jueves, 23 de enero de 2025


 

BOMBO-BOLSA-CADÁVER

Ni el cáncer lo mató, que ya hace falta ser mala persona. Y eso que lo pillaron in extremis, qué menos, después de una vida con todos los vicios y ninguna virtud. Y ella atrapada. Que tampoco es excusa porque podía haber cogido la puerta cientos de veces, pero era una de esas tipas sin formación que no tenía dónde ir. Y ya estaba resignada a su suerte cuando en un concierto conoció a ese chico que podía ser su hijo, pero como la vida es así se enamoraron perdidamente. Y lo último que ella necesitaba era que él se enterase. De modo que lo de la enfermedad le pareció una ventana abierta a la esperanza. Claro que la ciencia le fastidió el plan. Le dieron quimio y radio a cascoporro y se curó. Aunque a cambio se quedó, eso sí, vivo y dando guerra, hecho una mierda, calvo y hasta sin huellas digitales.
Que fue ese pequeño detalle el que les dio la idea. El chaval tocaba la batería y ella un día, al ver la funda del bombo, hizo la broma. Y el bataka, que estaba bastante harto de ser el tercer brazo del triángulo, propuso la cuestión. Le costó convencerla, pero al final se decidieron. Ya iría contando luego el cuento de que la había abandonado por un tema de faldas o de deudas. Que la iban a creer seguro. Le puso una cucharadita de lejía en el coñac y se quedó pajarito en un pispás. Porque la quimio lo había dejado también sin olfato y sin gusto y para cuando se dio cuenta y ya tenía el veneno en el gaznate.
Fue un poco desagradable verlo retorcerse, pero después de tantos años de sufrimiento le pareció casi hasta justo. El tratamiento lo había enflaquecido y nunca fue muy grande, de manera que no resultó difícil hacerlo pedacitos con la motosierra en un lugar discreto y acomodarlo en la funda envuelto con un plástico. Él tenía un concierto en el culo del mundo y el fiambre viajó en la bodega del avión. Que los de la compañía no sabían que la batería no le hacía ni puta falta porque en viajes tan largos lo normal es alquilarla. Y así, una vez en el destino solo tuvo que buscar un lindo acantilado y dejar que los trocitos se precipitasen hacia el mar. En el peor de los casos acabarían en una playa o en la red de un pescador…

Sin huellas dactilares.

#SafeCreative Mina Cb

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