jueves, 11 de abril de 2019




DE PATA... PATOLOGÍA

Lo bueno de ir al médico es lo que aprendes de todo: de anatomía, de literatura y hasta de ciencia-ficción. Yo la última vez que fui al especialista salí de allí flipando: era por un dolor en la pierna derecha que me lleva a mal traer y va y resulta que me enteré, ya veis lo que es la vida, de que mi cadera y mi talón están íntimamente relacionados (que yo ya lo sabía pero no me imaginaba que la cosa fuera para tanto) y lo que es mejor: descubrí que los especialistas son además grandes detectives, porque yo me senté en la camilla con mi pierna desnuda colgando y el hombre me agarró del pie y en un momento me dijo que lo que yo tenía no era del hueso y además me comentó lo de los 10.000 pasos, que no sé yo como pudo saberlo sin que yo se lo dijera pero lo sabía; tal vez por eso le hizo tanta gracia mi expresión de sorpresa. Como también sabía que era inútil que me pidiese que dejase de caminar al sol, quizá porque intuyó, por eso de que además de detective tal vez sea adivino, que yo no iba a hacerle ni puñetero caso; de modo que siguió con su examen, tomando muchas notas a bolígrafo y haciéndome un montón de recomendaciones con tono un tanto escéptico, ya que creo que enseguida se pispó de que soy un poco anarca. Pero lo mejor fue el final de la visita, cuando el buen hombre me llevó a su despacho y, sentado al otro lado de la mesa, me dijo lo de la fascitis. Que a mí me sonó requetemal y más en la pierna derecha; si se entera mi padre, con lo antifranquista que era él... Y yo convencida como estaba de tener un espolón, que también jode pero es más apolítico. Y que lo de la pierna era de la edad y que me iban a proponer implantarme una prótesis de platino, para que aún me toquen más las narices en los controles de los aeropuertos.

Pero en fin, como no hay mal que cien años dure, y gracias al traumatólogo, la cosa ha mejorado considerablemente. Él está convencido de que es por las plantillas, pero yo sé que no: es porque ahora, cuando por la noche no puedo dormir, le digo a mi fascitis que deje de tocarme la moral o en cuanto me levante cojo la hoz y el martillo y arreglo la cuestión de un tajo. Y se calma solo del acojone. En cuanto a la cadera, me senté en casa con ella y lo hablamos claramente: le expuse que, aunque sé que estaba muy ilusionada con lo del platino, no era necesario así que de la prótesis podía ir olvidándose y que, como mucho, la llevaré al fisio de vez en cuando para que le dé un masaje. No le hizo mucha gracia pero lo aceptó.

Y ahora duermo como un tronco.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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