jueves, 12 de abril de 2018

La imagen puede contener: planta, flor, puente, árbol, exterior y naturaleza 



EL PORQUÉ DE LA LLUVIA

Cae el diluvio mientras escribo. Hoy el día no está para nada y las gentes se recogen, como caracoles huraños, dentro de su casa. Si fuera otoño reconozco que andaría mohína, pero los días húmedos de la primavera son para mí como suspiros de esperanza. Y es que sé que son treguas que el calor le da al frío, pequeñas concesiones mediante las cuales el invierno nos muestra de nuevo su energía y la tierra la recoge, prudente y sabia, conocedora de los beneficios que estas molestas lluvias suponen para ella. Esta mañana al despertarme no había amanecido. Y en lugar de los pájaros se escuchaba el monótono sonido de la lluvia. Y todo el mundo protestaba de este clima un tanto atroz. Y de ese ventarrón que arremolinaba el agua, desplazándola violentamente y haciendo que el paraguas se convirtiera en un guiñapo sin utilidad. Pero yo en cada gota veo flores. Y pájaros. Y esplendorosos atardeceres de verano. No paro de pensar en el momento en que el campo se inunde de pinceladas de colores: en tumbarme en la hierba. En vegetar al sol. En remolonear por ahí hasta la caída de la tarde. En contemplar el cielo en noches estrelladas. No paro de pensar en esos días largos y amarillos en los que la luz parece no ir a extinguirse nunca. Y la vida se convierte en una fiesta estacional y generosa en la que las obligaciones parecen pesar menos. Y por eso, quizás, mientras cae el diluvio y contemplo esta foto que hice el otro día, no paro de pensar en que, de aquí a unos días, asomarán las malvas y este lugar estará todavía más bonito.

#SafeCreative Mina Cb

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