lunes, 12 de mayo de 2025


 

“PERO”

Hace unos días compartí tertulia con una mujer bastante interesante a la que, además, admiro. Éramos un grupo en una mesa al aire libre hablando de trivialidades laborales cuando, en el transcurso de la descripción que ella hacía de otra persona, se deslizó entre sus labios la palabra “pero”. Casi de inmediato detuvo el discurso, frunció un poco la nariz y confesó:
“No debería haber dicho ‘pero’”.

Y siguió hablando, aunque en distinto tono, como si la presencia en su discurso de esa conjunción adversativa (la definición lo dice todo) le restase valor o mermase un ápice su evidente capacidad para la honestidad y la empatía.

Pensé por un momento en exponerle mi opinión de que la autocensura es la peor de las restricciones a que se puede someter el ser humano. Y que las palabras están ahí, lo mismo que nuestro bagaje emocional y educativo. Y que, como ciertas sustancias, pueden ser tóxicas o curativas dependiendo de a quién se administren y en qué dosis.

Pero me callé. Y no lo hice por el miedo a ser juzgada, cosa que sé que no hubiera sucedido, sino más bien por el tremendo aburrimiento que adivinaba en una respuesta basada en argumentos de buenismo y corrección. Aun así me entristeció, y no poco, que una gran creadora se obligara a sí misma a medir sus palabras e incluso a renunciar a usarlas. Porque eso significaba, una de dos: o que ella había ido demasiado lejos en esa cruzada que pone los dictados sociopolíticos por encima de la libertad, o que yo, definitivamente, estaba dejando de pertenecer a esta sociedad tan triste y tan pacata.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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