domingo, 16 de julio de 2023


 

ESTUPENDA

Madremíademialma. Esto del pinchopote lo llevo cada vez peor. Entre eso y el calor estoy hecha un escombro. Bueno, y todo lo demás. Que anoche, cuando me metí en la cama, me toqué un bulto que yo pensé que era un picotazo de mosquito pero no. Era un señor nudo. O nódulo, que no sé cómo lo llaman los fisios. Lo que viene siendo uno de esos bolos duros que hincas el dedo y duele mogollón. Pues eso. Del brazo derecho ya ni me preocupo, es como si no existiera. Dicen que es codo de tenista pero yo lo llamo codo de cajera. Y la cosa esa del túnel carpiano, que como ya no me volvió a pasar… Y en cuanto a la contractura de la parte izquierda, a la altura del seno (la primera vez pensé que era un infarto, menudo latigazo) ahora de vez en cuando pincha. Digo yo que se estará metamorfoseando. Ah, y los dedos de las manos. Que a veces, según cómo agarre algo, se me bloquean y los tengo que abrir de golpe. Es superdivertido cuando vas remando, mola mogollón. Y lo de no poder girar bien el cuello, que desde hace años estoy en plan Robocop. Cosas del curro: el peso, la postura y las corrientes. Y no me vengas con ergonomías, por favor. Ni con protecciones porque estoy de los zapatos hasta el gorro. Que cuando me toca estar un rato quieta me destrozan los pies. Y hablando de los pies, esta mañana al ponerme en marcha me dolía la otra rodilla. Quiero decir la que no me ha estado doliendo los días pasados. La de la pierna buena. Que es esa que tiene las cicatrices y un sospechoso almohadillado algo insensible sobre la articulación. Pues esa es la buena. Porque la otra es la de la fascitis plantar, que como vino se fue, y la de la cadera más alta porque el tobillo está torcido y a mejor no va a ir y la consiguiente contractura cuando le viene en gana. Que claro, igual es ciática porque de eso a veces también tengo. Y luego que voy oyendo menos que el Goya de los aguafuertes. Y el punto del ojo, que resulta que le pasa a mucha gente y el oculista me dijo que el cerebro se acostumbrará. Bueno, también se ha acostumbrado a todo lo demás. El cerebro a eso y yo a lo otro: el descolgamiento, las manchas y verrugas dérmicas, las canas (un día me las dejo al aire y atomarporculo) y otras cicatrices de batalla. Y el bruxismo, que llevo años durmiendo con una férula porque si no me causo unos dolores de oídos del copetín. Y ese “uffff” que se te escapa cada vez que caes en un asiento. Y el que expeles cuando te levantas, que tampoco es manco. Y los nombres, que ya no los retengo. Y el ir al armario y al llegar no saber a qué has ido. Vamos, que si de un día para otro me despierto con todo lo que tengo, pero de golpe en vez de poco a poco, me corto las venas pero al ras. Y eso por no hablar de los efectos del paso de la meopausia “en esa zona”, en los que no me voy a recrear pero que todas conocemos. Y todo eso para que llegue la graciosa de turno y me suelte:

“¡¡¿¿Que tienes esa edad??!! Pues estás estupenda, chica”

#SafeCreative Mina Cb

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