sábado, 4 de julio de 2015



EGOÍSMO

A veces la vida se complica. Se embrolla. Se embarulla. Nos da una bofetada con la mano abierta y de repente todo se da la vuelta. Y percibimos realidades que llevábamos meses, años, ignorando. Y se hace la luz y nos aturde con su resplandor y su crudeza. Y es necesario decidir. Elegir. Cambiar el rumbo. Y a veces ese golpe conlleva la asunción de una presunta culpabilidad cuando los cambios dejan fuera a aquellos que esperan demasiado de nosotros. O más bien a aquellos a quienes hemos acostumbrado a recibir demasiado. Y a dar muy poco a cambio. Y a veces ese revés que la existencia nos asesta supone el enfrentarnos con el mundo. El ser egoístas y el apostar por nuestro propio bienestar. El seguir adelante y no dejar que nos arruinen el futuro. El ser valientes y hacer oídos sordos a las críticas. Y a las súplicas. Y a nuestros propios principios adquiridos a fuerza de malsanos rezos (por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa) y a doctrinas que alaban el dolor y penalizan, ya no el hedonismo, sino incluso la felicidad.

A veces sólo el egoísmo puede rescatarnos del infierno.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Obra de Jon E. Illescas Martínez

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