viernes, 15 de agosto de 2014



SER LLUVIA

Llegar al límite.
Encontrar al fin la meta.
Sentir que el cerebro no da más de si,...
que las paredes de la cavidad craneana
se estrechan y comprimen la sesera
y las sienes duelen
como si alguien apuntalara un clavo al otro lado:
un golpe y otro golpe, tac… tac… tac…
rítmicos,
secos,
contundentes…
Sentir que las palabras se agotaron,
que los gemidos no sirven para nada,
que las lágrimas son tan sólo un salado goteo inacabable
incapaz de arrastrar el sufrimiento
y llevárselo al mar de la tristeza;
ese agrisado piélago,
denso y plomizo, falto de oleaje
en el que al fin las penas se diluyen.

Querer gritar y ya no tener fuerzas...
Ser una masa informe,
sólo un ente…
Ser y no ser, dejar de ser acaso…
Abandonarse,
plegar la identidad en un ovillo
y dejar que el dolor se desvanezca,
que la angustia eche amarras, llegue a puerto…
Y el cerebro se hastíe,
se deshaga de todo contenido…
Y el cuerpo caiga a plomo sobre las frías losas:
inerte al fin, en paz,
sin duelos ni congojas…
Y la razón se escape, rauda y oportuna
por algún orificio
y se vaya muy lejos y nos deje
a merced de los vientos bonancibles
que arrastran nubarrones
preñados de locura.

Y dejarse llevar por la tormenta...
Y ser lluvia…

                  ...Y llover sobre uno mismo.

#SafeCreative Mina Cb

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