sábado, 2 de agosto de 2025


 

HORA INFELIZ
(unhappy hour)

Que es una cosa que ya has visto en las pelis pero flipas cuando llegas a Londres y compruebas que es verdad. O sea que la peña está tan tranqui, tan susurrante, tan british, a lo suyo y de repente suena la campana y el personal se vuelve loco y todo pichichi se lanza a la barra a pedir como si las reservas de la taberna (y de la isla) estuvieran a punto de agotarse. Y claro, tú haces lo mismo y pides ración doble porque la consumición te sale más barata.

Hora Feliz lo llaman. Happy Hour.

Y con razón. Porque al precio que anda la birra en Londres una rebajita siempre es bienvenida.

Pero hete aquí que en Tudela tenemos un garito que ha implantado su particular versión de la práctica británica. El nombre no voy a decirlo no vaya a ser que si caigo por allí me echen lejía en la cerveza, pero os cuento. Quienes nos vieseis no necesitáis el dato porque no nos movimos de allí.

30 de julio. Tardeo arrastrado. Me cito con un par de amigos y acabamos el ciento y la madre, como suele pasar. Echamos unas cañas, no demasiadas pero las suficientes como para retener el precio unitario de las mismas. Que corresponde a un billete pequeño cada dos.

La luz ha decaído y es noche ya la tarde. Me levanto a por la espuela y solo se suma un parroquiano. El zagal me sirve en una copa diferente aunque la demanda (dos cañas –lo suelo acompañar de un “por favor” -) es idéntica a las veces anteriores. Me dispongo a recoger los vasos tras dejar el billete sobre el mostrador.

“Falta un euro”, reclama el mozalbete. Y yo le digo que las rondas anteriores eran justo el billetito. Y él me señala las copas megacuquis y me dice que el contenido no es el mismo. Y a ver, es el Pobre de mí y anoche ya las tuve con un pesáo que nos estaba dando la tabarra y como que el cupo está cubierto. Y el chaval es un mandáo y un euro no va a ninguna parte. Así que busco la moneda y la coloco sobre el mostrador. Y al salir le digo al destinatario de la birra que a partir de las 22 horas meten un suplemento, me imagino que para pagarle nocturnidad al camarero.

Y que el próximo día (volveremos porque somos masoquistas) la última la paga él.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 1 de agosto de 2025


 

UNAS BUENAS FIESTAS
(“desde el respeto y la tolerancia”)

Pues no, Alejandro, no han sido unas buenas fiestas.

Y no lo han sido no por el asunto organizativo, ni por el frío que ha hecho por las noches, ni siquiera porque no haya descargado esa tormenta que podía haber echado abajo un trozo de la plaza de toros.

No. Las de este año, para una buena parte de quienes las vivimos, no han sido unas buenas fiestas por causa de su actitud, señor Toquero. Porque un alcalde que representa a toda la ciudadanía, incluso a quienes no le votan, no puede interpretar el chupinazo como una rave particular en la que pincha lo que le da la gana aun sabiendo que a buena parte de la concurrencia le molesta esa canción. Y ni el más ingenuo pensaría que tal tonadilla suena sin malas intenciones ya que al primer edil de Tudela se le podría llamar muchas cosas, pero tonto no. Y porque con esa canción pretende molestar a sectores, ya no del nacionalismo vasco, sino de cualquier ideología que escore un poco hacia la izquierda de la suya.

Tampoco unas buenas fiestas pueden empezar con una pintada que las autoridades no condenan (corríjaseme si me equivoco) en la puerta de una peña. Ni, siguiendo con el tema de las peñas, con la prohibición de la entrada de las pancartas de las mismas en la plaza. Y hablando de pancartas, podemos tocar también el asunto de las reivindicativas, puesto que cada cual, a título particular o de colectivo no oficial, puede acudir al acto con la que le dé la gana siempre que el mensaje no sea inapropiado. Y lo mismo las banderas. Que desde hace algunos años no son pocos los latinos que aparecen en la fiesta enarbolando las banderas de su país de origen, en las que se envuelven y que van paseando por toda la ciudad. Tampoco se puede hablar de unas buenas fiestas cuando se produce un intento de agresión hacia un colectivo en plena calle del que apenas nadie se hace eco y que tampoco es (corríjaseme si me equivoco nuevamente) condenado por las autoridades, que deberían haber estado al corriente del mismo. Y desde luego que tampoco habla muy en favor del “ambiente festivo” el desmedido despliegue policial que se ha dado en ciertos actos. Que si se tiene claro lo contento que anda el personal no sé a qué viene tanto agente velando por el orden.

Y es que unas fiestas no pueden ser “buenas” cuando, tanto el acto inaugural de las mismas como las sucesivas incidencias que van acaeciendo, se ciñen a la visión de un alcalde que busca sobre todo contentar a quienes lo han votado o lo jalean. Que ojo, no siempre ambos términos coinciden porque puede haber no votantes que se apunten a palmeros por mera conveniencia.

No han sido unas buenas fiestas, señor mío. Ni para mí ni para mucha gente. Aunque me imagino que a usted eso le trae sin cuidado. Y que el año que viene repetirá el numerito de Manolo solo por fastidiar. Para que a quien no le guste no vaya.

Todo, eso sí, y como usted bien dijo al finalizar las fiestas, “desde el respeto y la tolerancia”.

#SafeCreative Mina Cb