PECES BUENOS
Es un lugar hermoso de aguas azules y clima bonancible. Una tierra bendecida por el sol donde la luz es pura magia. Un paraje tranquilo en el que no parece haber espacio para la maldad.
Pero lo hay. Porque la maldad es algo que acompaña al hombre. Del mismo modo que la sangre o la respiración. Todos podemos ser malos. Lo que pasa es que a la mayoría no nos gusta serlo. Nos avergüenza incluso. Todos hemos tenido malos pensamientos en un momento dado. Y quien diga que no o miente o no es humano. O no le han llegado a herir lo suficiente.
Todos conocemos a gente malvada. Gente que hace daño porque sí, sin causa ni utilidad alguna. Gente que disfruta haciendo el mal. Y que no se arrepiente porque se cree con derecho a ello. Y porque no conoce otro modo de relacionarse que mediante la maldad. Gente que es malvada al margen de su entorno o de la educación que le hayan dado. Gente malvada desde el instante mismo de su concepción. Gente cuya maldad no es diagnosticable ni tiene tratamiento.
Gente mala.
Mala gente.
Pero existen más de los otros. Muchos más. Seres luz cuya bondad podría derretir el Polo Sur. Gente amable y bondadosa capaz de iluminar la noche más oscura. Radiantes corazones cuyo destello no consiguen apagar ni los más perversos actos. Ni las más atroces guerras. Ni los más crueles delitos.
La madre de Gabriel es una representación de este grupo de personas. Alguien que habla de amor cuando muchos hablan de venganza. Alguien que pide silencio cuando la sociedad entera es un clamor. Alguien que recomienda paciencia cuando el público pide inmediatez.
No soy creyente y no espero por tanto que el niño vaya al cielo. Pero quiero confiar en que el amor de su madre y el de todas las personas que la hemos apoyado, tejiendo, como ella misma decía ayer, esa red de cariño, lo lleven a un nirvana en el que no exista el dolor. Y que su espíritu vele siempre por sus padres. Y que los guíe y los conforte.
A ellos y a todas las buenas personas de este mundo.
Que somos mayoría.
#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Lucas ZS
Es un lugar hermoso de aguas azules y clima bonancible. Una tierra bendecida por el sol donde la luz es pura magia. Un paraje tranquilo en el que no parece haber espacio para la maldad.
Pero lo hay. Porque la maldad es algo que acompaña al hombre. Del mismo modo que la sangre o la respiración. Todos podemos ser malos. Lo que pasa es que a la mayoría no nos gusta serlo. Nos avergüenza incluso. Todos hemos tenido malos pensamientos en un momento dado. Y quien diga que no o miente o no es humano. O no le han llegado a herir lo suficiente.
Todos conocemos a gente malvada. Gente que hace daño porque sí, sin causa ni utilidad alguna. Gente que disfruta haciendo el mal. Y que no se arrepiente porque se cree con derecho a ello. Y porque no conoce otro modo de relacionarse que mediante la maldad. Gente que es malvada al margen de su entorno o de la educación que le hayan dado. Gente malvada desde el instante mismo de su concepción. Gente cuya maldad no es diagnosticable ni tiene tratamiento.
Gente mala.
Mala gente.
Pero existen más de los otros. Muchos más. Seres luz cuya bondad podría derretir el Polo Sur. Gente amable y bondadosa capaz de iluminar la noche más oscura. Radiantes corazones cuyo destello no consiguen apagar ni los más perversos actos. Ni las más atroces guerras. Ni los más crueles delitos.
La madre de Gabriel es una representación de este grupo de personas. Alguien que habla de amor cuando muchos hablan de venganza. Alguien que pide silencio cuando la sociedad entera es un clamor. Alguien que recomienda paciencia cuando el público pide inmediatez.
No soy creyente y no espero por tanto que el niño vaya al cielo. Pero quiero confiar en que el amor de su madre y el de todas las personas que la hemos apoyado, tejiendo, como ella misma decía ayer, esa red de cariño, lo lleven a un nirvana en el que no exista el dolor. Y que su espíritu vele siempre por sus padres. Y que los guíe y los conforte.
A ellos y a todas las buenas personas de este mundo.
Que somos mayoría.
#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Lucas ZS
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