miércoles, 20 de abril de 2016



PARA VIVIR

“Que a este amor de nosotros le hacía falta carne y deseo también”, decía Pablo. Y qué razón tenía. Nosotros empeñándonos en flechar corazones y en confirmar que los extremos se atraen y lo único que estábamos haciendo era lastrar nuestras vidas y las de los otros… Ahora lo sé. Ahora que me va quedando más bien poco en el convento por fin lo he entendido. Entiendo a Pablo y a su amarga frustración. Yo no quiero quererte con embudo. No ya. No a ti. No en estos tiempos. Yo no quiero quererte al uso antiguo, horadando corazones con saetas y poniendo tu nombre a un lado y el mío al otro. Y dibujando una hendidura suave y ondulada, como un paréntesis de broma, que permita el paso de la caña de las flechas, así como que tontamente, como si las heridas no dolieran, agujeros de broma y buen rollito. Y unas gotas de sangre chiquitinas, como sudor de personaje de viñeta en pleno agosto. Todo idílico y todo inacabable.
Yo no quiero ese amor. No ya. No ya contigo. Yo no quiero un amor de para siempres, ni de paellas en casa de tu madre los domingos, ni de volver cabreada del trabajo y que seas quien lo pague, ni de estrés al pensar en el mañana. De hecho, yo no quiero mañana. Yo no quiero hipoteca. Yo no quiero facturas. Ni ver el telediario. Ni reñir porque no me gusta que les pongas chorizo a las lentejas. Yo, a estas alturas de la vida, amor mío, sólo quiero vivir. Vivir mi vida. Vivir, que no es asunto despreciable. Y si en este vivir en el intento resulta que eres tú quien vive al lado será mejor la vida. Vivir contigo y no vivir de ti. Vivir al lado y no vivir contigo. Vivir viviéndote y que tú me vivas. Sin más aspiraciones. Vivir para vivir…

Que dice Pablo.

#SafeCreative Mina Cb

No hay comentarios:

Publicar un comentario