sábado, 30 de abril de 2016



COMO UNA VIRGENCITA

Es guapa. Y parece muy triste. La cabeza inclinada. Y sola en ese banco. Pobre. Seguro que su chico la ha dejado. Yo no dejaría a una mujer como esa. Y qué bonito el collar. Y los pendientes. Y el pelo liso cayéndole sobre los ojos. Parece que está llorando. Me acerco. Me siento a su lado. Me agacho un poco. La miro. Llora. Qué hermosa es. Creo que me estoy enamorando. Le rozo la mejilla. Vuelve la vista. Los ojos inundados. Las lágrimas cayendo. La abrazo. Primero tímidamente y luego con más fuerza. Ella se deja hacer, los brazos cruzados sobre el pecho. Como una virgencita. La estrecho contra mí. De repente me besa. Me besa con dulzura y con angustia a un tiempo. Un beso largo y turbador que me sorprende. Mis dedos juegan con los eslabones de su collar y se columpian en sus lóbulos. Ella gime. De pronto se separa. Me mira, avergonzada. Se marcha a toda prisa. Deslizo los pendientes y el collar en el bolsillo. Los inspeccionaré más tarde. Estoy confuso. Necesito algo fuerte. Entro en el bar y pido un Jägermeister triple. Seis euros. Mierda…
¡La billetera!

#SafeCreative Mina Cb

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