domingo, 4 de diciembre de 2016

 




EN CLAVE DE SOL

Él era un virtuoso del chelo y ella tocaba la guitarra. Se conocieron al final de un concierto de esos en los que se mezclan todo tipo de tendencias y sus miradas armonizaron de inmediato, lo mismo que sus cuerpos, sin que la diferencia de estilos desafinara un ápice el conjunto.
Como eran melodía desatada buscaron un lugar en que instalarse de inmediato y pasaron varios meses alternando la cuerda y el orgasmo hasta que un día sus formaciones vanguardista y clásica empezaron a producir chirridos y las fusas y corcheas se fueron rebelando, de forma que uno de los dos (no importa cuál) enfundó su instrumento y se dispuso a terminar con el concierto. Tomó el atril, las partituras y un par de maletas y buscó a su gata, que no aparecía por ninguna parte. Lo cual era curioso porque tampoco estaba el loro del ex miembro acompañante.
Llenaron de carteles todo el barrio pero no hubo forma. Finalmente los dieron por perdidos y olvidaron al otro para siempre.

ooooo

Ella era atrigrada y él tenía los ojos vivarachos. Cuando se vieron quedaron fascinados el uno por la otra. Se convirtieron en inseparables de inmediato y su amor fue creciendo al ritmo de la música.
Intentaban disimular delante de los otros, pero cuando los dejaban solos pasaban las horas retozando sobre el enorme camastro de barrotes, ella estirada panza arriba sobre el lecho y él haciéndole cosquillas con su pico corvo. Podían comunicarse y su sintonía era perfecta, de modo que solían estar de acuerdo en casi todo, y más cuando se trataba de cosas importantes, como el día en que él, que era capaz de comprender la lengua humana, le dijo a ella que habían decidido separarlos y que no les quedaba otro remedio que escapar.

#SafeCreative Mina Cb

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