sábado, 30 de agosto de 2014



ESTROFAS ROTAS

Se torna la ausencia en poema:
Son puntos los besos,
comas las miradas…

Recorren mis dedos las teclas:
V de vacío.
N de nostalgia…

No encuentran su sitio las letras:
Sílabas esquivas,
errantes palabras…

Me salen estrofas a medias.
Golpeo el teclado…
¡Cómo te echo en falta!

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 29 de agosto de 2014



UN BESO

Él era un tipo duro y sin escrúpulos. Uno de esos fulanos que acababan siempre siendo invitados a abandonar los clubs de alterne por un par de gorilas malcarados. Un chaval que había tenido mala suerte, que no había podido ir a la escuela, que se había criado entre reyertas y amenazas, que había tenido que aprender a usar los puños y más tarde otras cosas, para poder sobrevivir. Un hombre sin familia y sin destino, un bandido al que la sociedad había dado la espalda hacía años. Un paria. Un buscavidas.
Un canalla.

Ella no había tenido mejor suerte. La mayor de seis hermanas, un padre que le daba a la botella y una corte de parientes y vecinos que entraban y salían, vaciaban armarios y cajones y aprovechaban las ausencias del patriarca para encerrarse en un cuartucho con su madre, esa mujer avejentada y ojerosa que utilizaba sujetadores con corpiño, que fumaba sin parar y guardaba en una lata de galletas los billetes que algunos visitantes le entregaban antes de partir y a la que vio, de vez en cuando, el maquillaje emborronado, limpiarse las lágrimas con la manga de la blusa mientras freía los filetes.

Se encontraron una noche en esa esquina. Ella estaba sentada en un portal. Sollozaba y recogía sus enseres, esparcidos por el suelo, dentro de un bolso de falsa piel de cocodrilo. Él deambulaba por las calles un poco borracho. Acababan de echarlo del casino porque el croupier decía que intentaba hacerle trampas. Pero no era verdad. Simplemente había descubierto el ángulo de inclinación de la ruleta. Y estaba aprovechándose de tal hallazgo. Y claro, en cuanto el dueño del garito se dio cuenta le mandó a sus matones, que tardaron dos segundos en sacarlo a patadas de la sala.

Se acuclilló a su lado, la ayudó a recoger sus posesiones y le tendió un pañuelo con que secarse las lágrimas. Era bella incluso con la cara sucia. Se parecía a Lana Turner. Aún conservaba el carmín y tenía una intensa y triste mirada de color azul con la que acompañó aquél escueto “gracias” que salió entre sollozos de su boca.
Algo se le removió dentro, en las entrañas. Algo que jamás había sentido por nada ni por nadie durante todo el transcurso de su perra vida. Miró tiernamente a la mujer, una chiquilla prematuramente envejecida, y sintió que las piernas le temblaban. Se aproximó lentamente, sin dejar de mirarla, y la besó; un beso amargo y dulce al mismo tiempo; un beso inacabable en el que quiso verter todas las frustraciones y dolores, y que ella le devolvió con la misma desesperación y el mismo empeño. Un beso agónico y potente; uno de esos besos que anulan la razón y absorben el alma con su fuerza redentora.
Un beso de verdad.

Un beso eterno.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 28 de agosto de 2014



LAS DESPEDIDAS

Tienen las despedidas siempre un aire marinero, como de velero que se aleja dejando una estela que enlentece el tiempo mientras que su silueta inmaculada y puntiaguda se pierde en el rosado atardecer.
Llevan las despedidas siempre aparejado un cortejo de canciones y lugares que hacen brotar las lágrimas, torrentes o goteos, dependiendo del día, cada vez que una melodía nos envuelve o que transitamos por aquella calle donde sucedió tal cosa. O cuando entramos por primera vez solos en el metro, o en un café, y los recuerdos se nos vienen encima en avalancha, y sentimos el enorme vacío de una mano sobre el hombro, una presencia a nuestro lado, una voz tras nosotros. Y hacemos un esfuerzo. Y nos sobreponemos. Y traspasamos ese umbral amado y maldito al mismo tiempo.
Solos.
Por primera vez.

Tienen las despedidas un cierto componente de aventura, de augurio, de no saber muy bien por dónde ir; de andar a oscuras y al tuntún, sin linternas ni persianas levantadas que dejen pasar la iluminación de las farolas de la calle; de extraviarse en el bosque por la noche y no tener muy claro si vamos a encontrar la guarida de un pastor o la de un lobo; de estar perdidos sin documentación en un país extraño cuyas costumbres ignoramos y en el que nadie habla nuestro idioma.
Tienen las despedidas un aire incierto e intrigante; un empezar de cero sin volver a la casilla del inicio; un rehacer la vida sin tener ni idea de por dónde ponerse a la faena; un despertarse una mañana y ver que las calles han desaparecido y sólo nuestra casa sigue en pie; un sentir sin sentirse; un mirarse sin verse; un vivir a lo tonto…

Tienen las despedidas un algo que nos aparta del mundo de repente y sólo unos minutos: el tiempo justo para ver cómo las velas se funden con la inmensidad del horizonte mientras que nosotros permanecemos clavados a la orilla, anclados, inmóviles, hieráticos, incrédulos… Atónitos espectadores que agitan los brazos como espantapájaros, un adiós ridículo y mimado, ensayado mil veces, retrasado mil años, temido mil milenios…

Inevitable al fin.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 27 de agosto de 2014



LLEGARÁ LA PRIMAVERA

Me sentaré a esperar la primavera:
ya bostezan las nubes más temprano,
ya esconden las violetas sus colores.
Ya llega el amarillo. Adiós, verano.

Me sentaré a esperar la primavera:
el dulce otoño llegará plagado
de reflejos dorados y de suaves,
renovadores, vientos entibiados.

Me sentaré a esperar la primavera:
el invierno plomizo vendrá al cabo,
gris y purpúreo, largo y navideño
como la ajada capa de un rey mago.

Me sentaré a esperar la primavera:
limpio vergel de almendros sonrosados,
de alborotadas luces, de torrentes,
de brotes nuevamente renovados.

Me sentaré a esperar la primavera:
los días van cortando ya sus tallos
y aguardan, con paciencia, los verdores
que esparce el resplandor del sol de mayo.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 26 de agosto de 2014



EL VAGABUNDO

Me he cruzado con él infinidad de veces. Pasaba raudo, silencioso, como preso de una rabia y una energía desbordantes. Iba siempre magullado y tenso, el blanco manto erizado, la cola rígida, arqueado el lomo.
Un guerrero. Un cazador.
Un superviviente ...

Intenté varias veces acercarme, las raras ocasiones en que lo sorprendía sesteando sobre el mullido cojín de hojarasca que en pocos días, pocas horas quizás, ha de servirle de mortaja. Pero siempre alzaba la oreja puntiaguda, se levantaba como un rayo y escapaba, veloz, las piernas prestas todo el tiempo a la carrera.
Es el único miembro restante de una camada de gatos blancos que apareció en la zona durante la primavera. Eran varios, todos parecidos. Pero éste me gustaba especialmente por ese mechón negro a la altura de la nuca, que le daba un aire de gremlin malo y que lo hacía diferente de los otros. Es por eso quizás que era especialmente arisco y huidizo. Y tal vez, lo que son las cosas, esa diferencia que lo hizo devenir desconfiado ha sido la característica gracias a la cual ha sobrevivido a sus hermanos.

Hace tiempo que le perdí la pista. El verano está siendo raro y mis horarios parecían no coincidir con los de las andanzas del felino. Pero la semana pasada empecé a verlo, arrellanado sobre el pasillo de hojas secas, dormitando. Y me dejó acercarme más que de costumbre. Y pude por primera vez distinguir el ámbar transparente de sus ojos. Y unas ronchas que manchaban sus párpados. Y el pelo cayéndose a mechones. Pero aún así conservaba la energía suficiente como para salir de estampida en cuanto me arrimaba un poco más de lo prudente.

Ayer, por fin, pude hacerle una foto. Remoloneaba al sol, los ojos turbios y la respiración pesada. Miré sus pupilas moteadas y enfermas y vi la placidez del descanso, del fin de una vida bien aprovechada, una vida plagada de reyertas, de cortejos, de carreras a la caza de un ratón. Una vida intensa. Salvaje. Una vida en libertad.

Esta mañana lo he visto de nuevo. Alguien había depositado en las proximidades recipientes con agua y con comida. Aún he podido aproximarme más, casi hasta tocarlo. El animal permanecía inmóvil, tranquilo ya, como aquél a quien le da lo mismo todo porque ya todo ha perdido. Lo he contemplado largamente y he pensado en la fortuna que ha tenido de vivir así, con plenitud y sin ser consciente del riesgo de poder perder la vida en el momento más insospechado. Y no me ha dado pena. Más bien he sentido como una extraña admiración. Y un profundo respeto.
Finalmente, me he incorporado después de echar un último vistazo a sus aún encendidas pupilas ambarinas y me he marchado despacio, pensativa…

“La espera”- me he dicho.
.
#SafeCreative Mina Cb

lunes, 25 de agosto de 2014



HASTA EL OLVIDO

Déjame amarte sólo hasta el olvido.
No es necesario, amor, que tú me quieras.
Déjame que atraviese la frontera...
que separa el vivir de lo vivido.

Déjame amarte, amor, aún sin sentido.
Aún sabiendo que amarte ya es quimera.
No me dejes llorando en la escalera
de este solar de muros derruidos.

Déjame amarte un poco… Seré fuerte
y sólo te amaré lo necesario:
lo justo, lo cabal... no va a dolerte.

Déjame amarte… Puedo prometerte
que tan sólo mi almohada y mi diario
sabrán que no he dejado de quererte.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Sybile Art

domingo, 24 de agosto de 2014



SALDRÉ

Saldré deprisa sin volver la vista.
Saldré deprisa sin decir adiós.
Saldré deprisa como entré en tu vida.
Saldré llorando de tu habitación.
Saldré sintiéndome triste y vacía.
Saldré llevando junto a mí el dolor.
Saldré escondiendo dentro tu sonrisa.
Saldré arrastrando el peso del amor.

No dejaré que digas ni palabra.
No te daré ni un solo beso más.
No podrás agarrarme por la espalda.
No intentaré que me acompañes ya.
Escaparé a hurtadillas de tu cama
para que no me puedas ver llorar.
Andaré muy despacio hasta mi casa
(aunque lo intentes, no me alcanzarás)
mientras derramo lágrimas amargas,
que me confirmen que llegó el final.

Me acordaré de ti todas las noches.
Me costará poder sobrevivir.
Intentaré buscar nuevos amores
para olvidarte… ¿Qué será de mí?
Pero no dejaré que me destroces:
No podrás acercarte. Esto es el fin.
Pues, aún teniendo el alma hecha jirones,
sé que mi vida no se acaba en ti.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 23 de agosto de 2014



OTRAS VIDAS

Ha llegado como un cliente más, la barra de pan en la mano. Le he calculado unos cuarenta, algo entrada en kilos, aire desaliñado y una expresión un tanto ausente, como de andar a la espera de aquello que se sabe de antemano que nunca llegará. Me ha mirado a los ojos, inquisitiva y penetrante, una de esas miradas que te desnudan el alma y te dejan indefensa. Ha colocado en mi mano las monedas sin dejar de atravesarme con su mirar castaño y apagado y me ha dicho, casi en un murmullo: “Se va haciendo difícil el vivir...”
Le ha sonado el teléfono. Ha respondido con desgana: “Ahora voy… Sí, ya lo sé… ¿Y qué quieres que haga? ¿Suicidarme?”

Le he dado el cambio sonriendo y me he sentido enormemente responsable al imaginar cuánto tiempo hacía que nadie le ofrecía una sonrisa. Otros clientes esperaban su turno en la fila. Le he dicho: “Ánimo”. Y la he visto salir por la puerta sin poder hacer nada, incapaz de correr tras ella y preguntarle qué es lo que la atormenta de tal modo, y por qué se le va haciendo tan difícil el vivir, y quién es esa persona a la que ha dicho que si quería que se suicidara. Y me he sentido inútil e inhumana por dejarla marchar así, sin haber tenido siquiera el tiempo de dedicarle un par de frases de consuelo. Sólo aquel escueto “Ánimo”, tan impersonal y tan pillado por los pelos con que la he despedido de mi vida, seguramente para siempre.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 22 de agosto de 2014



“TE QUIERO”

El portazo, que diría Sabina, sonó como un signo de interrogación. O más bien como la respuesta a todas las preguntas que durante los últimos meses había preferido no hacerse a sí misma. Sonó rotundo y retumbaron las paredes. Y se le comprimió el cerebro. Y al fin lo vio claro como la luz del mediodía. Y cogió el teléfono para llamarlo pero no lo hizo. Supo que era inútil. Así que fue deslizando su dedo sobre la pantalla, viendo desfilar las fotos y los nombres de todos sus contactos, al lado de los cuales aparecía el último de los mensajes recibidos. Le sobrevino un ataque de llanto incontenible al verlo: la última frase que él le había escrito antes de que ella consiguiera convencerlo de que tenía que aceptar que aquello era el fin; antes de dejarlo hundido en la desesperación y el estupor para rendirse al fin a las lisonjas y atenciones de un seductor de tres al cuarto y explicarle que lo suyo había estado bien, pero que el amor no era eso exactamente. Y que lo sentía mucho pero que, por favor, dejara de importunarles de una vez porque sus intromisiones no hacían sino entorpecer una relación que, de no ser por él, hubiese tenido la transparencia y fluidez de un arroyo en la montaña. Recordaba la escena como si estuviera transcurriendo en ese mismo instante. La escena y aquél último mensaje que él le envió antes de desaparecer de su vida.

“Te quiero”- decía la pantalla.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 21 de agosto de 2014



ESTÁN AHÍ

Cae la noche. Hace tiempo se encendieron las farolas en las calles. La quietud se adueña de los edificios, cuyos rellanos huelen a sopa y a tortilla. Los niños duermen y las luces van apagándose tras las ventanas.

Es la hora de los solitarios. De los noctámbulos. De los desamparados. De los malqueridos. De los soñadores. De los abandonados. ...

De los ilusos…

Pero también la hora de los embusteros. De los embaucadores. De los delincuentes. De los ladrones de identidades, lobos con pieles de cordero al acecho de víctimas necesitadas de palabras dulces. Es la hora del engaño y la lisonja, del halago y el melindre, del cortejo y la persecución.

Es la hora en que los predadores aprovechan para tender sus trampas de frases almibaradas y canoras, para aproximarse con sigilo a aquellas presas a las que más tarde sacarán el corazón con el objeto de engullirlo de un bocado. Es la hora en que las mentiras se apropian de la atmósfera, una densa neblina granulosa que deja entrever la silueta de la luna llena por entre sus jirones. Es la hora en que los bandidos se apoderan de los restos del amor que otros despreciaron, patéticos despojos que las lágrimas convirtieron ya en papel mojado y que se aferran, ennegrecidos y pastosos, a las paredes del alma acongojada. Es la hora en que el villano asoma su colmillo de oro, sonrisa ladina e intrigante, y escupe más que silba una gastada melodía de arrullo y seducción. Es la hora en que el vampiro observa, suspendido del alféizar de la ventana del piso de arriba, la desnuda silueta de la nuca de sus víctimas, vulnerables y solitarias presas atrapadas por la actividad que se desliza tras la pantalla luminosa.

Ya no sirven de nada los postigos. Los candados. Los cerrojos…
Invadirán tu casa. Te harán que les rebeles tus secretos. Se apoderarán de tu intimidad sin necesidad de vigilantes o cámaras ocultas. Te robarán la paz y el equilibrio. Destruirán tu vida si les dejas.

Están ahí…
Y no existe un lugar donde esconderse.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 20 de agosto de 2014



MUESCAS

Tan sólo una muñeca en la vitrina,
una muesca en el cincho, otro capricho,
un puñado de fotos arrugadas...
que se hunden poco a poco en el cajón…

Tan sólo una presencia pasajera,
la pasión de una noche más bien larga,
un incómodo lastre en el bolsillo
que de alguna manera hay que soltar.

Tan sólo un corazón… No es para tanto,
si al fin y al cabo no se ha de parar…
Las heridas se curan con el tiempo
y nunca un mal duró más de cien años.

Tan sólo una presencia en el camino,
un puñado de frases que el viento se ha llevado,
un mísero segundo en el curso de la vida,
una nueva conquista… Tan sólo una mujer.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 19 de agosto de 2014



EL TIEMPO DORMIDO

Se quedó el tiempo dormido una madrugada, un tanto achispado, a la luz del farol. Era entonces este un barrio populoso plagado de comercios, un trasiego continuo de señoras con capazos cargados de verduras y carros de mano empujados por abaceros que nunca tenían prisa, y que no dudaban en detenerse unos minutos ante la puerta de un colmado para charlar con los vecinos.

Hubo act...ividad tras las ventanas y niños alborotando por las escaleras. Y miradas curiosas espiando a las parejas tras el cristal. Y cortinas rematadas con volantes y recogidas a los lados con cintas de raso. Y alfombras suspendidas del alféizar a la espera del fin del zafarrancho. Y macetas floridas. Y puede que hasta un transformador clavado al muro con dos escuadras, que convertía los 220 voltios en 125. Y escaleras de madera apoyadas en la pared cuando la fachada se desgajaba y había que aplicar pegotes de cemento para después pintarla. Y aprovechar ya de paso y cambiar los cables pelados por el sol y el frío, y barnizar los marcos exteriores de las ventanas. Y, por qué no, sacarle al operario la bota para que echase un trago de morapio fresco, porque en esos tiempos aún no se había inventado lo de si bebes no te subas a una escalera de cinco metros. Porque entonces los albañiles, los pintores de brocha gorda, los electricistas y los fontaneros almorzaban un bocadillo preparado por la parienta y un buen latigazo de tintorro. Y no se ponían arneses ni casco. Ni miraban al reloj continuamente. Ni trabajaban a destajo. Ni tenían prisa por terminar porque el plazo de entrega amenazaba con rascarles el bolsillo si no lo respetaban…

Se durmió el tiempo y se despertó décadas más tarde. Y la pintura estaba desconchada. Y los muros roídos por el cierzo y por la lluvia. Y ya no había cortinas tras los cristales, ni miradas vigilantes, ni niños alborotando en la escalera. Y unos extraños garabatos cubrían la fachada. Y ya no se veían repartidores con remolques de dos ruedas, ni abaceros charlando en los portales, ni señoras con capazos cargados de verduras. Sólo el farol seguía allí, intemporal, erguido y solitario, metálico resquicio de un ayer en el que la vida transcurría más despacio.

#SafeCreative Mina Cb
Foto de Joaquim Torrents Delgado

lunes, 18 de agosto de 2014



LA RED

Existe una red invisible que nos salva, como a los trapecistas, de precipitarnos al vacío. Una red resistente y elástica, capaz de soportar el peso de un cuerpo cargado de emociones. Una red envolvente y confortable, como una hamaca tendida entre dos árboles sobre la que podemos descansar al abrigo del sol y del viento. Una red tejida con los brazos de todos aquellos que nos quieren y para los que somos importantes. Una red cuya solidez depende de la generosidad de nuestro corazón. Y de la fuerza con que nuestros propios brazos hayan sido capaces, a su vez, de fundirse con otros brazos para formar otras redes que en su momento sirvieron de colchón para otros cuerpos fatigados que estuvieron un día a punto de deslizarse por el abrupto, oscuro, aparentemente inacabable abismo de la desesperación.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 17 de agosto de 2014



AL FIN…

No evocará una losa mi paso por el mundo
ni esculpirán mi nombre cinceles de canteros.
Me iré sin alharacas
y en soledad, cual vine,
y no seré hojarasca debajo de un ciprés.
Me iré como las aves
al llegar el invierno...
y el viento mis cenizas con el se llevará.

No quedarán resquicios, agónicos fantasmas
que asusten a los niños la noche de difuntos.
No veré marchitarse
los tallos de las flores
tras el vidrio empañado de un verduzco jarrón.
No honrarán mi memoria
con misas de difuntos
ni habrá falsos halagos en torno a mi ataúd.

No pesarán mi alma los ángeles del cielo.
No habrá dios que me juzgue, pues en paz marcharé.
No habrá ningún objeto
que guarde mi memoria,
ninguna urna siniestra junto al televisor.
Será la propia estela
que mi presencia deje
quien me lleve a los mares de la inmortalidad.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 16 de agosto de 2014



LOS VIEJOS CAMPANARIOS

Tienen las campanas algo de presencia del pasado en el ahora, una especie de voluntad de no querer marcharse, de empeñarse en continuar presentes cada día, desafiando al caos del frenetismo urbano, aéreas e imponentes, ajenas a las prisas y al sonar de las bocinas impacientes, ancladas en su intemporal mecanismo de cuerdas y poleas y badajos que esperan, macizos y marciales..., el paso atronador de las paredes con que se han de encontrar para crear ese sonido poderoso y envolvente que lo mismo anuncia júbilo que misa de difuntos.

Me gustan las campanas añejas y oxidadas en las que por las justas se distinguen, como leyendas rúnicas, las marcas del orfebre que templó sus cuerpos torneados. Me gustan los bronces nuevos, restaurados y brillantes como de oro. Me gustan incluso aquéllos que soportan con dignísimo estoicismo la granulosa pátina de polvo y excrementos de paloma, ese estuco blanquecino que te mancha la ropa al acercarte y que a los niños les encanta rascar con las uñas cuando sus padres no los miran.

Me gustan sus rústicos soportes de madera, esos astillados esqueletos que semejan mariposas agrietadas, gigantescos y arbóreos lepidópteros en torno a cuyo cuerpo el campanero clavó los armazones de los que suspender el bronce. Me gusta verlas entrar y salir de la oquedad del campanario, alegres y bailarinas, poderosas y solemnes, jugando al escondite con el sol de la mañana. Me gustan las campanas porque nos atan a nuestra historia, porque están ahí desde los tiempos en que no existían los relojes ni las prisas; los ficheros, los parquímetros, las farmacias de guardia o cualquiera de esos elementos que rompen nuestros ritmos naturales, que nos condenan a vivir de forma intemporal, desordenada e inhumana. Me gustan las campanas porque me recuerdan quién he sido. Porque son parte de mi vida. Porque son de las pocas cosas que siguen siendo igual que cuando yo era niña. Y que serán igual el día que me muera. Igual de sólidas, de intemporales, de entrañables.

De auténticas en fin…

#SafeCreative Mina Cb

(Campanario de la iglesia de San Nicolás en Tudela)

viernes, 15 de agosto de 2014



SER LLUVIA

Llegar al límite.
Encontrar al fin la meta.
Sentir que el cerebro no da más de si,...
que las paredes de la cavidad craneana
se estrechan y comprimen la sesera
y las sienes duelen
como si alguien apuntalara un clavo al otro lado:
un golpe y otro golpe, tac… tac… tac…
rítmicos,
secos,
contundentes…
Sentir que las palabras se agotaron,
que los gemidos no sirven para nada,
que las lágrimas son tan sólo un salado goteo inacabable
incapaz de arrastrar el sufrimiento
y llevárselo al mar de la tristeza;
ese agrisado piélago,
denso y plomizo, falto de oleaje
en el que al fin las penas se diluyen.

Querer gritar y ya no tener fuerzas...
Ser una masa informe,
sólo un ente…
Ser y no ser, dejar de ser acaso…
Abandonarse,
plegar la identidad en un ovillo
y dejar que el dolor se desvanezca,
que la angustia eche amarras, llegue a puerto…
Y el cerebro se hastíe,
se deshaga de todo contenido…
Y el cuerpo caiga a plomo sobre las frías losas:
inerte al fin, en paz,
sin duelos ni congojas…
Y la razón se escape, rauda y oportuna
por algún orificio
y se vaya muy lejos y nos deje
a merced de los vientos bonancibles
que arrastran nubarrones
preñados de locura.

Y dejarse llevar por la tormenta...
Y ser lluvia…

                  ...Y llover sobre uno mismo.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 14 de agosto de 2014



FIERAS

Somos fieras…
Ayer fuimos amor
y hoy somos animales a la caza…...
Afilados colmillos,
puntiagudas garras,
poderosas mandíbulas voraces e insaciables…

Somos fieras…
Taimados predadores
que acechan en lo alto, silenciosos…
Pupilas dilatadas,
aliento contenido,
y los músculos prestos para el último salto…

Somos fieras…
Ayer nos devoramos,
amantes dentelladas pasionales…
Hoy se erizan las crines
y se arquean los lomos
y aúllan las gargantas furibundas...
                                             ...Es la guerra.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 13 de agosto de 2014



AL DÍA SIGUIENTE

Volvió a sentirse mujer después de varios meses de lágrimas y encierro. Se entregó de nuevo y de lleno al apasionante juego de la seducción y se sintió como una quinceañera efervescente. Se compró ropa y se cortó el cabello, y hasta se puso tacones para la primera cita, una cena íntima en un local romántico durante el transcurso de la cual pudieron constatar que tenían muchas cosas en común. Muchas, que no todas. Porque en ese encuentro descubrió en él un par de defectillos que le alejaban algún que otro kilómetro de lo que ella había imaginado. Pero se dejó llevar por sus encantos, su conversación y esa amabilidad que tanto la había incomodado en un principio, y al final acabó cayendo entre sus brazos, una noche un tanto insulsa y previsible en la que él dio el alma mientras que ella no hizo sino poner el cuerpo; una experiencia frustrante que, lejos de reconciliarla consigo misma, no hizo sino devolverla a ese periodo alocado y vacuo de la adolescencia, en que su autoestima se medía por amantes y no por guiños hechos a sí misma desnuda ente el espejo. De modo que a la mañana siguiente lo despertó con un beso y un café y le dijo que había sido muy bonito.

Y se marchó para no volver jamás.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 12 de agosto de 2014



SECRETOS

Debería existir en los armarios del alma un lugar especial donde guardar los secretos. Un bello cajón bien ajustado, forrado de terciopelo negro y con departamentos aislados entre sí; ligero y silencioso, que se deslizase suavemente por las guías para permanecer herméticamente cerrado sin necesidad de que ninguna llave hubiera de resguardar su contenido; un receptáculo estanco donde las palabras y las imágenes descansasen, dulces o amargas, añejas o novedosas, sabedoras de que ninguna circunstancia de la vida se atrevería a importunarlas.

Debería existir un lugar inaccesible donde recoger todas esas confidencias que alguien nos ha contado en un momento de amargura o desamparo y que a veces, de puro sorprendentes, nos cuesta tanto no compartir con otros. Por eso y porque en ocasiones las confesiones son de una tal dureza que se hace difícil soportar el dolor en soledad. Pero hay que hacerlo, puesto que los secretos nunca deben ser transferidos más que por unos labios. Y una vez han sido lanzados a la atmósfera, o guardados en la retina, su eco ha de ser borrado para siempre, y se han de encerrar, como piedras preciosas, en lo más profundo de nosotros mismos. Y hasta hay que olvidarlos si hace falta para evitar su difusión. Porque un secreto no es sino el resultado de un momento de debilidad o de zozobra, de un vahído del ánimo que nos empuja, casi sin sentirlo, a depositar en otras manos nuestra congoja, nuestra sorpresa… nuestra vulnerabilidad. Y aunque a menudo nos arrepintamos de habernos dejado llevar por la angustia y haber mostrado a alguien el interior de nuestras almas, también es cierto que estas confesiones, además de aliviar el peso de nuestros corazones, llegan a crear con los receptores de la información mágicos vínculos que, a menudo, ni la muerte consigue destruir.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 11 de agosto de 2014



MUERO SIN TI

Muero sin ti…
Se me apaga la vida a cada paso,
se me consume el cuerpo lentamente,...
se me agota el espacio en los pulmones.

Muero sin ti…
Margarita y sus frágiles camelias
se agostan, silenciosas, en el vaso
mientras Armando juega al Casanova.

Muero sin ti…
ridículo en los tiempos que vivimos
morir de amor en vez de de un infarto,
o de una colisión en la autopista.

Muero sin ti…
Ya sé que no me pega ser tan ñoña;
pero aquí cada cual tiene su vicio
y el mío, de momento, aun eres tú.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 10 de agosto de 2014



LA MANICURA

Se había propuesto pintarse las uñas. De hecho, hacía meses que el frasco de esmalte que le habían regalado en una de esas reuniones de asociaciones de consumidores a las que asistía muy de vez en cuando dormía en el interior del estante del baño, pudriéndose entre pinceles, brochas, lápices perfiladores y demás aparejos. Llevaba la manicura a medio hacer cuando la idea la sorprendió,... intempestiva y reveladora como de costumbre, y salió de estampida hacia el ordenador antes de que las palabras huyeran de su cerebro y se disiparan en el maremágnum de su inagotable imaginación. Le salió un poema hermoso. Un poema de amor, de esos que ponen a todo el mundo los pelos como escarpias. Un poema sentido y sugerente, cargado de dulzor y de amargura, como corresponde a la descripción de una pasión secreta que seguramente nunca llegaría a consumarse. Un poema que nunca nadie leería. Porque se consideraba una escritora mema y cursilona que mantenía en secreto su afición, sin perder, eso sí, la esperanza de ganar en el futuro uno de esos concursos a los que algún día se atrevería a presentarse.
Guardó el texto en una carpeta y comprobó, horrorizada, que disponía de tan solo un cuarto de hora para arreglarse. Así que se metió en la ducha, se cepilló el pelo, se puso lo más decente que encontró por el armario y salió a todo correr, bajando de tres en tres las escaleras.

Cuando llegó al bar, veinte minutos tarde, sus amigas la esperaban. Impecables, como siempre. Se volvió hacia el camarero para pedir un gin-tonic y se vio a si misma reflejada en el espejo situado tras la barra. A sí misma y a ellas, monísimas todas.

Y se repitió una vez más para sus adentros que lo suyo no tenía remedio.

“Ya perdonaréis- mintió-. He tenido problemas para arrancar el coche”

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 9 de agosto de 2014



EL PORQUÉ DE LA RABIA

Desde luego que es hermoso el amor. Y la primavera. Y las margaritas del campo que se abren con la luz de la mañana y se repliegan, tímidas y cautelosas, al aproximarse las sombras de la noche, ese siniestro fantasma bajo el amparo del que moran criaturas malignas y enigmáticas, pero sin cuya presencia las pobres flores se achicharrarían de calor, las mareas dejarían de existir y la naturaleza se volvería del revés. Y es que la noche es tan necesaria como el día, aunque su leyenda negra (y nunca mejor dicho) haya venido siempre acompañada de embrujos, crímenes y delitos de todas clases. Y es por eso que asociamos casi todas las actividades pecaminosas a la noche, y dejamos las más pacíficas e inocentes para las horas de luz. Y así vivimos una doble vida: la exterior de día y la interior de noche. De día trabajamos, paseamos por el parque, jugamos con los niños… y de noche dejamos salir la bestia que llevamos dentro y nos vamos de bares, o al casino, o hacemos el amor… No es fácil imaginar un concierto de los Sex Pistols a plena luz del día, o a Edgard Alan Poe escribiendo sus asesinatos de la calle Morgue sentado en un banco del parque una soleada mañana de domingo mientras las niñeras empujaban sus cochecitos de capota.

Todos somos día y noche. Luz y oscuridad. Todos los somos. Y el que no lo sea que se vaya sometiendo a un psicoanálisis. Pero todos ocultamos, o intentamos ocultar, nuestro lado más siniestro. Y es por eso que nos gusta leer historias de amor y ver cuadros de paisajes. Y que alabamos y celebramos la alegría. Porque no nos hace pensar. Porque simplemente nos adorna la vida, nos entretiene el pensamiento y nos deja un regusto como de ser los más buenos y los más bonitos del mundo.
Otra cosa ya es leer historias tristes. Porque nos entristecen. Pero también nos gustan, quizás porque nos hacen sentir acompañados en nuestra propia desgracia o porque nos recuerdan, a veces, que hay quien está peor que nosotros. Y porque la tristeza despierta la añoranza, y desata las lágrimas, que son a menudo un balsámico calmante del espíritu. Y porque el dolor nos une. Y nos humaniza.

Pero ¡ay! cuando se mientan la cólera y la rabia… Y sobre todo si van acompañadas de un soterrado deseo de venganza. Entonces a todos nos sale ese pedazo de santón que llevamos en la conciencia y nos erigimos en paladines de la compasión y la indulgencia, y tiramos de las orejas a aquél que, enrojecido y furibundo, escupe sapos y culebras por la boca. Y a menudo no nos damos cuenta de que la rabia no es sino la noche de los hombres, el lado oscuro, el pérfido elemento necesario que en ocasiones nos sacude y nos pone en movimiento, y nos empuja a rebelarnos contra aquello o aquellos que nos están hundiendo en la miseria… a veces contra gentes que ponen sobre un tablero imaginario nuestras vidas y juegan a ajedrez con nuestros destinos. Gentes como nosotros, de nuestra misma condición, elaborados de la misma pasta. Gentes que saben, porque también ellos tienen sentimientos, el sufrimiento que sus conductas pueden llegar a causarnos. Pero que por nada del mundo rompen el tablero y dicen se acabó, sino que continúan, un movimiento tras otro, condenando nuestras vidas a un inmisericorde jaque al rey del que ni la magia de Harry Potter puede salvarnos. Gentes que aman, y para las que las margaritas, las mareas y la primavera también existen. Como para nosotros. Y que las disfrutan con la misma intensidad. Y que no tienen ningún derecho a jugar con nuestras vidas. Ni con las mareas. Ni con las margaritas.

Es por ello que la rabia existe.
Porque existen ellos.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 8 de agosto de 2014



RABIA

Que mi dolor te alcance y te traspase
y te atrapen las garras de la pena
y que no halles consuelo, y se transformen...
el día en noche, la quietud en guerra.

Que todos los segundos de tu vida
se tiñan de carmín sanguinolento.
Que no encuentres la paz, que te persigan
el pánico y la angustia incluso en sueños.

Que no se apaguen nunca los quejidos
que atormentan tu pérfida conciencia;
y que seas consciente a cada instante
de la maldad que corre por tus venas.

Que la sombra del daño que has causado
te envuelva en las tinieblas para siempre…
y que el pesar te cele, te acompañe
y te guarde hasta el día de tu muerte.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 7 de agosto de 2014



LAS FECHAS SEÑALADAS

Las fechas señaladas vienen siempre cargadas de alegría o de dolor. Es por eso por lo que a nadie dejan indiferente. Las fechas señaladas nos traen indefectiblemente a la memoria a aquellos que partieron para siempre y cuyos huecos nunca volvieron a llenarse. O lo que es peor, a quienes decidieron marcharse de nuestras vidas y a los que sabemos lejos, inalcanzables y amados, ...habitantes de otros lugares y otras existencias.

Las fechas señaladas son hitos en el calendario, mojones del camino al lado de los cuales nos detenemos una vez al año para asomarnos al mirador del horizonte y constatar, como cuando uno se coloca frente al mar en le transcurso de un mediodía limpio, que la tierra no es plana. Son esas atalayas desde las que mirar al cielo es casi una experiencia mística que nos renueva y nos hace madurar a un tiempo, una metamorfosis cronológica durante la cual nos desprendemos de la vieja piel para enfundarnos otra nueva, a veces más brillante y otras más ajada, dependiendo de los reflejos que el sol despida esa mañana y de la luz con que ilumine nuestros corazones.

Las fechas señaladas son la constatación del estado de las heridas que la vida va abriendo y cerrando en el espíritu. Son el momento del reencuentro e incluso de la reconciliación, si no es posible con aquéllos que nos hirieron al menos con nosotros mismos. Son la esencia de la existencia, una inevitable entrevista con lo cotidiano, un combate sin prórroga mediante el cual nos enfrentamos a nuestros miedos y nuestras ambiciones; un espacio para el balance y para la reflexión; para la decepción y para el gozo; para la risa y para el llanto… Pero sobre todo para la purificación del alma; ya sea mediante la evocación de aquello que nunca más tendremos y que nos hizo tan felices o bien mediante la construcción de nuevos proyectos que llevar a cabo y que dibujarán una sonrisa en nuestros labios cuando llegue el momento de evocarlos, envueltos en el sedoso y fragante papel de la nostalgia, en el transcurso de las fechas señaladas que vendrán.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Sybile Art

miércoles, 6 de agosto de 2014



SIN SENTIDO

No quiero amor con miedo ni con desconfianza.
No quiero amor con posos de amores fracasados.
No quiero amor herido.
No quiero amor cobarde.

No quiero amor que beba de ayeres pesarosos.
No quiero amor que anuncie catástrofes futuras.
No quiero amor viciado.
No quiero amor vencido.

No quiero amor que marche pisando las cenizas,
con los pies ulcerados y el caminar cansino.
Quiero amor entusiasta.
Quiero amor renovado.

No quiero amor amargo que cargue a sus espaldas
la pesada mochila de antiguas decepciones.
Quiero amor sin pasado.
Quiero amor sin excusas.

No quiero amor furtivo que tenga que ocultarse
de miradas ajenas como lo hace un bandido.
Quiero amor sin cadenas.
Quiero amor sin mentiras.

No quiero, en fin, amor, como el amor se entiende
a mi edad: realista, sesudo y previsible.
Quiero amor sin sentido:
Amor enamorado.

#SafeCreative Mina Cb

martes, 5 de agosto de 2014




MIS APASIONANTES CONVERSACIONES CON TELEFÓNICA O CÓMO REVIVIR LOS DIÁLOGOS DE LOS HERMANOS MARX EN PLENO SIGLO XXI
(Basado en hechos reales)

Domingo. Diez de la noche. Enciendo el televisor y en el monitor, impresa sobre fondo negro, aparece la frase “sin señal”. Un poco raro puesto que el aparato ha estado funcionando por tarde con normalidad. Presiono el botón “reset” del módem y lo intento de nuevo. Nada. Pantalla en negro. Desenchufo la instalación, espero unos minutos, conecto el módem y sólo se enciende la luz de “on”, mientras que las lamparitas que parpadean habitualmente permanecen apagadas. Presiono el botón de encendido del televisor y éste sigue sin recibir señal. Intento la táctica de supervivencia que me enseñó un técnico, esto es, desenchufar todo, resetear durante varios segundos tres veces consecutivas con un leve intervalo entre ellas, esperar un poco y volver a conectar el equipo.
Conjunto vacío.

Marco el 1004. Voz enlatada. Para hacer una consulta, puse uno; para averías, pulse dos; para contratar una línea, puse tres… y así hasta el infinito. Pulso la opción cuando por fin la metálica señorita me la dicta. Luego tecleo las nueve cifras del número de teléfono a que se refiere la consulta. Después, y en el momento oportuno, digo estúpidamente “No veo la tele”, sabiendo que nadie me escucha. Una dama cibernética me va guiando, paso por paso, para que efectúe todas las operaciones que ya había hecho con anterioridad (apagamódem-reiniciamódem-enciendetelevisor-noseve-vuelveareiniciar-vuelveaenecender-vuelveanoverse-vuelveaapagar…). Finalmente le dicen que van a entrar en mi línea, y yo contemplo aterrada cómo las luces del wifi se van y se vienen solas, como si mi casa hubiera sido invadida por los extraterrestres. Me quedo sin Internet (entonces sí que cunde el pánico) y al poco la engolada voz me dice: “Hemos pasado su incidencia al departamento técnico. Pulse el número de su teléfono móvil para que un operario se ponga en contacto con usted”

Lunes. Diez de la mañana. Voy por la calle. Suena el teléfono
Voz enlatada: “Buenos días, le llamamos del servicio técnico de MoviStar para comunicarle que su incidencia ha sido resuelta, Rogamos compruebe si el funcionamiento es correcto. Si la avería está solucionada, pulse uno. Si continúa teniendo problemas, pulse dos…”
Yo, insisto, estoy en la calle y por tanto no puedo hacer las comprobaciones pertinentes, pero cuando intento decírselo a la máquina esta me responde que disculpe-no-le-hemos-entendido. Así que cuelgo y llamo al 1004, momento en el que se inicia la conversación más apasionante de mi vida.

Piiiiiii….. Piiiiiiiii…. Piiiiiiii

Voz enlatada: “Bienvenido a MoviStar, patrocinador de Alicante, puerto de salida de la vuelta al mundo a vela. Si está usted interesado en información de nuestros servicios, manténgase a la espera. En caso contrario, pulse uno...”
Como ya me conozco la historia me mantengo a la espera, que si piensan que vas a comprar algo te ponen con un comercial, que al menos te escucha. Pasan unos minutos y al fin me atiende una operadora.

Operadora: “Buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?”
Yo: “Pues mire, señorita, resulta que anoche llamé al 1004 porque no tengo señal en la televisión, hicimos las comprobaciones pertinentes y me dijeron que me iban a mandar a un técnico. Pero en vez de eso me acaban de llamar al móvil para decirme que el problema ya estaba solucionado y que por favor me asegurase de que mi equipo funciona correctamente. Lo que pasa es que yo no me hallaba en mi domicilio, de forma que me era imposible hacer la comprobación. Y que, además, y puesto que quien me llamaba era un robot, no era posible que yo le explicase que no podía hacer la comprobación por no hallarme en mi domicilio. ¿Me entiende usted?”
Operadora: “Sí.”
Yo: “Y otra cosa que quería comentarle. ¿Por qué nos hacen ustedes teclear opciones en el móvil en vez de decirlas…? Porque, a ver, si uno va por la calle con el teléfono, y teniendo en cuenta la morfología del ser humano, lo que ustedes proponen es como un número de circo. Me explico: Si la máquina me dice que teclee el dos, yo tengo que separar el teléfono de la oreja para ponérmelo delante de los ojos y abrir el teclado para teclear el dos mientras que la grabación sigue en marcha, con lo cual no es posible que teclee y escuche al mismo tiempo… o sea, que mientras tecleo no me entero de lo que me dice el ciberoperador y para cuando acabo y me vuelvo a poner el teléfono en la oreja ya no sé si tengo que darle a la arroba, a la almohadilla o al número de mi psiquiatra. ¿No han pensado nunca ustedes en que si te retiras el teléfono de la oreja para teclear la opción ya no oyes las opciones siguientes…?”

Silencio sepulcral

Operadora: “Le recuerdo que ese sistema se utiliza también para concertar citas en los servicios médicos de la seguridad social”
Yo: “Vale, pero… ¿No le parece a usted que tengo razón”
Operadora: “Sí”
Yo: “¿Y los diseñadores del sistema…? ¿No cree usted que a los diseñadores del sistema se les podría sugerir algo menos reñido con la morfología humana…? No sé, algo como dictar la opción de viva voz”
Operadora: “Pues a lo mejor, pero es que ese es el sistema que utiliza todo el mundo”
Yo: “Ya… pero si no es efectivo a lo mejor habría que pensar en mejorarlo, ¿no le parece a usted?”
Operadora: “Tal vez sí…”
Yo: “De acuerdo. ¿Y por qué no ser ustedes los pioneros de la mejora? Seguro que sus clientes estarían encantados… Por cierto, ¿están ustedes grabando la llamada?”
Operadora: “No”
Yo: “Pues es una pena, porque podría pasarle usted a su jefe mi sugerencia a ver si decidía simplificar un poco este sistema tan ilógico y tan reñido (yo a lo mío) con la morfología humana”
Operaria (ya un poco harta): “Mire, siento mucho no poder ayudarle. Le sugiero que, una vez llegue a su casa, compruebe el funcionamiento de su equipo y si este no es el correcto llame al 1004 para que ellos pasen su incidencia al servicio técnico. Que tenga un buen día y gracias por confiar en MoviStar”

Lunes. Doce del mediodía. Vuelvo a encender la televisión y sigue sin funcionar. Pulso de nuevo el 1004. Paso por el enojoso trámite de escuchar y teclear hasta que al fin me atiende otra operadora a la que explico que anoche no tenía señal, que llamé a averías, que reiniciamos el módem, que entraron en mi sistema, que seguía sin funcionar, que me dijeron que me iban a mandar a un técnico, que esta mañana me han llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa, que he llamado al 1004 para decirles que me habían llamado para pedirme que comprobase si ya funcionaba y no estaba en casa y que ellos me habían dicho que una vez en casa comprobase si la señal llegaba y que si no lo hacía los llamase para decirles que me mandasen al técnico…
Una vez he terminado mi discurso, la señorita me ha dicho que desconectase el módem porque íbamos a hacer unas comprobaciones. Yo le he contestado que todas las comprobaciones habían sido hechas y que no pensaba hacerlas de nuevo. Ella me ha insistido. Yo me he cabreado. Ella me ha dicho que era el protocolo habitual. Yo le he dicho que estaba hasta el moño de protocolos y de reseteos. Y le he asegurado, ya de muy mal café, que no pensaba desconectar nada y que por favor me mandasen al técnico de una puñetera vez. Y ella me ha dicho, justo antes de colgar, que iba a pasar mi incidencia al servicio de averías, pero que tuviera en cuenta que si la anomalía la había provocado yo, tendría que pagar la factura de la reparación. Y a mi me han venido a la cabeza, justo después de colgar, la imagen de la señorita aquella de la serie “Fama” que les decía a sus alumnos lo de que si querían la fama tendrían que pagar por ella, algunos de los diálogos de “El Padrino” y unas cuantas escenas de las pelis de los Hermanos Marx que, por cierto, estoy viendo de nuevo en dvd aprovechando que la tele no funciona.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 4 de agosto de 2014



LA CENA ESTÁ SERVIDA

Aquella relación se les iba de las manos por momentos. Y por si aún le quedaba alguna duda, el contenido del paquete se lo dejó bien claro.

Un delantal....
Monísimo, eso sí, pero un puto delantal de cocinera. Ese era el regalo que él le ofrecía con motivo de sus veinte años de casados. Claro que se aguantó las ganas de coger el mechero de flambear y de pegarle fuego porque lo mismo se dejaba llevar por la emoción del momento y lo socarraba también a él. Y lo quería demasiado como para hacerlo. Así que le dio un beso y después los dos se fueron al trabajo, citándose para la hora de cenar.

Él esperaba algo especial aquella noche, pero cuando abrió la puerta no olía a nada… a nada comestible quiero decir. Tan sólo se escuchaba una sugerente música de fondo que dulcificaba un poco el rugido de sus tripas, habituadas al encuentro con los ricos manjares que le aguardaban siempre al volver a casa en fechas señaladas.
Sin embargo, y cuando entró a la cocina, lo único que encontró fue a su mujer reclinada sobre la mesa, una copa de cava en cada mano y el delantal como sola vestimenta. Lo que ocurrió a continuación fue como una tormenta. Ella lo asaltó prácticamente, desarmando su gesto de sorpresa con un tórrido beso mediante el cual lo arrastró hasta el dormitorio mientras se apretaba contra él, sus manos empujando hacia arriba los glúteos del hombre, de forma que en cuestión de segundos él alcanzó una erección de proporciones memorables. Lo arrojó sobre la cama, arrancándole la ropa con los dientes, mientras él se dejaba hacer, perplejo y maravillado, conteniendo a duras penas los aullidos que con gusto hubiera dejado salir de su garganta y sin atreverse a pensar dónde había aprendido ella a hacer todo eso.

Una vez terminaron, y ya pasados los minutos de placidez que suceden a este tipo de encuentros, ella lo miró y le dijo, señalando al delantal, que descansaba hecho un ovillo a los pies de la cama:
“Creo que ya va siendo hora de que empieces a utilizarlo tú también”

#SafeCreative Mina Cb
Delantal diseñado y confeccionado por Romero Mayor

domingo, 3 de agosto de 2014



TEMPESTADES

Cuando ya nada importa
y el dolor se atenúa
y se convierte en rabia...
y los recuerdos ya no hieren,
y las heridas ya no sangran,
y todas las imágenes amadas
no son sino ráfagas,
tímidos flashbacks, vaguedades…

Es cuando la verdad se manifiesta
igual que un veredicto incuestionable
y nos deja embobados,
atónitos, perplejos,
incrédulos, frustrados,
asombrados de nuestra poquedad…

Y vemos sólo entonces el paisaje
yermo y ensombrecido
como tierra asolada por el fuego…

Un somero vistazo, una mirada,
un “pudiera haber sido”,
una lágrima gris y un pensamiento
que apacigua el espíritu:

“Luché… sé que lo hice:
luché hasta la agonía,
hasta la extenuación, hasta el desmayo
luché hasta no ser yo:
Todo era lucha…
Luché y tal vez perdí… No sé.
Ya nada importa.”

#SafeCreative Mina Cb
Imagen de Lumina Terris

sábado, 2 de agosto de 2014





A SORBOS

Vivo a sorbos y tú vives a tragos…

Dos planetas distintos:...
el tuyo, vertiginoso y trepidante,
ruidoso como un tren de mercancías,
pesado e imparable pero al tiempo
puntual y organizado,
igual que una locomotora japonesa
que sigue el recorrido
de acuerdo a los horarios
y a las necesidades.

Vivo a sorbos y tú vives a tragos…

Dos mundos alejados:
el mío, reflexivo y algo carca,
tal vez convencional, mas efectivo,
un Sherlock Holmes que observa, lupa en mano,
los ojos bien abiertos
el patio en el que, escena tras escena,
se desliza la vida…
Un cronista del mundo,
un “voyeur”… un don Nadie.

Vivo a sorbos y tú vives a tragos.
Cada cual su rutina:
la tuya los gentíos, el ruido, los aplausos…
la mía los silencios, las gentes, sus miradas…
Dos planetas… dos mundos:
dos visiones opuestas.

Vivo a sorbos y a sorbos he vivido…
No quieras que por ti trague la vida.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 1 de agosto de 2014




DUELE EL ADIÓS

Duele el ayer y sangran las mentiras
salpicando el espacio
que ocupaba la calma…...

Duelen aún las palabras engañosas,
las falaces miradas,
los besos mendigados…

Duele el pasado dulce e inocente,
desnudo de recelos,
henchido de esperanza…

Duelen los días cítricos y agudos
en que se desataron
los vientos de la duda…

Duelen los mil rencores amorosos
con que fuimos llenando
de piedras el camino…

Duele el adiós aun siendo inevitable:
Aun siendo redentor...
¡Dios…! ¡Cuánto duele!

#SafeCreative Mina Cb