martes, 12 de febrero de 2019





PETARDOS

Me parece increíble que haya gente que sepa de todo. De todo y de todos, oiga; porque no solamente son capaces de abordar con éxito cualquier materia que aparezca en una conversación sino que además conocen al dedillo la vida y milagros de quienes les rodean. Aunque esas personas sean ajenas a ellos, en plan ese vecino que vive dos portales más abajo y que ni siquiera se ha dado cuenta de que existen. Da lo mismo: ellos se han de mantener informados acerca de si se ha echado novia, está de vacaciones, ha pillado la gripe o su mamá se ha ido a vivir al extranjero. 
La verdad, no sé cómo lo hacen: debe tratarse de personas con una retentiva del copetín, porque yo por las justas conozco a los que viven en el bloque de enfrente... y eso que llevo un montón de años en la calle. Y en cuanto a lo de la vastedad de mi cultura pues lo mismo... sé lo que sé y hay veces que no puedo meter baza. O sea que no tengo ni idea de lo que se habla y me quedo en un rincón, escuchando si el tema me interesa, o bien me quito de en medio si la cosa me aburre. El caso es no cagarla si es posible. 
Pero estos seres no. De hecho, en mi barrio hay un chico extranjero que yo no sé por qué se fue de su país, porque menudo desperdicio. Allí podría ser ministro de algo. Y es que es de los que saben de todo. De todo y mucho. De todo y más que nadie. Digo yo que tendrá muchísimo tiempo libre. Y una memoria de elefante. Y luego la capacidad para desarrollar el tema y que además el auditorio le haga caso. Que hay veces que los eruditos no tienen en cuenta eso: que a ti no te interesa, o que vas con prisa, o que estás hasta el gorro. No. Les preguntas la hora y te sueltan una conferencia sobre los husos horarios que se remonta hasta el reloj de sol. Da igual lo que comentes que te han de dar la chapa. Yo los evito y, si me pillan, me hago la loca. Es más, ya están tardando en inventar esa aplicación del móvil que tú lo toques en el bolsillo cuando te tropiezas con un petardo de estos y el aparato suene como si fuera la sirena de un camión de bomberos. Y así el conferenciante salga a toda prisa, no vaya a ser que se haya desatado un pavoroso incendio y se lo pierda. 

Y no pueda opinar en los corrillos. 

#SafeCreative Mina Cb

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