viernes, 27 de octubre de 2017

La imagen puede contener: planta, mesa e interior 



LO QUE IMPORTA ERES TÚ

Soy bastante anti fast food pero a estas horas no hay otra cosa abierta.

Aún es noche cerrada cuando el camarero sudamericano corresponde a mi “no sé qué quiero” con una gran sonrisa y un “depende de si tiene usted o no mucha hambre”. Es su primer día de turno de mañana y no se aclara bien con los menús. Le ayuda el encargado, un chaval joven, bien peinado e hiperpulcro que el día menos pensado pasará a mejor vida, me imagino. Pido un capuchino, que en estos garitos los hacen bastante buenos, y un cruasán como los que horneo por las mañanas en la tienda. Pago. Me ponen cada cosa en una bolsita de papel y me dan uno de esos antipáticos palitos para remover el café que me recuerdan a los que usaba el médico para mirarme la garganta.

Arrastro café y maletas hacia una mesita baja frente a la cristalera. Esquivo a una chica que va barriendo la basura arrinconada. Es lo que tiene la apertura non-stop. En uno u otro momento la mierda se acumula y se hace visible a los ojos del cliente.
Me siento. Miro a las putas y a los operarios de limpieza. Y a dos trabajadoras del local que sacan la basura. Me pregunto si acabarán de entrar o estarán a punto de terminar su turno. El que inventó el turno de noche merece la muerte por desmembramiento, qué crueldad tan grande. Llega un señor y se sienta justo en frente. Ni me da los buenos días. Como si no existirera. Lo miro de reojo simulando enfocar mi vista hacia el neón del edificio de la esquina. Qué pesadez, todo el tiempo esas luces tan molestas. Así que luego no hay quien se cosque de la puesta de sol, si allí jamás se hace de noche. Echo un ojo al móvil. Las siete aún. Estos viajes nocturnos me dejan en jet-lang, descolocada. Una empleada coloca las mesas para la terraza. Hoy va a hacer bueno, pese a estar a pocos días de noviembre. Aparecen dos mujeres y mi vecino alza la cabeza de la pantalla del móvil. Sonríe y da los buenos días. Nueva decepción; no era ciego ni mudo. Continúo a lo mío, la chica de las mesas. Me termino el bollo y el café, meto las bolsitas una dentro de otra y las llevo hasta la papelera. Al volver agarro la maleta y miro hacia la izquierda:
“Que tengan un buen día!- digo.

Y salgo del local.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb

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