jueves, 8 de junio de 2017

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TE ACOMPAÑARÉ

Desde el primer instante supo que era imposible persuadirlo. Tan bien lo conocía, tan íntimamente unidas estaban sus almas que adivinó que las súplicas, los razonamientos, el chantaje incluso, serían en vano.
De modo que finalmente se armó de valor, encerró bajo llave a su maldita conciencia y le confesó que estaba de acuerdo con él desde el principio, y que la decisión de partir precisamente en ese momento le parecía la salida más digna. Y la más acertada para todos.
Incluso para él.

Eligieron una noche de lunes, cuando las ciudades están tranquilas. Cenaron en un italiano y después tomaron un par de copas o tres, lo suficiente para envalentonar el espíritu pero sin pasarse, que ya se sabe que el alcohol tiene la desdichada virtud de amplificar la tristeza.

Caminaron un rato por las calles estrechas y solitarias, charlando en voz baja, riendo sin ganas. Iban despacio, muy despacio, parándose delante de las vitrinas de los escaparates apagados que miraban sin ver.

Llegaron a su casa pasada la medianoche. Él lo dispuso todo meticulosa, serenamente. Ella lo contemplaba en silencio, apoyada en el marco de la puerta, sin atreverse a hablar, a moverse, a importunar su labor.

Cuando todo estuvo preparado ella se acercó a la cama, sentándose tras él, abrazándolo con fuerza mientras él vaciaba el contenido del vaso. Le hablaba en voz baja, ahora sí, de cosas importantes, de todo lo vivido, de aquella amistad extraña y ambigua, casta e inquebrantable, que habían compartido durante tantos años. Poco a poco su cuerpo fue perdiendo estabilidad, y se fue dejando caer, apoyado sobre ella, hasta acabar tendido sobre la cubierta de raso. Ella siguió hablándole queda, dulcemente, ya de incoherencias, de banalidades… palabras sueltas sin forma y sin sentido… mirándole.
Hasta que sus ojos se cerraron del todo y su respiración se convirtió en un runrún pesado y rítmico, y ella se tendió junto a él, llorando, ahora sí, pero en silencio, apretando su cuerpo contra el del querido amigo en un intento de traspasarle un leve hálito de vida, de esa vida que se le iba escapando, ya era hora, por fin.
Y para siempre

#SafeCreative Mina Cb

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