jueves, 13 de noviembre de 2025


 

SOLA

Cuando murió tenía ochenta años, doce gatos, cero amigos y una familia cuya inquina se había ganado a pulso. Pero también un fondillo bancario que posibilitó que sus facturas fueran pagadas con regularidad y de ese modo nadie la echase en falta. De hecho, ni siquiera sus vecinos fueron alertados por el olor de sus restos ya que los mininos, al quedarse sin proveedora de alimento, se nutrieron primero de su dueña y posteriormente los unos de los otros hasta que finalmente el superviviente huyó por el balcón. Al cabo de unos meses, cuando los ahorros se acabaron y llegaron las cartas sin respuesta, las reclamaciones y las providencias de embargo, fue la policía la que, al personarse en el inmueble a petición del banco, halló el mismo vacío, sucio, maloliente y sin otro resto de vida que un batiburrillo de huesos resecos esparcidos sobre el pavimento.

#SafeCreative Mina Cb 

No hay comentarios:

Publicar un comentario