lunes, 12 de marzo de 2018

 



CUÍDATE DE LA SERPIENTE

Se están cabreando, Mariano. Y mucho además. Y a lo mejor al final te acaba pasando como en el proverbio ese que dice que no desprecies a la serpiente por no tener cuernos porque puede convertirse en dragón. Y ya puedes darte por jodido.

Son ellos. Los invisibles. Los manipulables. Los analfabetos. Los que le ahorran una pasta gansa al personal cuidando de los peques. Los que están acogiendo a los vástagos que la carroñera banca deja en la puta calle. Los que dan cobijo a los hijos separados que no pueden pagarse una vivienda. Los que a veces costean las carreras de los nietos. Los que se apuntan a ONGs y emplean su tiempo libre en mejorar la sociedad. Los que han currado, en el caso de los más veteranos, hasta romperse los huesos. Los que han sido vapuleados en la calle durante las manifas de los años de la transición para obtener los derechos de los que ahora (todavía) disfrutamos. Los que consiguieron que esta España de Frascuelo y de María se convirtiera en un ejemplo para el mundo. Los que costearon con sus cotizaciones los grandes fastos del 92. Los que se apretaron el cinturón hasta donde no está escrito para que sus hijos fueran a la universidad cuando las familias numerosas tenían más de cinco miembros. Los que se encerraron en casa la noche del 23F y al día siguiente salieron a la calle para manifestarse a favor de la libertad. Los que construyeron esas urbanizaciones de superlujo con las que tantos ladrones de guante blanco especularon. Los que pasaron la vida atados a una nómina, sin poder esconder una peseta y administrándose como podían. Los que no pudieron viajar hasta que el Imserso los metió en un autobús. Los que nunca verán París ni Londres ni Bruselas. Los que criaron a sus hijos al tiempo que cuidaban de sus padres en la misma casa.

Los que os votaron.

Se están cabreando, Mariano. Y como no son tontos como tú te crees, se están movilizando. Y están utilizando las redes sociales porque no son unos analfabetos tecnológicos. Y te la van a montar gorda. Gordísima me temo. ¿Y sabes por qué? Pues porque tus polis no pueden zurarrles, como a los antisistema. Y porque están hasta el cogote de tener que ser la caja de resistencia de sus hijos y sus nietos. Y de andar por ahí arrastrando el culo y con el agua al cuello porque, a estas alturas, tienen cinco a comer todos los días. Que no se quejan porque a ver... pero que yo sé bien que algunos están hartos. Y porque se sienten estafados. Y porque no están reclamando nada que no les corresponda. Y lo peor de todo: Porque saben lo que es pasarlas putas y a su edad ya no les queda nada que perder. Y han decidido unirse. Para liarla parda.

Así que ya lo sabes, Mariano:

Cuídate de la serpiente.

#SafeCreative Mina Cb

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