"AMOR LÍQUIDO"
(el amor como bien de consumo)
Antes, para ligar, tenías que currártelo. Había que arreglarse, salir (a ser posible con pandilla), visitar garitos, conversar, bailar, echar un trago y observar el entorno por si alguien te gustaba. Y luego ya se sabe, intentar el acercamiento con miradas, presentarse, oír la voz del otro por primera vez, contar y dejar que te contaran e intercambiar teléfonos para una eventual cita. O bueno, en fin, dejarse llevar por la magia de la noche y aventurarse por el mar de la pasión. Y decidir si había o no otro encuentro. Y, en caso de que la persona te gustase de verdad, cuidar la relación con el fin de que durase. No digo para siempre pero sí lo necesario como para que se produjera un desgaste tal que compensara la interrupción de los encuentros. Más que nada porque no era fácil dar con alguien. Y eso motivaba que la peña se currase la duración de los afectos.
Pero el asunto digital lo ha ido modificando todo. Ya no hace falta mover el culo del sofá para cenar chop suey. Ahora llamas al Glovo y te lo traen al instante. Tampoco necesitas desplazarte al banco para solucionar asuntos financieros porque puedes hacerlo desde la APP. Y eso por no hablar de las plataformas de venta, que lo mismo te proporcionan una lima de uñas que un Mercedes. O de los sitios de juegos de azar, en donde puedes fundir la visa sin moverte del salón. Y bueno, si eras de los románticos que creían que las flechas de Cupido están a salvo de la fiebre cibernética, que sepas que hasta ahí también ha llegado la modernidad, ya que Tinder ha convertido el amor en un bien de consumo y el feminismo a ultranza ha trocado en deporte de riesgo el antaño apasionante juego de la seducción. Y ahora para ligar ya no hace falta maquearse. Basta con descargarse una aplicación introduciendo un puñado de datos que puedes falsear y luego usar la foto de un efebo con encanto. Y ya. Deslizas el dedito y van desfilando ante tus ojos todas las huríes del harén rosado. Y puedes mandarles un mensaje estando en cualquier parte: en el curro, en el coche, en la playa… incluso en la taza del váter, haciendo fuerzas y con los gayumbos caídos sobre las pantuflas. Y riesgo cero, oiga, porque si sueltas una grosería y la otra se mosquea la bloqueas y punto. Y luego, lo mejor es que quedas y os moláis y os enrolláis y luego os vais viendo más veces hasta que uno se cansa y corta por lo sano sin importarle cómo se quede el otro. Sin darle una mísera oportunidad de “defender lo nuestro”. Y lo hace con la tranquilidad que aporta el hecho de saber que en el portal del Match puede encontrar recambio siempre que lo desee.
Amor líquido le dicen al invento.
Bienvenidos a la modernidad.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
jueves, 4 de diciembre de 2025
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