viernes, 16 de diciembre de 2016

 



CON FINAL FELIZ

Un calendario sin tregua,
con los huesos crujiendo a cada paso
y el cuerpo a punto de romperse en dos.

Y ese instinto de los supervivientes
sin mecenas que pague la hipoteca
aguantando
a rastras
y con una sonrisa entre los labios
para no perder de vista
la condición humana.

Y al fin el consabido
inevitable desmoronamiento
que provocan los golpes en la frente
al chocar contra el muro inexpugnable
de la apremiante implacabilidad del dios de turno.

Y esa angustiosa asfixia
que atrofia el pensamiento y nubla la mirada
y se convierte en ganas de empuñar un arma
y ganar a balazos la justicia.

Y el impotente llanto
y la rabia encerrada en el estómago
empujando hacia arriba
para explotar aullando al infinito
como en la edad primera
al emerger del útero materno
a este mundo cabal e inhabitable.

Y el turbio agotamiento del cerebro
que se ha tornado gris
y se llena de nubes enmohecidas
y se convierte en densa mansedumbre,
en húmedo conjunto pestilente
que campa sin piedad por los rincones.

Y la saña y las horas y las lágrimas
y el principio del fin de las edades
y el mátame camión
(pero ya mismo)

Y un acorde de luz reconocible
y los ojos cerrados
y el espíritu levantando el vuelo
y el ahora que se esfuma
y esa voz
que no es sino el comienzo
del inicio de todo lo que importa:

un bar de los de siempre,
gente con la que huir del bestialismo,
la rosa que se torna regaliz y dos canciones
y un peón que está en búsqueda y captura
y una cura de abrazos
y un poema que quiso ser dolor

y acabó siendo risa.

#SafeCreative Mina Cb

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