SEÑOR AMANCIO
La otra mañana anduve de tiendas con mi hermana. Ella necesitaba un pantalón y yo, que estaba ociosa, la acompañé a un comercio del centro de esos que forman parte de las cadenas del señor Ortega.
Pues bien, mientras ella elegía y se probaba yo anduve trasteando por entre las prendas y di con un vestidito supercuqui, rojo vino (burdeos creo que lo llaman), de cuerpo recto y falda larga con un poco de frunce arrancando bajo el talle, cuello alto abierto por delante y un tejido bastante abrigadito. Vamos, una de esas prendas que te pones con una chupa de cuero y unas botas y lo mismo puedes ir de cañas por lo viejo que a una recepción real. Eso sí, sin quitarte la chaqueta.
Porque el puto vestido no tenía mangas.
Y por eso no me lo probé. Ya que a ver qué sentido tiene llevar algo tan lucible si no puedes lucirlo. A no ser que te metas en una fiesta de esas donde tienen la calefacción a tope y para eso ya tengo yo un modelito veraniego largo, como de gasa y hasta del mismo color. Que me pongo las botas y la chupa, cojo el coche y una vez en el fiestorro me despojo de la cazadora y a otra cosa mariposa.
Y es que mire usted, don Amancio: el hecho de que el empresario que atesora una de las mayores fortunas del planeta no tenga, probablemente, costumbre de salir de cañas por Carnicerías no es impedimento para que comercialice vestidos para ataviar a las personas que lo hacemos. Y que si a esa creación le hubieran puesto mangas ahora mismo la tendría yo en mi casa para, a la primera ocasión, enfundármela antes de una salida y, ya en el interior de cualquiera de los tugurios que frecuento, quitarme la prenda de abrigo con el objetivo lucir palmito embutida en su molona creación. Pero sin mangas no. Y menos sin mangas, con el cuello alto y un tejido apto para una expedición al Everest. Que si le han dado caña a ala bomba de calor te acabas derritiendo. Con estilo, eso sí.
Así que, don Amancio, en caso de que estas líneas lleguen a sus ojos, que no creo, sepa usted que no es bien lo de dejar sin mangas los vestidos de invierno.
Y en cuanto a lo de la deslocalización de los talleres, si le parece, de eso hablamos otro día.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
jueves, 27 de noviembre de 2025
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