jueves, 21 de octubre de 2021


 

EL APOCALIPSIS ZOMBIE

Cada vez está más cerca y algunos ya estamos preparándonos. Y aquí no vale el acumular comida porque ni el mayor de los arcones puede resistir la duración del ataque de unos seres que viven entre dos y tres años y además soportan medio bien el ayuno. Ni el irse, como dice un amigo mío, a un pueblo de Soria, porque los zombies lo que temen es el fuego y el frío soriano les viene de perilla.

De modo que lo mejor es ponerse en su lugar y decidir de qué quiere ser uno croqueta.

Sí, porque cuando la invasión ya sea un hecho los zombies empezarán a organizarse, que en cualquier grupo hay siempre un listillo que quiere sacar tajada del asunto. Y cuando se organicen acuñarán moneda y los más vivos montarán negocios. Y uno de ellos sin duda ha de ser el restaurante. Claro que como la especie zombie no lleva fama de gourmet, servirán carne cruda, que es lo que, según las pelis, más se lleva en el mundillo de los muertos vivientes. Y si los zombies comen humanos es que son carnívoros, uséase que si les dan a elegir van a quedarse con un omnívoro que, a ser posible, venga con una denominación de origen tipo cliente asiduo del Mac Donalds o la Casa del Jamón y no con un vegano, que al fin y al cabo no es sino un bocadito de espinacas, bastante magro además, que no va a satisfacer las necesidades nutricionales del comprador. Es más, ya veo el negocio extendiéndose hasta la aparición de granjas donde ceben a los mortales a base de jabugo y corderico lechal con patatas panaderas. Y luego colocarlos ahí, en el escaparate, bien sonrosados y lustrosos, para hacer las delicias de los zombies más adinerados, que podrán llevárselos a casa y ponerlos en la mesa en Nochebuena para alborozo de toda la familia mientras que los otros, los veggies, se consumen, Navidad tras Navidad, tras la vitrina del colmado sin que ningún espectro se decida a devorarlos.

Una pena.

#SafeCreative Mina Cb

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