivir con sus familias.
- Ya… pero es que algunos no tienen familia.
- ¿Y por qué?
- Porque las mataron.
- ¿Quiénes?
- Los soldados.
- ¿Y por qué? ¿Eran malos?
- No.
- ¿Entonces por qué los mataron?
- Porque así es la guerra.
- ¿Y por qué es así?
 

- (Silencio)


- Jo… contéstame… ¿Por qué los mataron si no habían hecho nada? ¿Y por qué destruyeron sus casas? ¿Y por qué viven encerrados como presos sin muros de presos ni trajes de presos? ¿Por qué, si son niños?
 

- (Silencio)


- ¡Pero tú eres mayor! ¡Tienes que saberlo! Los mayores sabéis de estas cosas y podéis arreglarlas. Somos los niños los que no podemos. Porque no sabemos. Si yo fuera mayor y además fuera presidente… no sé… de alguno de esos países importantes, hablaría con alguien importante para que parasen esa guerra. No puede ser tan difícil… Es algo tan sencillo como no vender armas. Si no hay armas no hay guerras. Cerraría las fábricas de armas y les enseñaría a los niños en la escuela que matar es malo. A todos los niños del mundo. Y en todas las escuelas. Utilizaría el dinero que se usa para fabricar armas en construir escuelas. Y parques. Y juguetes. Cosas que sirvieran para algo. Y no para matar. Y a todos esos que matan y mandan matar los metería en la cárcel. Pero en una de verdad. De esas con muros gruesos. Para que no salieran y no pudieran matar a nadie más. Eso es lo que yo haría…
- Y tú… ¿tú que harías, papá…?

- (Silencio... )

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Fátima- Campo de refugiados de Za'atari

martes, 2 de febrero de 2016



CORAZAS

Quisiera acariciar con mis palabras tus oídos…

Poco a poco:
una dulce corriente azul y tibia
que atraviese, susurrante, el tímpano
y se vaya deslizando suavemente
hasta llegar a desprender
esas tercas espinas
que siguen enganchadas a tu corazón
y así poder crear en torno a él
un mullido envoltorio de ternura
que lo proteja para siempre
del dolor y la tristeza…

Y todo
sin tocarte…

Con tan sólo palabras.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 1 de febrero de 2016



MIERDA

Una de esas apasionantes escenas urbanas que tanto me gusta analizar:

Mi madre y yo vamos por la calle. Ella supera los ochenta. Buena condición física pero insuficiente para hacer una maratón. Ya me entienden ustedes. Grupo de niños juegan al balón. Quienes me conocen saben que soy de lo más antiprohibiciones y broncas a los niños que juegan en la calle que existe. Creo que están mejor dando patadas a una bola con sus amiguitos que encerrados en casa delante de la play. Y que en una ciudad hay sitio para todos. Si hay respeto.
Terminan la jugada cuando nos acercamos. Mi madre me previene, ya probé ayer este balón y no me gusta, dice. La madre de nuestra madre en que todas las hijas nos acabamos convirtiendo se pone en guardia y aguza los sentidos. Justo cuando vamos a pasar uno de los chicos bombea el balón hacia arriba en diagonal. El juguete pasa delante de mis ojos y es capturado al caer por el portero, un chaval de gafitas vestido de rojo.

Primer error: me encaro con él en lugar de con el que ha lanzado la pelota:
Yo: Cuando alguien pasa se detiene el juego (norma aprendida en la infancia)
El chaval: Tranquila que controlo.
Yo: (segundo error) ¡Y una mierda que controlas! Se para porque puede que tu colega no controle y le déis a alguien.

El "mierda" le ha puesto al chico la cosa en bandeja. Y es listo. Muy listo. Me doy cuenta en seguida. Se le nota. Un microbio redicho. Un pitagorín canalla que podría ser, me temo, un perfectísimo cabrón en el futuro. Ya no se disculpa. Ya tiene un argumento contundente con que rebatir todo aquello que yo pueda decirle. La palabra malsonante. Él insiste en que eso no se dice. Y yo en que eso no se hace. Él me dice que la palabra es fea y que no tengo educación. Yo le contesto, bastante cabreada y elevando el tono de voz (tercer error) que la palabra está en el diccionario. Y que su comportamiento también denota poca educación. Y falta de respeto. Él sigue a lo suyo, con el “mierda”… eso no se dice… Yo al final le respondo que lo importante son los hechos y no las palabras. Y él a lo suyo… mierda. En algún momento de la discusión me había dicho que quien lanzó el balón no había sido él sino su amigo. Y tiene razón. En eso sí. Su amigo… que por cierto, en cuanto se ha desatado la tormenta ha puesto pies en polvorosa y se ha arrimado a los otros tres o cuatro compañeros de juego, que han permanecido en un rincón, juntitos y en silencio, mientras el chaval de la camiseta roja se comía solito ese marrón.

Yo ahora mismo lo pienso y me avergüenzo. Por haber perdido el control. Espero que a él le pase igual. Que se avergüence digo. Por no haber respetado el paso de dos mujeres que podrían ser su madre y su abuela. Aunque la culpa la haya tenido el otro. El que lo ha dejado ahí, dando la cara.

Espero que esta anécdota le haga reflexionar. Porque era listo, insisto…

Y porque si no reflexiona lo tenemos claro.

Los dos.

#SafeCreative Mina Cb