jueves, 29 de octubre de 2015



LA BOCA DEL ASNO

Suena la alarma y el viento y la lluvia agitan las persianas. Se está bien aquí, calentita y acurrucada entre las mantas. Me pongo en marcha. La radio. Luces que se encienden. Una ducha de esas que empañan la mampara. Que lo del agua fría al levantarse es cosa de suicidas. Ropa limpia. Visita a la nevera. Ayer compré una piña. Que me costó un riñón por cierto pero a ver… viene desde Costa de Marfil. Es lo que hay. El que quiera vicios que los pague. La empiezo. Aunque no sean horas, que lo mismo me he muerto para la hora de comer. Y café. Y galletas. Y la lluvia y el viento.
Salgo a toda pastilla. Mierda. La vecina amargada. Son las siete menos diez y ya está ahí. Protestando. Por favor, con lo a gusto que me hubiera quedado yo en la cama. Hay un corte de agua, me dice. Esta tarde. Acaban de poner una nota en la puerta del ascensor. De hoy para hoy. Ya ves, me dice. Qué poca formalidad. Al menos podían habernos prevenido de víspera. Miro el papel. De cuatro a cinco, pone, qué incomodidad. A la hora del culebrón. Que si no es por el aviso lo mismo ni se entera. Y que vaya vergüenza de país, me dice. Y que a ver si no podrían hacerlo por la noche. Que contraten a alguien ya que hay tanto paro. Yo ni me molesto en intentar explicarle que a la gente por la noche lo que le gusta es estar en su casa con los suyos. Y que existen millones de personas en el mundo que no saben lo que es un grifo. Y que beben en charcas y mueren de infecciones que aquí se curan con media docena de pastillas. Y que no tienen un techo. Ni una pensión de viudedad. Ni un nicho en el camposanto, como ella. Que hasta en eso ha pensado.
Sacudo la cabeza y me marcho mientras sigue morgoneando en el rellano, la puerta del piso abierta y el calor de la calefacción desparramándose por la escalera.

#SafeCreative Mina Cb

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