LOS JEVIS

El otro día me invitaron a un cumpleaños jevi. Bueno, en realidad iba a ver a unos amigos que venían al cumple pero más o menos viene a ser lo mismo. El caso es que al llegar al sitio casi todos eran jevis. Y a ver, que a mí los jevis me caen deputamadre, o sea que hacen ruido y van de negro y llevan el pelo largo y saturan los equipos de sonido y les encanta el air guitar. Y en general suelen estar bastante buenos o igual es que a mí esa estética me va. Pero tienen un problema y es que en temas melódicos son como muy unidireccionales, o sea que no los sacas del metal.

O al menos eso es lo que me parecía a mí.

Porque al principio de la fiesta todo era muy previsible en plan un pringao tras la barra llevando cuenta de las cañas (que fueron muchas) y atendiendo las peticiones musicales de los invitados mediante listas (yo me fui a la tercera, creo) improvisadas en sobres desmontados sobre los que se amontonaban títulos de reconocida fama interpretados por las más diversas bandas del panorama metalero. Nada nuevo bajo el sol, la peña gozando y coreando y los vasos vacíos pasando una y otra vez bajo el chorro del tirador. Hasta que llegó un momento en que la cosa se empezó a ir de madre y las bandas de oscura estética empezaron a ser alternadas con clásicos de baile de toda la vida de dios. Y llegaron Travolta y Tino Casal y Abba y Michael Jackson, entre otros muchos que los vapores etílicos diluyeron irremisiblemente en el torrente de mi ya anciana memoria. Y ahí estaban algunos, que no todos, moviendo el esqueleto al ritmo de las grandes figuras de la música dance mientras los más puristas contemplaban la escena con la misma expresión con que la niña del exorcista miraba al crucifijo, porque allí no faltó de sonar más que Paquito el Chocolatero.

Que lo mismo la pusieron cuando yo me había ido ya.

#SafeCreative Mina Cb

Pd: Felicidades, Ana.