lunes, 30 de septiembre de 2019







DELITOS MENORES 
(dos tomates)

El otro día me jodieron el paseo por pura generosidad. Iba con un amigo por una zona de huertos y nos cruzamos con un tercero que volvía en coche hacia el casco urbano. Paró al llegar a nuestra altura y abrió la ventanilla para mostrarnos una bolsa de tomates recién cogidos que alguien le había regalado. Como suele suceder en estos casos, nos ofreció uno. Yo, que soy bastante descarada y a veces un poco borde y además no me gustan los tomates, le dije que no gracias, pero a mi amigo, que es un tragaldabas, se le pusieron los ojos como platos y mi colega le puso uno en la mano dándome a mi otro y diciéndome “llévaselo tú” para, acto seguido, arrancar dejándonos a los dos con cara de gilipollas y un tomate en la mano y, como suele suceder en estos casos, y mira tú que hay basura por el campo, sin dar con una puñetera bolsa donde poder llevarlos, con lo cual, y a la vista de las pocas ganas que teníamos de tenerlos de compañeros de aperitivo, se nos jodió el vermú. Cuando a la vuelta a casa nos sentamos en un banco, separados por los dos tomates, él me dijo. “Podrías escribir algo sobre esto”, y yo le hablé del día en que otro conocido, al inicio de mi paseo, me ofreció calabacines y yo le dije que no pero fue inútil, porque inmediatamente sacó una bolsa, la llenó hasta arriba y tuve que cargar con ellos hasta mi vuelta a casa. 

Y es que debería de existir alguna ley al respecto; no sé, que puedas denunciar a esos pesados que insisten en que cargues con las hortalizas que no dan abasto a consumir cuando lo que quieres es dar un agradable y relajado paseo por el campo. Que si por lo menos te ofrecieran cebollas o patatas o ajos o manzanas, que son cosas que puedes almacenar durante días e incluso semanas, vale... pero es que no; las patatas y las cebollas los muy cabrones se las llevan a sus casas en barquillas y las guardan. Y a ti te dan los calabacines y los tomates y todas esas cosas que tienes que comerte a toda hostia y por obligación porque si no se pudren, y que como te las han regalado pues te da no sé que tirarlas y al final, en el mejor de los casos, las tienes que repartir entre tu familia y tus vecinos. 

Así que nada, lo dicho: si alguien quiere tener un detalle conmigo que me regale cava. O bombones. O patatas incluso. 

Pero que me las traiga a casa en una furgoneta.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Corto "Dos tomates y dos destinos", de David Salvochea

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