jueves, 23 de marzo de 2017

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 LA FAUNA DEL FÉISBU

De vez en cuando echo un ojo por aquí y me acuerdo de Rodríguez de la Fuente y de su fauna ibérica. Y se me ocurre que no iba a terminar de hacer programas como se pusiera a catalogar lo que pulula por el Féisbu. Y es que aquí cada uno va a lo suyo.

Los hay que van de caza,o sea que otean a las presas y en el momento en que estas aceptan la solicitud de amistad y ven que el punto del chat está verde, se lanzan como buitres en busca de la cita. Y luego, si resulta, se hacen doscientas fotos y las cuelgan en el muro. Y luego, cuando el romance se desinfla, las borran y a otra cosa mariposa. Son Casanovas a los que el anonimato se lo pone en bandeja y que, además, disponen de un mercado inagotable en el que rebuscar, elegir y tantear.

Otros han hecho de esto su gran hermano en zapatillas, y van narrando su vida de forma secuencial, imagen tras imagen. Nos cuentan qué han desayunado, qué van a comer, qué peli han visto, cómo va la cadera fracturada de su anciana madre, cuál es la marca de su coche y, lo más importante, cuándo y adónde se van de vacaciones. Para que a los rateros no les queden dudas.

Hay también rencorosos que utilizan este medio para saldar cuentas con ex parejas, hijos no demasiado pródigos, amigos desagradecidos, opositores políticos, profesores antipáticos... y despotrican sin freno, aireando sus intimidades y poniendo a caer de un burro a quien se tercie, alentados normalmente por un coro de yeperos que jalean sus blasfemias como si fueran un gol de la selección en los mundiales.

Luego están los susceptibles, que no tienen muy clara la diferencia entre ficción y realidad y se toman a pecho todo lo que aparece en este medio. Y se montan películas y hacen de las chorradas que la peña publica un asunto personal, sin darse cuenta de que aquí nada es verdad ni es mentira, y de que lo que de verdad importa es lo de fuera, lo nuestro, lo tridimensional.

Después tenemos los predicadores, que aprovechan cualquier circunstancia para meter la cuña religiosa, y están especialmente atentos a aquellos textos o imágenes que ponen en duda la existencia de dios. Aquí se puede hablar de sexo y de política, pero como mientes al altísimo se te tiran a la yugular. Y les acompañan los demagogos, que utilizan sus muros para adoctrinar a los pobres ignorantes que no han tenido la suerte de que el bombo genético les otorgue un cráneo como el suyo.

Y no olvidemos a los polémicos, que opinan de todo y siempre en contra. Hasta sin argumentos. Porque sí. Por dar por culo. Rebeldes sin causa que a menudo se atrincheran tras la pantalla para verter opiniones que jamás se atreverían a exponer a cara descubierta, y que montan unos pollos increíbles: ristras de cien y doscientos comentarios en los que se mezclan demagogos, rencorosos, predicadores, exhibicionistas, cazadores y susceptibles... en fin; toda la fauna caralibrera en pie de guerra, opinando, polemizando, insultando... ofreciendo, en resumen, un espectáculo virtual del que disfrutan, sobre todo, los miembros de la especie más desconocida, astuta y enigmática del Caralibro:

Los voyeurs.

#SafeCreative Mina Cb

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