viernes, 16 de diciembre de 2022


 

SUEGRAS

No me parece justo que el anecdotario popular se cebe con las suegras. Es más, creo que es una de las asignaturas pendientes del feminismo, y mucho más importante que esa corriente igualitaria que pretende mandar a la hoguera a quien no comience cualquier ponencia con el “Buenas tardes a todos y todas”. De hecho, la mayoría de las mujeres, sobre todo si han sido madres, van a ser suegras un día. Me da igual qué tipo de unión establezcan sus vástagos; al final la nomenclatura es la misma, independientemente de si se han firmado o no papeles. E incluso desde mucho antes de que la pareja conviva. Vamos, que en cuanto entras en casa de la familia de tu churri, sus padres no sé, pero su hermano ya te empieza a llamar cuñada. O cuñadica.

Pero a lo que voy: que mi madre fue suegra y creo que no mala. O sea de esas que sentaban al yerno en la mesa a la hora que fuera, por cuestiones de trabajo, y luego lo mandaban a casa con una bolsa de tomates y por Navidad le compraban champán del bueno. Y que no lo criticaban delante de la hija. Ni delante de nadie, porque esas cosas no se hacen.

Y puestos, ya que quien vive a todo llega, hasta yo tuve una suegra un día. Una mujer buena como pocas, que me llamaba por teléfono un millón de veces las pocas ocasiones en que me ponía enferma (cosa que no hacía mu madre, que siempre tuvo claro que yo era indestructible) y me llenó de regalos y atenciones durante todo el tiempo que compartimos parentesco. También me echó, nos echó, una mano en tiempos duros (que los hubo, y mucho) y entendió nuestras razones el día en que su hijo y yo decidimos poner punto final a nuestra unión.

Nunca tuvo un mal gesto para conmigo. Más bien al contrario, y eso que ella y yo éramos bien distintas. Siempre me respetó y trató de ponerse en mi lugar, como yo hacía con ella (la única manera de entenderse, en mi opinión), y no creo que en ningún momento dijera o permitiera que cualquiera dijese algo malo de mí. En fin, que durante ese tiempo yo solía bromear con mis amigos diciendo que tenía dos madres, la natural y la política. Y que la segunda, por su interés hacia mi persona, ejercía mucho más que la primera.

Toda esta parrafada viene a cuento de que ayer supe que aquella atenta y generosa mujer se había marchado para siempre, casualmente en el mismo mes en que mi madre lo hizo, y quería, desde aquí, rendirle un pequeño homenaje. A ella y a todas las suegras extraordinarias de la Tierra.

Que me consta que son muchas.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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