viernes, 30 de junio de 2017

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PARA TODO USO

Cuando le preguntaban que por qué llevaba un encendedor en el bolso solía responder que era por si aparecía el hombre de su vida y era fumador. Y no andaba desencaminada, puesto que fue tal cual. Él le pidió fuego en un paso de cebra y ahí surgió el amor. Y perdió los tornillos hasta el punto de que al mes y medio se casaron, y ella le ofreció como regalo una vitrina en la que había hecho instalar aquel mechero que los hizo coincidir; y bromearon acerca de que él podría utilizarlo, como las mangueras de los centros comerciales, “en caso de emergencia”.
Claro que las aptitudes de Romeo le duraron lo que el agua en una cesta, porque en cuanto se instalaron en el piso de ella el pavo dejó el trabajo y se dedicó a visitar todos los bares del contorno, bebiéndose hasta el mistol y volviendo a casa como una cuba la mayoría de las noches. Y eso las que volvía, porque ella sospechaba que el resto las pasaba en compañías femeninas distintas a la suya. De modo que se acabó cansando y le pidió el divorcio, y él le fue dando largas y no había forma de que se diese el piro.

Una noche en que ella curraba él llegó puesto hasta las trancas. Tenía la costumbre de encender la tele y luego tirarse en el sofá a fumar. A ello se disponía pero se dio cuenta de que no tenía fuego. Rebuscó por todos los cajones y al final lo vio, brillante y evocador, decorando la pared del salón tras su cristalito transparente. Le pegó un buen puñetazo a la vitrina y lo cogió. No se dio cuenta de que se había hecho un corte en la muñeca hasta que la sangre comenzó a deslizarse entre sus dedos. Improvisó una venda con una servilleta sucia que había en la mesita, se tumbó en el sofá y prendió el cigarro, que cayó sobre la alfombra cuando se quedó dormido. La química se ocupó de lo demás.

Cuando los bomberos, alertados por una vecina, echaron la puerta abajo, el apartamento ardía por los cuatro costados. A ella la consolaron diciéndole que no había sufrido, pues tanto la gran pérdida de sangre como los gases tóxicos derivados de la combustión le causaron la muerte antes de que el fuego lo llegase a alcanzar. Y que seguramente, y debido a la curda que llevaba, él ni había llegado a darse cuenta.

El seguro la indemnizó y costeó todos los gastos.

#SafeCreative Mina Cb

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