domingo, 30 de septiembre de 2018

 



GUÍA PARA HACER UNA TORTILLA DE PATATA
(soneto con estrambote)

Hacer una tortilla de patata
es labor que requiere algo de tiempo,
aceite, una sartén, cebolla, huevos,
un plato, sal al gusto y las patatas.

Se ha de saber, cuando uno es principiante,
que el tubérculo casi ha de cocerse
y ser pródigo, pues, con el aceite
para que el resultado sea brillante.

La cebolla y patata por un lado
tras freírse se mezclan, escurridas,
con los huevos batidos en el plato.

Se vierte en la sartén, se espera un rato
se da entonces la vuelta a la tortilla
y estará cuando cuaje el otro lado.

….......

Y, puesto que es humano el estrambote,
si el producto resulta una cagada
te las siguen vendiendo congeladas
o incluso preparadas en un bote.

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 29 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: pantalones 




AMAR HASTA REVENTAR

Querido mío:

He de reconocer que nuestra relación fue un tanto ambigua en un principio. Más que nada porque yo no tenía clara mi elección y al inicio no encajabas con aquello a lo que yo estaba habituada. Te hallaba quizás demasiado atrevido para alguien de mi edad y es por ello que te relegué al invierno, época en que las pudorosas medias atenuaban un poco la vergüenza que sentía al moverme contigo por la calle. El invierno, ya se sabe, es época de tinieblas y recogimiento, pero aún así algunas de mis amigas se mostraron sorprendidas por esa novedad, tan poco ajustada a mi carácter bastante anárquico y alejado de modas. Pero me dijeron que si yo me veía bien no tenía por qué recelar de novedades. Aunque sé que en el fondo alguna pensaba como yo; esto es, que era demasiado mayor para esas cosas.

Fue al cabo de dos años cuando me atreví con el verano y con la desnudez que este conlleva. Me costó pero la verdad es que al final me acostumbré de tal manera a ti que nos llegamos a hacer inseparables. Devoramos kilómetros, trepamos por barrancos, descendimos, dejándonos a veces arrastrar, por laderas escarpadas. Y muchas veces terminamos la excursión, sudorosos y polvorientos, sentados en cualquier terraza de verano de esas en las que algunos van de punta en blanco. Hemos cantado, bailado, corrido, saltado, viajado... hasta volado juntos. Hemos visitado lugares hermosos y casi inaccesibles en algunas ocasiones. Nos hemos remojado en un arroyo y nos hemos secado al sol sobre la hierba escuchando el canto de los pájaros. Hemos contemplado crepúsculos espectaculares y hasta hemos visto amanecer alguna vez. Nos hemos contoneado libidinosamente y, en una ocasión al menos, hemos pataleado de rabia al mismo tiempo. Y hemos llorado, creo. Aunque esto no lo puedo asegurar a ciencia cierta. Porque nuestra vida en común ha sido aventurera y plena. Luminosa y feliz como una verbena inacabable que, ayer, por fin, escuchó sonar la melodía final.

Y es que cuando metí la mano en tu bolsillo y me tropecé con ese desgarrón supe que el temido momento había llegado. Lo intuía hace semanas, desde aquel primer agujerito que apenas se veía. Pero que estaba ahí. Pero ese desgarrón, lo supe con certeza, era algo irreparable. Y suponía nuestra separación definitiva. Al llegar a mi casa, me desprendí de ti y abrí el cubo de la ropa sucia. Y me quedé ante él, como una boba, contigo entre los dedos. Y me di cuenta de que debía de aceptarlo.

Sé muy bien que no ha de haber otro como tú. Llevo meses rebuscando las tiendas pero ninguno tiene tus características. Los modelos en boga son, esos sí, para jovencitas; elásticos y con la cadera muy ceñida. Y sé que ninguno se adaptará a mi cuerpo como tú lo has hecho. Pero he de resignarme. Nuestra historia acabó. Me quedarán las fotos y todos los momentos compartidos a lo largo de estos dos veranos que sin ti, puedes creerme, no hubieran sido lo mismo.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 28 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: una o varias personas y personas sentadas 



 
DE MIS ERRORES

No me enseñes a vivir;
no me alecciones…

No me juzgues, libre soy…
¡Fuera barrotes!

No leas mi porvenir
entre renglones.

No me hables de religión…
no creo en dioses.

No me quieras proteger…
Ya me conoces…

Siempre me gustó aprender
de mis errores.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Ray Caesar

martes, 25 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: una persona, de pie 



 LO MEJOR ES HUIR

Cuando el miedo se vuelve carcelero
y la razón escapa
y el árbol nos impide ver el bosque
y todo está confuso...

¡Huye!

Cuando el favor deriva en exigencia
y el chantaje en costumbre
y el sol cede terreno a las tinieblas
y el corazón se encoge...

¡Huye!

Cuando los besos son una limosna
exigua e infrecuente
y la paz un estado transitorio
de frágiles promesas...

¡Huye!

No te engañes:

Correr no es de cobardes.


#‎SafeCreative‬ Mina Cb

lunes, 24 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: cielo, montaña, exterior y naturaleza 




PONER PUERTAS AL CAMPO
(O CÓMO SACAR MÁS PASTA DE BARDENAS)

Reconozco que las descubrí tarde. Y a través de un amigo extranjero, que quería visitarlas y me obligué a mí misma a ir. Que siempre me había dado miedo porque había escuchado leyendas tenebrosas acerca de gente que se había perdido por sus caminos o, aún peor, de malvados que habían sido abandonados a pleno sol para expiar sus culpas.

Pero el paisaje me dejó prendada desde el minuto cero. Era octubre, una de esas tardes cálidas y cortas en que la tierra enrojece al tiempo que el sol va cayendo y la línea del horizonte se tiñe de malva. Recuerdo el camino polvoriento y el miedo a que mi pobre coche (un Corsa de los de antes al que le quedaban dos telediarios) no aguantase la rudeza del relieve. Recuerdo la parada en la caseta que hay justo antes de llegar a Castildetierra para comer y no perder horas de luz en hacer comida en casa. Recuerdo el relieve dorado y el polvo en suspensión. Y el imponente coloso engrandeciéndose a medida que nos íbamos acercando. Y el quedarme sin palabras al llegar a él. Y el recorrido por la perimetral, la visión de esos espacios lunares, y los collados en plan Cañón del Colorado, y las piedras removidas, y los testeros a punto de caer, y cómo la luz jugaba con la tierra y cambiaba de color las formaciones. Y la tierra y ese olor a nada que flota en el ambiente.

Me pregunté, a la vuelta, cómo era posible que toda mi vida hubiese transcurrido ajena a aquél lugar. Quise recuperar el tiempo perdido y empecé a visitarlo a cualquier hora y en cualquier época del año. He madrugado para ver amanecer, he visto caer la noche, he contemplado la luna y las estrellas. Y hasta he tenido cerca a un zorro, con sus pupilas brillantes, una silenciosa y memorable noche de verano. Y ha volado sobre mí un águila real. He ido sola y he ido acompañada. He reído, he besado, he cantado allí. Y hasta, en los momentos más duros, he esparcido mi rabia entre sus riscos. He paseado, he trepado, he corrido, he saltado para sortear barrancos, he caminado por sendas no trazadas por el hombre, he metido los pies en una balsa... he sido enormemente feliz en ese hermoso lugar. Y me he sentido inmensamente libre. Salvaje y libre como una bestia más. Y por ello nunca hice nada que pudiera violentarlas. A ellas o al paisaje. Quienes los violentan son los militares. Con sus aviones y sus bombas y sus ruidos. Y los turistas. Que van allí como si eso fuera el Dragon Khan, alborotando y subiéndose por todo para hacerse fotos. Y llevándose las piedras de recuerdo. Como si con las fotos no sirviese.

Por eso no lo entiendo. Lo de la entrada digo. Esa majadería que se le ha ocurrido a la junta de poner entrada. Ese globo sonda que han soltado. No les parece suficiente con lo que les dan los militares. No les parece suficiente con restringir el paso a ciertas áreas, alegando que es para la protección de las aves cuando los F18 sobrevuelan el terreno sin pudor. Ahora pretender engordar las arcas cobrando al visitante. Otra cosa es cómo van a hacerlo, porque cobrar por visitar Bardenas es, y nunca mejor dicho, como poner puertas al campo. No sé si pensarán cercar el territorio con alambre de espino o le pondrán una valla eléctrica como las del ganado. Digo yo que cortarán carreteras y no dejarán un palmo sin vallar. Y tendremos que escurrirnos de noche, como los delincuentes, para poder visitar un lugar que no es de nadie y que nos pertenece a todos. Y arriesgarnos a ser multados si nos pillan.

Y mientras, los aviones seguirán atronando la comarca al tiempo que los congozantes callan y se meten la pasta en el bolsillo.

Así es la cosa...

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

domingo, 23 de septiembre de 2018

 



 Será porque contigo
se escapa la tristeza
y se esfuma el hastío
y es cada día una aventura nueva.

Será porque contigo
lo imposible es apuesta
y cabe en un bolsillo
lo esencial, y aún se pueden guardar piedras.

Será porque contigo
la realidad se aleja
y no acaba el domingo
y el aire siempre huele a primavera.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

sábado, 22 de septiembre de 2018

 


 ANDAR

Andar para dejar libre el camino,
para que las etapas se sucedan

y así cambie el pasaje
y ocurran cosas nuevas.

Andar para que el corazón bombee,
para aventar las ilusiones muertas

para que el aire fluya
y se abran otras puertas.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

viernes, 21 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: una o varias personas 



UN CHOLLO

Hoy me han llamado para hacerme una oferta irresistible. Un chollazo, vamos. Y además parecía de verdad, aunque seguro que al final había algún interés oculto pero la cosa pintaba súper bien: un bono anual para un centro de belleza: limpiezas de cutis, tratamientos rejuvenecedores, masajes anticelulíticos... la bomba, en fin. Y yo, que iba en ese momento contemplando el reflejo del sol y los árboles sobre el río, paseando bajo un sol radiante y disfrutando a pleno pulmón de una de esas espléndidas mañanas que el final del otoño nos regala en septiembre, me he imaginado el tiempo que la asistencia a esas sesiones me iba a robar: ese tiempo que destino a pasear, a escribir, a dormitar, a irme de cañas o a acercarme a casa de mi madre (esto bastante menos de lo que debería) y, una vez que la señorita ha terminado y me ha dejado hablar, y tras haber comprobado que entre los servicios que me ofrecía no estaba el de reposición neuronal, que es el que a mí me interesaría de verdad, le he contestado que no tengo celulitis y que tampoco quiero parecer más joven. Y que mejor le ofreciera el bono a otra persona que no lo fuera a malperder. Y entonces ella me ha dado las gracias y me ha dicho que tal vez el regalo podría interesar a algún miembro de mi familia.

Lo siento.- he respondido- Somos todos raros.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

jueves, 20 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: exterior 




QUITE USTED SU LATA

Hace algunos años, el ayuntamiento de Tudela repartió bolsas de raticida a los vecinos y, bajo el slogan de “Mate usted su rata”, consiguió acabar con la plaga de roedores que se había enseñoreado de las calles del Casco viejo. Y desde hace algún tiempo yo no paro de acordarme de ese lema, pero por otra razón muy distinta.

Me explico:
Conozco a alguien que tiene la costumbre de ir recogiendo cosas por el campo. Basura quiero decir. Objetos que la gente va tirando y que la tierra no es capaz de asimilar. Y que además afean el paisaje. Me llamó la atención desde el principio pero le vi cierta utilidad y yo misma he terminado por adoptar esa costumbre tan bizarra. Si voy por el campo y veo algo en el suelo no demasiado grande y la distancia que me separa de un contenedor no es kilométrica, lo recojo y lo llevo conmigo hasta la papelera. Que ya sé que no sirve de mucho puesto que seguro que a los pocos días alguien ha tirado otra cosa, pero yo lo recojo con el pensamiento de que es un trasto menos. Además, y como el ser humano es práctico que flipas, casi todos esos elementos (envases en su mayoría) se pueden comprimir hasta el punto de meterlos en el bolsillo, de modo que no te cuesta nada acarrearlos. Claro que esta práctica lleva aparejado el riesgo bíblico de contraer una enfermedad infecciosa, e incluso vergonzante, que haga que la piel se de vaya desprendiendo a jirones a causa de los parásitos y gérmenes que habitan en dichos recipientes. Pero una, que ya tiene esa edad en que ni el veneno de los mosquitos le hace efecto y además, a falta de un dios decente y respetable, se ha echado a las creencias holísticas, se ha ido dando cuenta de que la naturaleza recompensa esas pequeñas actuaciones con regalos de los que no venden en las tiendas. De modo que me he convertido en una modesta activista de la recolección del envase abandonado, ya que estoy convencida de que somos más los que respetamos el medio ambiente que los que lo profanan. Así que, y puesto que en el fondo soy una puta Antoñita la Fantástica, me gustaría hacer mío ese viejo eslogan municipal y convertir ese “Mate usted su rata” en un “Quite usted su lata”.

Ahí lo dejo.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

martes, 18 de septiembre de 2018

 




UN DÍA MÁS

Correr, besar, bailar, hacer el tonto,
dar saltos en la cama al despertar,
reír hasta quedarse sin resuello,
cantar a voz en grito, aunque sea mal.

Tumbarse sobre el césped a la sombra,
celebrar el presente, no pensar
que la desgracia ayer pasó de largo
y hoy es, por suerte, solo un día más.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
Imagen de Leandro Lamas

lunes, 17 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: 2 personas, meme y texto 



HAS TENIDO SUERTE DE LLEGARME A CONOCER

El bar estaba a reventar de gente; era Sábado por la noche, hacía un calor espantoso y todo el personal parecía haberse refugiado bajo el chorro del aire acondicionado, del que yo andaba huyendo como de la peste.
Había quedado con una amiga de esas que, por mucho que tú puedas retrasarte, llega siempre un par de horas más tarde. De esas personas que parece que te han colocado un Gps en el cogote con el fin de controlar tus movimientos, saber cuándo has llegado al lugar de la cita y, justo en ese momento, llenar la bañera, meterse entre la espuma con una caja de bombones y el mp3, salir, colocarse una mascarilla en el pelo, otra en el cuerpo y otra en la cara, envolverse en toallitas desechables, cortarse y pintarse las uñas de los pies, hacerse la manicura francesa, quitarse las mascarillas, darse una ducha, secarse el cabello, alisarse la melena, untarse el cuerpo de aceite hidratante, elegir la ropa interior, la exterior, la bisutería y los zapatos, vaciar el contenido del bolso que han llevado por la mañana en el que van a ponerse por la noche, maquillarse como para una boda real, llamar a su mejor amiga por teléfono, recorrer todo el piso para asegurarse de haber cerrado puertas y ventanas, mandar un par de mails urgentes y, finalmente, plantarse ante el espejo y decidir que el bolso no hace juego con el vestido y los zapatos y que el peinado es demasiado formal como para salir a tomar unas cañas con una amiga un tanto zarrapastrosa, quitarse todo y empezar de nuevo...

Pues en esas estaba yo, esperando a mi amiga, cuando lo vi entrar. Eché una rápida ojeada a mi alrededor para comprobar, horrorizada, que era la única mujer sola de menos de 60 años y 100 kilos que había en el bar. De modo que me acerqué disimuladamente a un grupo de chicas que había por allí para descubrir, al cabo de un par de minutos, que eran unas lesbianas de despedida de soltera de boda gay en busca de la muñeca de la tarta. Así que puse tierra de por medio y me situé en la más oscura esquina del bar, agazapada como un cervatillo indefenso que ve acercarse al cazador con un rifle en una mano, un bastón de campo en la otra, dos sabuesos a su zaga y una canana repleta de munición de todos los tamaños.

Intenté tapar mi generoso escote con la copa de globo del gintonic y rogué a la diosa Afrodita que asistiera a mi amiga para que acabase de embellecerse cuanto antes y acudiese en mi ayuda.

Pero de nada sirvieron mis súplicas.

La rapaz había hecho ya su ronda de reconocimiento y había reparado en mi canalillo.
Y se acercaba...

“Diosssss”- me dije -"quenoseayo, quenoseayo, quenoseayo, quenoseayo, quenoseayo,..."

Pero el avechucho se aproximaba con toda la parafernalia cortejil en marcha: llevaba una camiseta custo con las mangas arrancadas que dejaba al descubierto unos bíceps de gimnasio y un pequeño tatuaje en chino en el que seguro que ponía "soy un capullo impresentable", pero el tío era tan inculto que el tatuador le había dicho que era un mantra tibetano y el muy tontolaba ni siquiera se había molestado en comprobarlo. Los pantalones, apoyados en la cadera, dejaban a la vista los Calvin Klein y una barriga mal disimulada; la melena recogida en una coleta arrancaba de bien entrado el cráneo, y en lo alto de la cabeza una leve pelusilla rígida, mitad casco de romano, mitad cepillo de dientes, mostraba los inequívocos signos de un implante capilar.
En fin... uno de esos tipos a punto de entrar en la cincuentena a los que su madre había dicho desde pequeño que era el más guapo del mundo y el muy incauto se lo había creído… De esos tipos que se te ponen delante, te miran de arriba abajo y te dicen, como Loquillo pero con la mirada, eso de “hastenidosuertedellegarmeaconocer”, en plan “mira nena, soy la reencarnación de Cary Grant y esta noche he bajado a la Tierra sólo para hacerte mía… ¿No te embargan la emoción y el júbilo?”

Pues uno de ésos

Y lo peor, es que, pese a mis esfuerzos por hacerme invisible, el tipo seguía acercándose...

Se sentó en la mesa de al lado con un vaso de wisky, dejando caer ruidosamente sobre el cristal un llavero Mercedes y colocando la abultada cartera junto al mismo. De cerca era todavía peor; tenía la sonrisa de Jocker, se debía de haber dado bótox hasta en las encías.
Sorbió un trago de wisky… sacó un carísimo tarjet e hizo como que leía las cotizaciones de la bolsa. Llamó a alguien para hablar de negocios, de grandes cantidades de dinero, todo en voz lo suficientemente alta como para que yo escuchara las escandalosas cifras incluso por encima del soniquete de la insufrible Lady Gaga. Y todo ello al tiempo que iba desplazando su silla hasta colocarla justo al lado de la mía, sus preciados objetos personales cuidadosamente custodiados por el rabillo del ojo. Yo me iba retirando conforme él se acercaba hasta que el respaldo de mi silla alcanzó la pared, y el tipo se fue aproximando, lenta, lasciva, patéticamente….

“¿Te apetece otro gintónic, bonita?”-babeó a mi oído.

Miré a mi alrededor en busca ya no de mi amiga (daba por sentado que no iba a aparecer), sino de cualquier espécimen del sexo masculino, conocido o no, que se hallase en soledad y lo bastante borracho como para soportar el abordaje repentino de una mujer desesperada.
Porque tenía muy claro que el fulano de marras era de los que te siguen cuando te das a la fuga.

Pero el horizonte nocturno no tuvo piedad de mí: parejitas acarameladas, pandillas de adolescentes acnéicos, jovencitas con tops ajustados…

De pronto lo vi claro:
“¡¡Eureka!!”- me dije.

De modo que me levanté rápidamente de la silla (seguida muy de cerca por el mamarracho, que no estaba dispuesto a dormir solo esa noche), atravesé el bar en dos zancadas, me coloqué frente a la lesbiana de la despedida gay y le estampé un beso de tornillo que hizo que mi pretendiente pusiera pies en polvorosa y el camarero nos invitase a todas a otra ronda. Acabamos bañándonos desnudas en la fuente de un parque. Les pareció estupendo haber contribuido a espantar al impresentable casanova y, pese a sus esfuerzos por convencerme de que debía abandonar la heterosexualidad y pasarme a su bando, finalmente comprendieron que yo no tenía remedio y me dejaron en casa, ya de día, después de haberme invitado a desayunar a su apartamento.

Hasta me invitaron a la boda.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
Del blog "Bridget Jones era englosajona y, además, de mentira"
https://minacbs.blogspot.com/

viernes, 14 de septiembre de 2018

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DEMORA

Quiero partir desde hace mucho tiempo
y un cerrojo invisible me lo impide;
y sigo en el redil, como quien sigue
esperando la lluvia en el desierto.

Tengo los pies clavados en el barro
y no me animo a sacudir las botas:
mañana puede ser peor que ahora
y lo anterior quedó ya en el pasado.

Me siento igual que aquel adolescente
que se queda por ahí hasta las tantas
sin ganas, aterido y sin billetes
confiando, el muy bobo, en no perderse
lo que pueda pasar y nunca pasa.

Pero teme que pase...
...Y se lo cuenten.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

jueves, 13 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: noche, cielo, árbol y exterior 



EPHEMERAS

Recuerdo perfectamente cómo aleteaban, zumbadoras, sobre el pavimento de casa en el transcurso de los veranos infantiles. Yo solía quedarme mirándolas con asco, entre hipnotizada y temerosa, mientras giraban, como la tierra, en círculos al tiempo que sobre su propio eje, desorientadas y ruidosas hasta detenerse. Se colaban sin pudor por la ventana abierta, atraídas sin duda por la araña de seis brazos que colgaba del techo del salón y pasaban un buen rato (o al menos esa impresión me daba a mí) jugueteando en torno a las bujías alargadas antes de precipitarse sobre las baldosas de terrazo punteado y comenzar esa danza que terminaba con la muerte.
Confieso que me daban tanto repelús que hasta llegué a pisarlas si se me acercaban mucho. Pero es que entonces me daban miedo las arañas, los ciempiés, los gatos, el coco, las lagartijas, los murciélagos y un largo etcétera que hasta comprendía a los gitanos. Y es que a las niñas setenteras nos educaban para tenerle miedo a todo, que es el comportamiento que entonces se esperaba de una señorita en condiciones; y a la que se le ocurría meter una hormiga en una telaraña la llamaban chicazo y la metían al despacho del director, que era un lugar forrado de libros hasta arriba y con una foto del caudillo en la pared.

Años tardé en reconciliarme con las bestias; en rescatar murciélagos, en adoptar un gato y en aprender que los gitanos son gente extraordinaria. Al coco reconozco que aún le tengo miedo, pero es difícil que me lo tropiece. A las arañas sigo sin tocarlas aunque me arrimo a ellas razonablemente; igual que a los ciempiés y lagartijas. Y en cuanto a esas frágiles y blancas mariposas, tengo que confesar que algunas noches me gusta acercarme hasta el puente y pasear despacio, contemplando esa lluvia pálida y vibrátil que nos pone ante los ojos, durante un breve periodo del verano, la fugaz condición de la existencia.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

miércoles, 12 de septiembre de 2018

La imagen puede contener: una o varias personas 




CUM LAUDE

Yo quiero hacer un máster
del universo
de los de no dar golpe
para los restos.

Yo quiero que me firmen
un pergamino
sin tener que echar mano
de algún padrino.

Yo quiero despertarme
cualquier mañana
y encontrarme un diploma
junto a la cama.

Yo quiero ser cum laude,
magnum magister
sin dejarme los codos
en el pupitre

Que estoy hasta el birrete
de ser cajera:
¡quiero un título de esos
de sin carrera!


#‎SafeCreative‬ Mina Cb

martes, 11 de septiembre de 2018

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RELATIVO

Si alguna vez me embarga la emoción
y oyes un

“Para siempre”

no te asustes

pues el concepto “siempre”
se va empequeñeciendo con la edad.



#‎SafeCreative‬ Mina Cb

lunes, 10 de septiembre de 2018

 




LA MEMORIA

Es la memoria una especie de cajón estanco en el que vamos almacenando las vivencias, guardándolas en distintos envoltorios según la sensación que nos produce el hecho de evocarlas.

Están, por una parte, los acontecimientos desagradables o traumáticos, que han de colocarse al fondo, cubiertos por papel recio y opaco y precintados, de modo que apenas sean accesibles para que no nos puedan molestar. Un poco más arriba se han de almacenar los desengaños amorosos, duros también pero algo más amables, envueltos en papeles de tonalidades neutras y a ser posible impregnados de un aroma algo dulzón, puesto que todo desengaño ha ido precedido de ilusiones y momentos hermosísimos, y es esto lo que principalmente debemos recordar. Después, y recubiertos por papel de seda en tonos pastel, las vivencias compartidas con aquellos seres que partieron y dejaron su esencia en lo más profundo de nuestro corazón, como los padres, abuelos o amigos del alma. Y, por fin, y en la parte superior pero dejando bien visibles y accesibles a los anteriores, y envainados en brillante y colorido celofán, todos aquellos momentos maravillosos que hemos ido acumulando y que nos gusta rememorar de vez en cuando (sobre todo cuando estamos tristes y la nostalgia se convierte en una deliciosa medicina), teniendo la precaución siempre, eso sí, de no caer en la tentación de abrir el paquete para revisionar su contenido original, pues puede suceder que el recuerdo que hasta entonces había permanecido indemne, bello y emotivo, se contamine al tomar contacto con la atmósfera de nuestra realidad actual y se nos pudra entre las manos, y ya no sea posible que podamos revivirlo en la memoria, disfrutándolo de nuevo.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
Imagen: Obra de Mr.Xerty

sábado, 8 de septiembre de 2018

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BILINGÜE


Algunos
se hacen bilingües por trabajo

otros
por parentesco

bastantes
por necesidad

y los más desdichados
por imposición.

Yo

(este es un buen momento para confesarlo)

me hice bilingüe por amor

en el instante mismo en que nuestros labios se encontraron
nada más vernos
supe de la inutilidad de las palabras.

Tan solo las miradas nos bastaban
para decirlo todo:

fueron los tiempos dulces
cuando eran música las voces
y los malentendidos
semejaban exámenes del cole
que nos hacían más sabios

y más bellos
a los ojos del otro.

Pero llegó la guerra
y entonces las palabras se tornaron
saetas afiladas
que horadaban con fuerza el corazón.

Y ya no nos mirábamos
si no era para herirnos las pupilas
con esa amarga saña
que solo utilizamos las personas.

Y aprendimos reproches
en la lengua extranjera
y nos hicimos diestros
en el arte de hundir al adversario...

¡Cuántas palabras nuevas en mi léxico!
¡Cuántos verbos quemándome la lengua!
¡Cuántas horas de estudio para el odio!

Y después el dolor
mudo e hiriente
y el salado esperanto de las lágrimas

y al fin
la paz

y el perdón,
y la indulgencia

y esa sonrisa triste
del que ya nada añora

y el recuerdo lejano
de risas y de besos

y de aquellas miradas del principio
silenciosas y largas como tardes de estío...

Y ese día primero
en que no hacían falta las palabras.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
La imagen puede contener: una o varias personas, cielo y exterior 




La confianza

(creo)

es ese espacio
de delimitación innecesaria

por el cual las palabras
circulan sin medidas y sin normas

sin dudas

sin disfraces

y sin miedo.


#‎SafeCreative‬ Mina Cb

viernes, 7 de septiembre de 2018

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ADAPTANDO, QUE ES GERUNDIO

Yo nací en Diciembre de modo que empecé a ir al cole a los tres años. Y si ahora soy pequeñita imaginad entonces: un ratoncillo con una bata rosa al que la profesora sentaba en sus rodillas porque le daba pena verlo tan chiquito, me imagino. Hasta que la pobre se dio cuenta de que yo me abrochaba los botones, me ataba los zapatos y hasta iba y volvía sola (menos de 200 metros y sin coches hasta mi domicilio) ya que mamá y papá curraban como enanos. A la salida del cole mi hermano y yo nos íbamos a casa (cada uno por su lado), nos preparábamos el bocata de la merienda, hacíamos los deberes y luego nos bajábamos a jugar a la calle hasta que mis padres volvían del trabajo y nos llamaban para cenar, ver la tele un ratito y a la cama de nuevo. Y así todos los días hasta que llegó el momento de ir al Insti, que entonces estaba a tomar por culo de lejos y además no había aceras. Y como éramos pobres no nos daba para el bus. Pero le echábamos valor y salíamos de casa media hora antes; quedábamos con algún vecino y por el camino nos íbamos juntando con más peña, de modo que para cuando llegábamos a clase nos habíamos convertido casi en pelotón. Los de fuera comían en el centro y a esas horas no había tráfico, pero a la mañana los autobuses nos pasaban rozando las maletas. Hasta corrió el rumor de que un vehículo rojo de hojalata le había arrancado la oreja a un estudiante, pero yo no vi jamás a nadie mutilado, así que nunca le di crédito a la anécdota. El horario lectivo era de mañana y tarde, de modo que a lo tonto a lo tonto nos pegábamos dos horas desgastando zapatilla. En el trayecto te cruzabas con los de la ETI y Jesuítas, que iban en dirección contraria, y he de confesar que yo llegué a entablar conversación con personas a las que jamás hubiese hablado de no darse esos encuentros. Hasta nos poníamos falta cuando no nos tropezábamos en varios días, y preguntábamos a amigos comunes por el desaparecido, como hacen las viejecitas en el ambulatorio, no vaya a ser que se hubiera puesto malo.

Pero a lo que voy... que me pongo en plan abuelo Cebolleta y se me va la pinza:

Esta mañana un compañero de trabajo me ha dicho que se ausentaba un rato porque se iba a la guarde. Yo le he mirado raro, no sé... me parece mayor pero oye, cosas más raras se han visto, y me ha dicho que no, que es su chiquillo que está en “periodo de adaptación”. Y yo, que además de nulípara soy un poco gilipollas, le he mirado raro y entonces me ha explicado que el primer día van solo una hora y con el papá o la mamá. Y luego ya más tiempo (no sé si también acompañados) y al final ya solos y toda la jornada. Y yo, que ya conocía el asunto pero sigo flipando como la primera vez que lo escuché, me he visto a mí misma con mis tres años y nueve meses y mi bata rosa, sentada en un pupitre leyendo el Parvulito, recitando los números en francés, haciendo dibujitos y cantando, que es mi pasión oculta pero me reprimo porque me dicen que lo hago fatal, feliz como una perdiz y aborreciendo los domingos porque yo en casa me aburría como una ostra, y me he preguntado cómo me ha sido posible llegar a la edad adulta sin que el abandono paterno, en vez de en una mujer fuerte y autónoma, me haya convertido en una delincuente.

No sé... creo que estoy haciéndome mayor.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

jueves, 6 de septiembre de 2018

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YO, ME, MÍ... CON MI MANZANA

Ya sé que la peña habla maravillas de los Iphone pero yo estoy hasta el gorro del mío. Fue cosa de mi sobrino, que es un máquina en lo de las comunicaciones y me convenció de que era lo que yo necesitaba. Y es mentira, porque lo que yo de verdad necesito es que me toque la primitiva para dejar de trabajar. Pero eso no puede solucionarlo mi sobrino. De modo que me convenció: que si la comodidad, que si la memoria, que si los archivos... Y yo me lo tragué. Por hacerme la moderna más que nada. Y por no reconocer que con mi Samsung Galaxy iba que me mataba. Y aún tenía para llevarme por delante a cuatro o cinco. Así que sucumbí. Y me uní al pijerío de la manzana mordisqueada. Que ya es un mal síntoma porque de ahí vino lo de la catástrofe bíblica y el ganarás el pan con el sudor de tu frente y la mala fama que arrastramos las mujeres por culpa de la pobre Eva, que lo único que quería era quitarse el hambre. Que no sé si el Adán tendría algo de culpa. Y luego que más que la manzana digo yo que les va mejor la pera. Porque es lo que son. La pera limonera. Que la primera sorpresa te la llevas cuando lo vas a cargar y ves que toda la colección de de cargadores que tienes no te sirven. Porque Appel es así. Más chulo que un ocho. Es más, ni siquiera usa la misma clavija para todos los modelos. No. Depende del que tengas te vale una clavija u otra. Y tú te vas un día de despendole, en plan mira que yo iba a volver a casa pero me han liáo, y cuando la barrita se pone en naranja y luego en rojo y tus colegas pueden tirar de cualquier enchufe por que hay uno que lleva cargador de Android, tú te tienes que joder y no hacer fotos (infames, por cierto, puesto que la cámara es un zurrullo -la mía por lo menos-) porque la batería se te va a tomar por saco. Y quieres conservar un mínimo por si pintan bastos y hay que llamar a un taxi. O a una ambulancia, que todo puede ser.
Otra chulería parecida pero menos grave es la de los emoticonos. Que no te salen todos. Según el que te envíen te aparece un cuadrado con un interrogante y no sabes si es el que se mea de la risa o el que se caga en todos tus muertos. Así que debes deducirlo. Por el remitente y el contexto. Y teniendo en cuenta los malentendidos a los que ya de por sí induce la ambigüedad de las redes, no me sorprendería que este despropósito emoticoneril hubiera sido ya causa de algún que otro divorcio. O de un asesinato, poniéndonos en lo peor.
Y luego ya lo de las aplicaciones. Y el sistema ese de los Itunes, que a mí me recuerda a los dibujos del Correcaminos, por lo de Looney Tunes o algo así que salía al comienzo del programa. Que se me olvida la contraseña y además me lío. Y no sé si tengo que pagar o no. Así que no descargo nada. Puro pánico. Y esa manía de no admitir ciertas aplicaciones que lleva todo el mundo. Y que ellos tienen una parecida pero no la que tú quieres. Que te la venden como si fuera la mejor pero que es como comparar la Coca Cola original con la del Dia. No hay color. Y tú, que empiezas de enrollada y de moderna, acabas agachando las orejas ante tus colegas porque ni tienes la aplicación ni recibes los emoticonos. Y aún encima te quedas sin batería y no puedes descargar algunos vídeos en un ordenador que no sea Mac. Vamos, que te conviertes en una marginada. Con glamour, eso si, porque el aparato vale un huevo, pero marginada. Una paria de la telefonía que no encuentra su sitio ni en el whatsapp ni en los enchufes.

Pero la verdad es que todo esto carecería de importancia de no ser por un detalle que he venido observando últimamente y que hace que en ocasiones, las miradas se giren hacia mí al escuchar la voz metálica que va soltando frases sin sentido desde el interior de mi bolsillo.

Y es que, mis queridos lectores, he descubierto que mi Siri se habla sola.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
 



IRSE DE UNA (puta) VEZ

Recuerdo muy bien que cuando Chapman se llevó por delante a Lennon pensé que el tipo acababa de hacerles un favor a los Beatles, ya que no podrían caer en a tentación de reunirse para galas benéficas y exhibir sus decrépitas anatomías por los escenarios de medio mundo, cantando de ahí a veinte años las canciones que ya no interesarían a casi nadie. Era la reflexión de una chiquilla (el azar quiso que lo quitasen de en medio el día de mi 14 cumpleaños) que no veía muy claro lo de las estrellas sexagenarias y que prefería, en aquel momento, que la historia conservase al John de las perilla y las gafitas que dejaba el legado de Imagine, idílico retrato del mundo con que todos hemos soñado alguna vez.
Claro que a la que de verdad le hizo Chapman un favor fue a doña Yoko (la culpa de todo la tiene Yoko Ono, ya se sabe), que procesó en un tiempo récord los temas que Lennon tenía en maqueta para editar el Double Fantasy en apenas dos semanas, y forrarse, aún con las gafas oscuras de Pantoja acosada por los paparazzis, aprovechando el filón comercial de la Navidad neoyorkina.

Pero a lo que iba: el caso es que el tiempo me ha ido dando la razón. Y es que yo de cría les tenía mucha tirria a los de la Década Prodigiosa. Por horteras y por antiguos. Por tocar unos temas del año de la polka e intentar vendérselos a la gente joven como si estuvieran recién salidos de la partitura. Me jodía mogollón que tuvieran tanto éxito, y que en las verbenas de verano no se escuchase otra cosa que las recreaciones de los Brincos y los Bravos. Con todo lo que en España se estaba haciendo entonces, que andaban por ahí Radio Futura, Leño, los Secretos, Alaska, Barón Rojo... y no. A la peña le gustaba Popotitos, que tenía más años que el reloj de la plaza. Así que yo pasaba e iba a lo mío. De auténtica y de moderna: con los pelos rojos y todo el fin de semana metida en el Parrys oyendo el tecno que el Angelillo se traía de Londres. Pasando de antiguallas y a mi bola. Que si algo había entonces en la música era dónde elegir.

Poco tardó el filón en dar sus frutos y, cuando ya los nuevos talentos fueron engullendo a los horteras y a los cantautores, se produjo el otro “revival”: el de los conciertos que reunían estrellas que llevaban años sin parir un disco y pretendían vivir de la sopa boba hasta el fin de los tiempos y amén. Hablo de los espectáculos tipo “El gusto es nuestro”, en donde Ana Belén y Víctor Manuel (el rojeras que le componía a la Pantoja) se juntaron con un Miguel Ríos que no había levantado cabeza desde El rock de una noche de verano y con Serrat, que creo que por aquel entonces ya hacía veinte años que tenía veinte años. Dicen las malas lenguas que Sabina rechazó formar parte del grupo (“Si no hubiera arriesgado tal vez me acusarían / de quedarme colgado en Calle Melancolía”), aunque también es cierto que acabó mano a mano con Serrat en una iniciativa, a mi modo de ver, bastante más digna que la anterior.

Pero el cuento no acaba aquí, puesto que el paso de los años y el efecto de los excesos habían minado la salud y las filas de muchos de los grupos que compusieron el panorama de los ochenta: rockeros, poperos... ninguno se libró del hechizo de las drogas y fueron cayendo, uno tras otro, como fichas de dominó, al tiempo que perdían su energía, sus melenas y hasta su voz en algunos de los casos. Pero el oficio es el oficio y nadie tiene la misma mentalidad a los cincuenta que a los veinte. Y ya no parecen acordarse del repelús que les producían aquellas viejas glorias fofas y encanecidas aferrándose al micrófono. Y continúan hasta que ya no son capaces de vender o de llenar. Y entonces apelan al rentable recurso de la nostalgia y organizan giras de despedida que duran tres veranos, o galas en las que se reúnen todos en el mismo escenario, y tocan las canciones de siempre pero ya sin fuerza. Y el espectador luego va a casa, y mira la portada de ese primer disco que guarda como oro en paño y se echa a llorar. Y grita que no hay derecho. Que hay cosas que deben quedar tal cual para siempre en la memoria.

Como los Beatles.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb
Nota de la autora: Lo siento, pero al ver el nombre de Tequila he entrado en estado de shock. Y no lo he podido remediar.


lunes, 3 de septiembre de 2018

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A VUELTAS CON LA HORA

Pues yo quiero que dejen el horario de verano.

Aunque sé que no me van a hacer ni puto caso. Porque esto lo decidirán una cuadrilla de señores encorbatados que se levantan a las seis de la mañana para ir a Wall Street y por eso quieren que se haga antes de día. Y luego, claro, como dan de mano a las cinco, pues aún les queda luz. Aunque no sé para qué, si esa gente no hace más que trabajar. Pero eso no es lo malo. Lo malo es que quieren que todos seamos como ellos.

Y es que como gane el horario de invierno ya podemos acabar de darnos por jodidos. Si no nos la metieron lo bastante doblada con el IVA y el euro, lo único que nos falta es que nos impongan esa mierda de horario para que, por ejemplo, mucha gente salga siempre de currar de noche. Y ni siquiera nos quede el triste consuelo de los pobres de que, al llegar la primavera, el reloj pegue un brinco y de repente un domingo podamos estar por la calle un ratito más.

Y es que eso del horario de invierno está muy bien para los alemanes y toda esa gente paliducha que les da igual a qué hora anochezca porque, total, pagan las birras a doblón en el supermercado y se meten en casa a pillarse la cogorza del milenio, que los pobres para las seis ya no saben ni cómo se apellidan; tipos (y tipas) que no tienen ni idea de lo que es vivir, que cenan a las siete, se acuestan a las nueve y se levantan a las cinco. Y funcionan con el ora y labora pero sin orar, o sea labora y más labora. Y además son unos tristes que te rilas. Y unos mala gaita. Que solo hay que ver a los ingleses en el fútbol, que parece que les ha mordido a todos un rotweiler en los huevos. O los índices de suicidios de los nórdicos del norte, que mucho fiordo y mucha aurora boreal pero durante el invierno se joden como la bella durmiente pero sin huso. Y es que ahí está la madre del cordero. En el huso. Pero no el de la bruja sino el otro. El horario. Que parece que aquí vamos dos horas desfasados con respecto al sol. O sea que aún tendría que hacerse de noche antes de los que se hace en el invierno. Y eso es lo que nos van a argumentar. Les va a salir la vena naturista y nos van a venir con lo de los ritmos solares. Después de que estamos jodiendo el plantea con tanta antena y tanto plástico. Y que nos estamos deshaciendo el organismo trabajando de noche, que el que inventó ese turno no lo ejerció en su vida. Y que estamos explotando a los niños, y a los negritos y a los amarillos y a todo el que se deja. Se juntarán en Oslo, o en Glashgow, o en alguno de esos sitios donde hace tanto frío, y decidirán que el horario de invierno es el que le interesa al capital. Y que al que no le guste que se joda y se acostumbre.

Tiempo al tiempo.


#‎SafeCreative‬ Mina Cb

domingo, 2 de septiembre de 2018

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¿Y si un día se acaba...

y ya no me despierto tras soñarte
y tu rostro no me parece hermoso
ni tus ojos
el espejo más claro de la tierra?

¿Y si un día se acaba...

y ya tus manos no me dicen nada
ni se pasa la tarde en un suspiro
ni me siento
como si el mundo fuera una verbena?

¿Y si un día se acaba

y las ganas se van con el deseo
y el hastío se instala en la sonrisa
y el futuro
se hace partida de ajedrez en tablas?

Tal vez

se acabe un día.

Hasta la vida acaba.


#‎SafeCreative‬ Mina Cb

sábado, 1 de septiembre de 2018

 




SEPTIEMBRE

Me cae gordo septiembre:
reconozco que me estresa
esa especie de obsesión
que se adueña de la peña
que de repente, parece
que ha perdido la cabeza
y no sabe en qué meterse
con tal de no estarse quieta:

Hacer dieta, ir al gimnasio,
comprarse una enciclopedia,
estudiar algún idioma,
quitarse de la cerveza,
estar más con la familia,
arreglarse la melena,
adoptar una mascota,
no entriporrarse en la cena,
salir menos por las noches,
ahorrar unas cuantas perras...

En fin, dejarse de helados,
de piscinas, de verbenas,
de sangrías, de terrazas,
de bikinis y de fiestas
y ponerse a hacer chorradas
tan solo porque hay que hacerlas
por el hecho de que vuelven
los chavales a la escuela
y sabiendo, como saben
que no son más que pamemas;
porque al cabo de unos meses
les van a dar a la dieta,
al gimnasio, a los idiomas,
al perro, a la enciclopedia,
a cenar como un gorrión,
a la familia, a las greñas,
al ahorro, y al calvario
de no echarse una cerveza.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb