lunes, 9 de septiembre de 2019




PLAZA

Si vosotros fuerais un grupo de turistas y yo vuestra guía podría deciros que en ese edificio que se halla sobre los soportales estaba el hospital en el que vine al mundo. Y que tras esos muros murió mi padre hace tres años, puesto que ahora es una residencia. También os hablaría de la revoltosa, ese baile alocado que nos hace girar como posesos alrededor del kiosco durante media hora cinconoches al año. O de las ceremonias del Volatín y el Angel, dos ritos en los que religión y tradición se dan la mano, y que siguen ahí, anacrónicos en estos tiempos laicos y mestizos precisamente porque el pueblo así lo quiere. Ya que las tradiciones lo son mientras la gente las mantiene. Os diría también que este es el punto en que los tudelanos se congregan cuando algo les indigna, y que incluso utilizan el quiosco como escaparate de sus reivindicaciones. Y os hablaría, cómo no, de la marea humana que aguarda, nerviosa, el momento en que el chupinazo rasga el azul del mediodía del 24 de julio y convierte a la cuidad en una fiesta.

Pero no soy muy ducha en historia ni en costumbres y tengo los conocimientos justos. Y seguro que erraría datos. Y fechas. Y os iríais de aquí con un concepto equivocado de lo que es este lugar. Por eso solo puedo deciros que esta plaza es el rincón en donde habita mi memoria. Aquél en el que pensaría si alguien me preguntase de dónde vengo.

Y desde luego, es el sitio al que, vaya a donde vaya, siempre deseo regresar.

(Texto creado para la tercera edición del certamen de arte efímero
Des-Adarve#‎)
SafeCreative‬ Mina Cb
Imagen: Jose Miguel Jiménez Arcos

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