LO QUE NOS PONE A LAS TÍAS

Cumplirán cuarto y mitad de la condena y con suerte lo mismo hasta los aíslan para que los otros presos no puedan tocarlos. No vaya a ser que pillen a algún verraco en celo que les dé por detrás hasta que se les salga por la boca. A los pobres. Y así, de aquí a unos años, estarán en la calle y se podrán casar, o lo que sea, para poder moler a hostias a sus chicas... o mejor aún, guardar las apariencias con sus novias formales y seguir haciendo quedadas de machitos para follarse a la primera infeliz que les ponga duro el nabo. Porque la culpa siempre es nuestra. Por ir provocando, con esas cortedades y esas transparencias. Y esos escotes de furcia con que nos atrevemos a salir. Y aún encima devolvemos las sonrisas. Si es que nos lo tenemos merecido. Por coquetas. Por putas. Por mujeres. La culpa es nuestra. Y de la serpiente aquella y de la religión y de la sociedad. Y de las hormonas. Y además si la fémina lo pone a huevo pues a ver. Uno se baja la bragueta y le da lo suyo. Porque en el fondo le gusta. Nos gusta. A las tías digo. Nos gusta que nos amenacen y nos la claven ahí, a pelo, con un par, sin preliminares ni nada, para que nos duela. Y muchas veces y muchos tíos. Y sin protección. Y es que lo de que soñamos con un Erasmus o con romper el techo de cristal es una patraña. Lo que nos gusta es eso; que una alimaña nos la clave hasta el píloro y rasgándonoslo todo. Y luego ir a la poli tal cual, con la braga ensangrentada y los dedazos del fulano clavados en el cuerpo, por lo del ADN. Y que nos pregunten si habíamos dado pie a que el pavo pensase que estábamos dispuestas. Porque claro, si das pie luego tienes que dar el resto. No puedes decir nomireustéperohastaahínoquieroir. No; si sonríes y llevas minifalda es precisamente para eso: para dar a entender que quieres que te follen. Y si es por la fuerza mejor. Y que no me vengan los jueces con pamemas de si agresión o violación porque nadie mejor que una mujer sabe lo que le gusta.

¿O no?

#‎SafeCreative Mina Cb