jueves, 22 de febrero de 2018

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 DON'T SMOKE

Pues nada, oigan... que yo me acabo de enterar pero me parece estupendo. Que ya vale de que la gente vaya por la vida haciendo lo que le salga del meñique. Que hasta ahí podría llegar la cosa. Y que las autoridades están para velar por nuestra salud. Y para prohibirnos cosas. Pero por nuestro bien. Que somos una panda de gilipollas que no saben cuidar ni de sí mismos. Y para eso están ellos. Los ministerios y los departamentos y las autoridades competentes en sus distintas competencias. Que bravo por eso de multar a la peña por ir con los auriculares por ahí. Que luego te atropellan y haces como los yankis: empapelar al conductor en vez de joderte por haberte dejado arrollar yendo a lo tuyo, escuchando al Bunbury versionar a Raphael. Y no. Que por la calle hay que ir a lo que se va. Ni música ni hostias. Y mucho menos pararte a mirar a un chorbo que esté bueno. Que lo mismo lo toma por acoso. Aunque al pobre no le harían ni puñetero caso por ser hombre. Pero que no vamos a la igualdad sino al despiste. Que es lo que pasa con el tabaco. Que despista y contamina el habitáculo. Y no se puede consentir. Que a ver quién es cada cual para decidir en dónde pudre sus pulmones. Que para eso está la DGT, que sabe mogollón. Y por eso lo sancionan y lo desaconsejan. Que no lo prohiben. Que prohibir es palabro un feo. Y además que ya nos prohibieron sacar los pies por la ventanilla y conducir en chanclas. Que no lo entiendo siempre que uno no lleve calcetines, que entonces sí que es prohibible, sancionable y hasta fusilable. Pero es que lo de fumar no lo comprendo, señor juez. Y en un habitáculo privado. No entiendo que el fumador se haya de resignar a la aparición de un área de servicio. Que lo mismo se estresa y se mete un galletón de espanto y se lleva a una familia numerosa por delante. Que he sido fumadora y sé de lo que hablo. Y luego, ya se sabe... el interior del garito del área de descanso ni pisarlo. A la puta calle en pleno enero. Y sin excusas, que el fumeteo no es justificable ni como remate a un caliqueño adolescente. Que hasta eso terminarán por prohibir. Que ya me veo yo a la autoridad del ramo aporreando la ventanilla empañada y soltando con voz grave eso del holabuenasnocheslesimportaríadecirnosquéestánhaciendo. Y los acusados, atónitos y en bolas, rojos como tomates y tapándose con lo primero que les venga a mano. Y los agentes tomando nota de las dimensiones y de la postura. Para el informe, claro. Y abroncando a los chicos por no usar preservativo. Y metiendo la nariz a ver si huele. Que a falta de perros, y para las comprobaciones pertinentes, la pituitaria de un agente basta y sobra. Y llevando más lejos la investigación si es necesario, abriendo el cenicero para comprobar su contenido (la policía no es tonta, que investiga... si ven colillas saben que has fumáo). Y haciendo soplar al conductor, ya por si acaso. Y si da positivo sacándolo en pelotas del buga y sometiéndolo a una tabla de ejercicios. Y luego extendiendo la receta y comentando eso del mireustélosientoperoleinmovilizamoselvehículo. Y la parejita teniendo que llamar a alguien para que los recoja... En fin, que menos mal que los padres de ahora son más tolerantes que los de mi época y dejan que sus retoños se encierren el el dormitorio del domicilio familiar con su churri que si no menudo plan. Porque ya se sabe, aquí la justicia no se anda con chiquitas. Y como se apliquen con esta clase de delincuentes como lo hacen con los políticos que cometen fraudes financieros, aquí deja de fumar hasta el Sabina.

#SafeCreative Mina Cb

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