MARI KONDO

Sin atisbo de erotismo
ni un mal átomo de morbo
quita estorbo tras estorbo
y se apunta al estoicismo.

Primero tiró la ropa
que le quedaba pequeña,
luego la estufa de leña,
después tres sobres de sopa,

una lata de estofado,
medio paquete de harina
y algún sobre de chacina.
Todo había caducado.

Mandó el sofá a la escombrera
porque estaba hecho unos zorros,
se desprendió de unos gorros
de cuando estaba soltera,

del traje de comunión
que guardaba desde niña,
de un disfraz de zamburiña
que apareció en un cajón,

de la jaula del canario
que murió en el diecisiete,
de un biberón y un chupete
de su hijo, que ahora es notario.

Y para rizar el rizo
y rematar la limpieza
se le metió en la cabeza
divorciarse… y fue y lo hizo.

Y el marido, que en el fondo
la adora, no se lo cree.
Pero eso es porque no lee
los libros de Mari Kondo.

#‎SafeCreative‬ Mina Cb