viernes, 14 de julio de 2023


 

CAMPANA SOBRE CAMPANA

Empezaré diciendo que me encanta el campaneo. Qué vamos a hacerle. Soy una romántica y, aunque bastante anticlerical, creo que el sonido de las campanas dota a los barrios antiguos de un aura señorial, un no sé que como medieval que invita a perderse por sus calles. Además de que en determinadas ocasiones, sobre todo en los días de fiesta mayor, el alboroto de los repiques hace que parezca que hasta el cielo está de fiesta. Pero como los tiempos modernos son lo que son, los campanarios se han adecuado a las necesidades actuales y respetan, como debe hacer todo hijo de vecino (y más desde la edición de la última y polémica Ley del Ruido) las horas de descanso comprendidas entre las diez de la noche y las ocho de la mañana. O sea casi. Quiero decir que todas pero no. Porque con las campanas sucede como con la aldea de Astérix, a saber: que me he dado cuenta de que un campanario resiste al invasor, o más bien a la normativa. Y creo que además es el de la Catedral, que aún está más feo. El caso es que toooodas las mañanas, a eso de las ocho menos cuarto, se escucha desde mi balcón un repiqueteo insistente aunque breve que tiene, imagino, como fin, el de avisar a los fieles del inminente comienzo del oficio religioso.

Pero vamos a ver, señor párroco, señores feligreses: ¿Es posible que a estas alturas, en pleno siglo veintiuno, con los relojes de pulsera, las alarmas del móvil, los despertadores, sigamos con el campaneo intempestivo? Que a ver, a mí las campanas durante el día, ya lo he dicho, no me molestan. Es más, lo de los cuartos y las horas hasta me sirve de orientación cuando algunas mañanas haraganeo entre las sábanas. ¿Pero en serio que es necesario semejante jaleo para las cuatro almas benditas que acuden a la misa de ocho? ¿No sería mejor, propongo, que hagan un grupo de whatsapp y luego cada cual se programe su despertador? O que sea el propio párroco quien les haga una perdida. O los llame directamente en plan, buenos días, Basilisa, espabila que ayer llegaste casi a la hora del padrenuestro. Y no vengas desayunada si vas a comulgar que ya nos conocemos. Detalles de ese estilo, personales y humanos como la propia santamadreiglesia. Y desde luego mucho menos molestos que darle al badajo tan temprano, que al pobre desgraciado que ha currado de noche y se acaba de acostar tras tomarse el colacao lo levantan en el aire. Y que oye, si a esas horas yo no puedo salir por ahí tocando la trompeta (bueno, en el plan que hay ahora mismo en este pueblo ni a esas horas ni a ningunas) no sé yo porque los curas se pueden pasar la normativa por el forro del alzacuellos.

He dicho.

#SafeCreative Mina Cb 

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