viernes, 6 de mayo de 2022


 

NO-NADA-NUNCA-NOTOI

La vida a veces se convierte en un enigma. Quiero decir que a una le pasan cosas que ni siquiera sabe que han pasado y se lían unos tiberios tremebundos que acaban por sumirte en el más desconcertante de los estupores sin que tú sepas muy bien de dónde ha salido el cañonazo.

Me explico:

Es el típico caso de la convivencia familiar en plan madre-hija o pareja de no importa qué tipo. Un buen día, y de la forma más tonta, pasa algo. Algo que sólo una de las dos personas sabe que ha pasado y de lo cual por tanto la otra no es consciente. Bueno, pues pasa eso y aparece el nubarrón. Aunque hasta hace dos segundos el cielo estuviera de un azul que flipas. Miras y ahí, justo encima de ti, se ha colocado la nube. Sin que la vieras venir siquiera. O sea como si alguien la hubiese hecho descender de las alturas utilizando un hilo y luego la hubiera dejado allí, con su carga de truenos y de petricor. Y sólo te das cuenta cuando la oscuridad se apodera de la atmósfera y el aire se puede cortar con una motosierra.

Y es entonces cuando haces la pregunta:

“¿Qué te pasa?”

Para cuando sueltas la frase ya estás dispuesta a todo: al chaparrón, al sopapo, a la reprimenda con la cara enrojecida, a que te parta un rayo… Incluso a un descorazonador e incomprensible “Nada”.

Porque, aunque la inmensidad de la población piense que “nada” es la peor respuesta, no es así. Porque un “nada” con mohín y los brazos cruzados sobre el pecho significa que la has cagado pero bien. Y que a lo mejor, rebuscando en el más polvoriento rincón de tu memoria, puedes llegar a dar con la palabra, el hecho, la reacción (aunque se haya dado hace semanas, a una persona con los bolsillos llenos de pólvora cualquier pequeño movimiento le sirve para explotar) y hacer algo. Vamos, que ese “nada” siempre es una pista que indica que la nube, como ha llegado, se acabará por ir.

Pero cuando ni siquiera oyes el “nada” te quedas de pasta de boniato. Porque no sabes si el otro te odia, está enfadado con el mundo o simplemente tiene una infección de orina, que es una cosa muy molesta. Y si preguntas es peor, porque de la nube empiezan a salir rayos (truenos no, que hacen ruido) sin que por ello escape de sus entrañas una sola gota de agua. Y comienza el devanamiento de la sesera, el rebobinado a bolígrafo de una cinta de casette de 90 sin dar con el fragmento de la canción que estás buscando, esa frase donde se podía escuchar lo de “Cómo pudiste hacerme eso a mí”, mientras esperas que, de un momento a otro, aparezca el coche sin luces.

Y no lo puedas esquivar.

#SafeCreative Mina Cb

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