domingo, 29 de mayo de 2016



CANCIONES CHORRAS

Que digo yo que por qué no inventan un Nobel para las canciones. O mejor un Cervantes, porque las del Nobel no las entenderíamos. A no ser que fueran en español, y entonces pasaría como con el de literatura: que nos cae cada mil años y el resto del tiempo tenemos que leerlo traducido. Y hay traducciones que se las traen e incluso se las llevan.

Pero a lo que voy. Que yo flipo con algunas letras. Que las voy oyendo por el hilo musical del curro y se me llevan los demonios. Que a ver, si la música es buena pues aún tiene disculpa. Pero es que a veces la música es una birria y la letra un bodrio. Y las ponen por el hilo musical. O sea para todo el mundo. Que a mí me parece muy bien que esos cantantes tan estupendos sean idolatrados por sus madres, hermanas y novias. Pero jolines, que no salgan de ahí. Por muy buenos que estén. Que es que hay letras que las escuchas con detenimiento y piensas, jodeeer, ¿pero cuántos días asistió a la escuela esta criatura? Que lo de la rima es como lo de Manolete, que si no sabes torear pa qué te metes.

Claro que lo peor es cuando la cosa pasa a mayores y el éxito no es algo fortuito y puntual como en el Aserejé, sino que se convierte en una tradición, sobre todo en el caso de la canción del verano, y aparecen profesionales del tema como Georgie Dann o King África que, no contentos con su apariencia en sí, que ya tiene delito, se lanzan a la aventura discográfica de repetir, con éxito y tan sólo cambiando la letra, la misma tonada año tras año. Hasta que se hacen viejos. O surge el youtube, que es otro filón del tema, y populariza inolvidables melodías como esa de “amo a Laura/esperaré hasta el matrimonio”, relegando al olvido a esas pobres viejas y adineradas glorias.

De todos modos, no crean ustedes que sólo son los cantantillos de tres al cuarto los que hacen esto, puesto que existen reputados músicos que, de vez en cuando y puede que para poner a prueba la fidelidad de sus seguidores, se columpian en las ramas de la desfachatez y sorprenden a propios y extraños trepando hasta los primeros puestos del “hit parade” con temas que, en caso de pertenecer a autores no famosos, se hundirían en el más oscuro de los cajones del anonimato. Eso o se convertirían en fenómenos tipo “Tractor amarillo”, esto es, pachangueras de aquí te pillo aquí te mato que tatarea la peña cuando va hasta las trancas de tintorro.

Y para muestra un botón. Que viene también del hilo musical del curro. Por lo de Hawaian Tropic, que es una marca de bronceadores. Y que yo, cada vez que oigo el anuncio, empiezo “♫♪Hawaaaian, Bombaaayan, son dos paraíiiiisos♪♫”. Y cuando la gente me mira raro (los que no me conocen , el resto están acostumbrados) me da por imaginarme al Josemari Cano un día que llegó a un ensayo y les soltó a su hermano y a la Torroja: “He compuesto una canción que flipas” Y empezó a canturrearles eso de "Hawai Bombay son dos paraísos que a veces yo me monto en mi piso, y Hawai Bombay a la luz del flexo, Hawai Bombay nos damos un bexo, hazme el amor frente al ventilador..." y me veo a los otros escojonándose de risa y gritando que vaya mierda de rima pero que seguro que si la grabamos vamos a petar.

Y la grabaron.

Y sus madres, me imagino, tan contentas.

#SafeCreative Mina Cb

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