jueves, 5 de abril de 2018

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LA INTOCABILIDAD DE UNA YAYA

La cagaste burlancaster. Y esta vez hasta las mismísimas canillas. Y es que en este país hay algo todavía más intocable que una reina:

Una yaya.

Y además una yaya abnegada y discreta, que le ha tragado carros y carretas al crápula de su marido y ha soportado con estoicismo la cornamenta de un venado en celo. Y las bromas acerca del comportamiento de ese nieto tan de tal palo tal marichalar que la genética le regaló el siglo pasado. Y es que no hay nada peor para una madre que ver cómo sus hijos la pifian al casarse. Y en este caso ya ves, un tres en raya. Que tanto remilgo con la Sartorius y con la Eva Sanum y para qué. Para que ahora la nuera divorciada le salga respondona. Y le haga un feo delante de las cámaras. Con lo gracioso que nos pareció ese “Déjame hablar” de la presentación, cuando ella, toda digna, le pisó el discurso al príncipe, que el hombre no cabía en sí de gozo de haberse camelado a tal bombón. Y de que tragase la familia. Y eso que aún el Marichalar y la Elena no se habían divorciado. Y lo de la Crsiti y el Iñaki no pasaba del estupor que a algunos nos produjo el ver cómo con sus modestos sueldos les daba para el palacete de Pedralbes. Así que disfrutamos de ese enlace en el que jarreó, y que se celebró en esa catedral tan fea. Que yo me acuerdo de que ni dios vino a comprar esa mañana. Estaban todos delante de la tele, viendo como Froilán les pegaba patadas a sus primos.
Y luego ya ves... el ictus del de la capa y el divorcio, y luego el caso Noos y lo del elefante y la escopeta que se le disparó accidentalmente a Froilancito.... que igual mezclo la cronología, pero como esto viene siendo un no parar pues es difícil seguirles bien el hilo.

Pues eso. Y al final la renuncia y el sálvese quien pueda. Y el ahí te quedas que yo bastante tuve con los golpistas y los terroristas. Y que si quieres la corona para ti para siempre. Que a mí me va oprimiendo la cabeza más que a Cristo la de espinas. Y hasta aquí hemos llegáo que me jubilo.

Y el otro se encuentra con que en vez de primero es sexto. Y con un marrón del quince, que ya son nueve más. Y sin descendencia varonil ni huevos para meterle mano a la constitución porque si lo hace se le echan encima los independentistas. Y haciéndose el escurridizo con lo de su cuñado el vasco en plan miren yo con este chico no quiero saber nada. Como si el desconocimiento de la ley no le eximiera de su cumplimiento, que es lo que nos pasa a todos. Y con ella, tan mona y tan elegantísima. Y esas niñas, las pobres, con esas pensioncitas. Para que no les falten unos gusanitos que llevarse a la boca. Lástima, qué futuro les espera, siempre con los paparazzis al acecho. Y claro, al final, tanto desapego, tanto desapego, pues pasa lo que pasa: que empezamos dejando de hablarle al cuñado y acabamos utilizando a las niñas para hacerle desplantes a la suegra. Y en público además.

Con lo feo que está eso.

#SafeCreative Mina Cb

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