domingo, 25 de julio de 2021


 

TABERNERAS AL PODER

Como no me van las jotas
ni el presentador que han puesto
yo el merecido homenaje
lo hago por mi cuenta y riesgo.

Dos mujeres valerosas,
dos pedazos de currantes
a las que no se les ponen
nadie o nada por delante.

Inés, desde bien chiquita
se hizo cargo de los suyos
(comidas, casa, limpieza…)
sin descuidar sus estudios

ni a su madre, que sufría
una atroz enfermedad
que se la llevó del mundo
hace muchos años ya.

Fuimos las dos uña y carne,
jugamos a la pelota,
nos emborrachamos juntas
y hasta nos dimos de hostias

y después, ya más mayores
yo me empecé a distanciar
y ella y su chico montaron
en San Jaime el primer bar,

cosa que no fue sencilla,
pues nadie daba dos duros
por un bar en esa zona
cuando la moda era el Tubo.

Pero es mucho cabezona
la Inesica desde cría…
Y vaya si puso el bar
y luego le sacó chispas,

tanto que, al pasar diez años
cerraron el chiringuito
hasta que les dijo Sergio:
“Quiero tener un garito”.

Y ahí que se fueron de nuevo
el Jose Mari y la Inés
a cascarle a la croqueta
y a la caña en el D3,

que no fue fácil tampoco
que el negocio despegara,
pero a la Inés, ya os lo he dicho,
no le para los pies nada

y al poco tiempo el trabajo
dio sus frutos, y pasó
lo mismito que en San Jaime,
y es que la tasca triunfó.

En otra línea se mueve
Eva Fernández Herrera,
capitana indiscutible
de todas las taberneras.

Antes de cumplir los veinte
alternaba bombo y caja
con militancia y cerveza
dentro y fuera de la barra.

Desde el mítico Pekín
donde aún llevaba melenas
hasta la “Guarrida” de ahora
ha sabido nuestra Eva

reinventar la hostelería
(gustos, costumbres, horarios…)
con el vermú, la jam session
o el pinchopote vegano

sin perder ni un solo instante
su rictus de mala hostia
ni esa expresión tan amable
cuando entras: “Hola, piojosa”

ni desviar la atención
de bichos, causas perdidas,
manis, rifas solidarias
u otras mil y una movidas

y siempre con el apoyo
de Rebeca, que lo mismo
le corta el pelo a su hermana
que le prepara unos pinchos

o le atiende el mostrador
mientras se echa unos redobles
con los músicos que pasan
por allí a tomar un pote.

Dos pedazos de mujeres,
dos guerreras de excepción,
dos amigas entrañables,
dos camareras de pro.

Dos pares de ojos que miran
el mundo tras de la barra:
clientes que fueron críos
y que ahora ya peinan canas.

En el Pekín, hace años
que se podía leer
escrito sobre una puerta:
“Taberneras al poder”.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen : Jesús Marquina 

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