A LA LUNA
Yo quiero ir a la Luna.
Tú dices que hace frío.
Haré el viaje de día
para ver el camino.
Me llevaré dos mantas,
los patucos, un libro
y a mi gatito Robin
que pesa nueve kilos.
Yo quiero ir a la Luna.
Queda en la nave un sitio:
te doy este poema
si te vienes conmigo.
#SafeCreative Mina Cb
SOPORÍFERO
Un sopor insoportable
me asalta por la mañana
cuando suena la campana
y debo ser responsable.
Una modorra asesina
llega a la hora del café
cuando quedan, y lo sé
varias horas de oficina.
Una mosca del carajo
se apodera de mi ser
justo después de comer
cuando he de volver al tajo.
Una sueñera ejemplar
se presenta, con agobio,
cuando quedo con mi novio
al salir de trabajar.
Una hipersomnia me da
cuando en casa, finalmente
me instalo cómodamente
en un rincón del sofá.
Mas si de inmediato cojo
y me acuesto, ya no hay caso.
Se me va el sueño y me paso
la noche sin pegar ojo.
#SafeCreative Mina Cb
EL BAR ISIDRO
Hace unos cuantos años, en el siglo pasado, el escritor tudelano Jesús Martínez Escalada publicó un par de libros titulados “Historia de las calles de Tudela”, el primero, y “La historia de Tudela contada por sus calles”, el segundo. Era don Jesús un lugareño casta que amaba a su familia y a su pueblo y que gustaba de ir de bar en bar charlando con la gente, motivo por el cual yo siempre he pensado que a esos dos volúmenes les faltó un tercero que llevase por título “La historia de Tudela contada por sus bares” en el que se hablase, por supuesto, del Isidro.
El bar Isidro brotó frente a la catedral, si la memoria no me falla, a principios de la década de los noventa, sumándose a esa nueva corriente de locales que pensaban tanto en la gastronomía como en el beber. Fue en el momento en que el Tubo acababa de ceder el testigo del chiquiteo a la zona de Carnicerías y San Jaime y llegó para hacerle un poco la “competencia” al Rancho Grande, que era el único por aquel entonces que le daba a algo más que a la Gilda y al pincho de tortilla, aunque con una diferencia, y es que el Isidro, un local de dos puertas, era muchísimo más grande y tenía más barra para exponer sus exquisiteces. Claro que si nos ponemos a pensarlo tampoco su oferta era tan convencional para la época. Creo que fueron de los primeros en la zona en trabajar los hojaldres, las tortillas rellenas y algunas otras opciones ciertamente atrevidas para la época. Sin olvidar por ello los calamares, ensaladillas, vinagretas y otros bocados de la carta tradicional.
El Isidro también tenía una cosa buena por sus dimensiones, y es que había muchas mesas y era relativamente fácil encontrar sitio para cenar. Y digo relativamente porque los sábados la cosa se complicaba bastante; tanto que al final era necesario pedir vez como en el médico y aún así de cuando en cuando se montaban trifulcas porque algún gracioso entraba de la calle y se sentaba directamente en la mesa que se acababa de desocupar y que estaba destinada para otros. A mí del Isidro me gustaban sobre todo las alcachofas. Las hacían como nadie. Aunque también se les daban muy bien las cazuelitas, la fritura, los revueltos... Y qué decir de esa carta de bocadillos, que nos salvó la vida tantas noches de fiestas, cuando el estómago no te admite una gota más de alcohol y hay que meter algo sólido para aguantar hasta la madrugada.
El Isidro tenía además un baño grande con una antesala de dimensiones generosas en la que podías entablar conversaciones con la gente mientras dabas saltitos con las manos sobre la vejiga. Y luego la plantilla, que de nada sirven los buenos alimentos si no te los dispensan con amabilidad. Recuerdo al personal de cocina saliendo a la barra a tomar un poco el aire, el trajín de la ventanilla por la que se deslizaban los platos y a la jefa siempre con esa sonrisa de quien acaba de enterarse de que le ha tocado el Gordo de la lotería. Y a Pedro y a Patricia, y al yerno andaluz, que a mil años que viva en la Ribera nunca perderá el acento. Y a los camareros del Bilbao yendo y viniendo delante de toda esa serie de reliquias del Athletic que adornaban el bar. Y las bullas de los días de partido. Y el gesto del dueño cuando entrábamos, según el número de personas que fuéramos, señalando con los dedos hacia el tirador la cantidad para ponernos los zuritos. Porque no hay tabernero con solera que no haga ese gesto al cliente al verlo entrar.
Una trayectoria, en fin, que se inició cuando todavía se podía fumar en los bares y terminó con la pandémica necesidad de colocar una terraza ante la fachada de la catedral. Toda una historia que quedará ligada para siempre al recuerdo de una época, en la que si nos íbamos del bar y nos faltaba alguien, le dejábamos recado al camarero (“si aparece Fulanito dile que vamos a la Estrella”) porque aún no teníamos whatsapp.
Ni puñetera falta nos hacía.
#SafeCreative Mina Cb
GRACIAS
DÉCIMA ESTIVAL
Lo mismo que una marmota
duermes durante el invierno,
cuando nos parece eterno
el frío que duro azota
y los dedos agarrota.
Mas al llegar el calor
reapareces, seductor,
meciendo alegre tus palas
para refrescar las salas
¡Bendito ventilador!
#SafeCreative Mina Cb
CUENTA ATRÁS
Empieza la cuenta atrás:
Ayer era veinticuatro
y siguen con el teatro
de si delante o detrás,
de si menos o si más
y a falta de treinta días
no han dicho sus señorías
aún (y manda botones)
dónde irán las atracciones.
Cosas de las mayorías...
#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Blanca Aldanondo
A LA JOTA JOTA
Que el Frontón ya no es frontón,
que va a ser sólo Ribotas.
Si te gusta cantar jotas
búscale una entonación.
Quince mil euros pa trapos
p’al equipo del alcalde.
Como les salen de balde
van a estar mucho más guapos.
Si hay por ahí tanta terraza
que ya no se puede andar
hay mas sitios pa pasear
que la zona de la plaza.
Si está Tudela de mierda
como el palo un gallinero
la culpa no es de Toquero.
¡Viva el Betis manque pierda!
Si no saben los feriantes
donde los van a mandar
que sepan que pa votar
hay que pensarlo bien antes.
Y si te sientes cual puta
por rastrojo por todo eso
pues te la comes con queso.
¡Toma mayoría absoluta!
#SafeCreative Mina Cb
Cuéntame cómo vives:
Si te levantas pronto.
Si tomas el café frío o caliente,
sólo o con leche.
Si hay bizcochos.
Si paseas por las mañanas junto al mar.
Si a mediodía te sigue gustando tomar un vino blanco.
Si aún coleccionas botellines de cerveza.
Y si al caer la tarde
cuando el sol ya está bajo
puedes respirar hondo
y pensar que ese día
ha valido la pena.
#SafeCreative Mina Cb
TILDANDO
(que es ambiguo)
Si es aguda suena fuerte
la sílaba del final,
tildando si acaba en “on”
en “n”, “s” o vocal.
Es llana si la penúltima
sílaba se escucha más
y se tilda si no acaba
en “on”, “n”, “s” o vocal.
Y ya, si la que resuena
es la que va más atrás
siempre tendrás que tildarla
pues esdrújula será.
Pero sea como sea,
el acento siempre está.
Lo que se marca es la tilde:
no lo debes olvidar.
#SafeCreative Mina Cb
FALSA MONEDA
Hace algún tiempo todo me pesaba
y el odio desbordaba mi costal
y aullaba de dolor como un chacal
herido al que la vida se le acaba.
Encerrada en mí misma y aún esclava
de la piel de un Adonis irreal
en el que quise ver mi hombre ideal
ningún remedio me resucitaba.
Fue la estúpida causa del castigo
el ser tan solamente del montón
pues la elegancia nunca fue conmigo
aunque si algo me sobra es la ilusión
que, la verdad sea dicha, a mí contigo
me valió lo que un euro de cartón.
#SafeCreative Mina Cb
CAJAS
Voy camino al trabajo
muerta de sueño
sorteando los baches
del Casco Viejo.
Serán dentro de poco
las siete y media
y por la calle andamos
sólo currelas.
Al salir hacia el centro
veo, en la plaza
dos cajas, una verde
y otra naranja
que parecen pintadas
con un spray
y de inmediato siento
curiosidad
y pienso en que lo mismo
dentro de alguna
puede haber un tesoro,
una fortuna
en billetes de cinco
que una pareja
de novios ha perdido
tras de su fiesta.
Me acerco cautelosa
pero, ipso facto
se me viene a la mente
lo del juzgado
y huyo a toda pastilla
que igual son drogas
o se activa, al tocarlas
alguna bomba.
#SafeCreative Mina Cb
