lunes, 22 de abril de 2024


 

VIVIR SIN TRABAJAR

La otra mañana, echando un café con el grupo de piragüismo, una compañera decía que está harta de trabajar. Y fantaseaba con buscarse la vida y ponerse un chiringuito en una isla o lo que fuera con tal de no seguir funcionando a tiro de reloj. Pocos días antes hablábamos un amigo y yo acerca de esos hijos que, con la carrera terminada, siguen mareando la perdiz en plan master y viaje al extranjero a costa del bolsillo de sus padres en lugar de apañarse de cualquier manera y abandonar la tutela familiar. Y la víspera, otro colega me había confesado por whatsapp que está hasta el gorro de su empleo y que ojalá lo mandaran al paro para poder formarse y buscar un medio de ganar el sustento menos oneroso que el que ha estado practicando hasta la fecha. Y antes, mucho antes de todo esto, otra persona de mi entorno me reveló que hacía ya un tiempo que había tomado la determinación de dejar de trabajar, vivir con lo justo, tirar de los ahorros ganados laboriosamente y, solo de vez en cuando, aceptar contratos temporales para rellenar las arcas. Y todo eso sin olvidar que en el súper nos las vemos de a metro para encontrar gente que no se achante por dar el callo el sábado. O por dar el callo simplemente.

De modo que, mis queridos lectorcitos, sobre todo los más jóvenes, ya podéis ir preparándoos porque la que suscribe piensa colgar los guantes, el delantal y las botas de seguridad lo antes posible porque está hasta el birrete de vivir pegada a las obligaciones del horario laboral. Y como yo otros muchos, de modo que id poniéndoos las pilas porque, al paso que va la burra, y entre pagas, ayudas, subsidios y pensiones, de aquí a cuatro días, en este país no va a currar ni el Tato.

Que para eso andamos de formación más que sobrados.

#SafeCreative Mina Cb 

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