jueves, 2 de diciembre de 2021


 

RÉQUIEM

El otro día me enteré y la noticia me cayó como un mazazo. Me pareció impensable. Una de esas cosas que nunca te puedes esperar.
Y menos de alguien como tú.

Hay personas cuya valentía es mitad herencia mitad necesidad. Algo que las acompaña desde que la razón se hace un hueco en su pensamiento. Un elemento indispensable sin el cual no conciben la existencia. En tu caso era evidente: ese valor se adivinaba en tu mirada, adulta y resuelta pese a tus pocos años. Y en lo claro que lo tenías todo. Y en cómo te lanzabas a por ello sin titubear, dando por hecho que ibas a conseguirlo. Claro que con esa madre a ver. Menuda mujer. De armas tomar, aunque en fin, qué remedio, fue lo que le tocó. Cuidaros y sacaros adelante sola. Y vivir. Vivir y divertirse cuando ya erais mayores. Por mucho que la pusieran a caer de un burro ¡Qué sabe nadie por lo que uno ha pasado! Es tan fácil hablar cuando tan sólo se ven las apariencias.

Aprendí mucho de vosotras en aquellos años. De ella y sus deseos de vengarse de las penas del pasado arrancándole al calendario todo lo que le había estado prohibido. De su alegría y de ese discurso suyo de que me quitan lo bailao que tan lejano veía yo a los treinta. De sus mallas ceñidas y sus labios rojos. Y de ese orgullo de quien sabe que no le han regalado nada. El mismo que tenías tú, que por lo demás parecías la madre de tu madre. Siempre tan cabal y tan sensata. Tan responsable. Tan adulta, aunque con ese toque sexy y picarón que imitaba a Shakira, que por aquél entonces estaba muy de moda.

Recuerdo como ahora esas mañanas de café inacabable al terminar el turno de trabajo. Tú sentada, con la cabeza erguida y el pelo retirado de la frente mediante un pasador, la melena clarita ondulada enmarcándote la cara, la piel morena y esos ojos vivos que no perdían detalle. Tu camiseta gris y esa manera de reírte, echando un poco la cabeza para atrás. Lo veo muy claro en mi mente y han pasado más de viente años desde entonces. Y casi quince desde que yo pedí el traslado y te perdí la pista sin dejar, ahora me doy cuenta, de tenerte presente en mi recuerdo.

No sé qué es lo que hace que recordemos a unas personas y olvidemos a otras. Supongo que en la mayoría de los casos la pervivencia viene dada por el tiempo que hayan permanecido cerca de nosotros. O por la impresión que nos hubieran causado en su momento, como creo que pudo ser tu caso, ya que, como dije al principio, siempre me pareciste una mujer excepcional. Al principio por tu aplomo y tu profesionalidad y después, cuando nos fuimos conociendo, porque descubrí en ti a una persona valiente y decidida. Alguien capaz de andar erguida incluso en mitad de un vendaval, haciendo frente a vientos y mareas sin despeinarse ni perder la calma. Un ser firme y enérgico, indestructible acaso, dispuesto a presentar batalla incluso a las más crueles injusticias de la vida.

Claro que la vida, ahora lo sabes, ahora lo sabemos, no suele ser injusta.

Es la muerte la que no tiene piedad.

#SafeCreative Mina Cb 

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