lunes, 1 de marzo de 2021


 

LA PRIMAVERA

Ya hay margaritas, malvas y retama. El otro día vi un abejorro y una mariposa Vanessa y ya han brotado las primeras colzas en la falda del Corazón de Jesús, que se irá llenando poquito a poco de motas amarillas.

El inicio de marzo, del mismo modo que todos los años me alegraba por ser es el mes del cambio de hora, este año me hace doblemente feliz por suponer una especie de renacimiento. De recuperación de lo perdido. Recuerdo los comienzos de marzo de 2020 como un periodo de angustia y de inquietud. De no saber muy bien lo que se nos venía encima. Y luego recuerdo esa mariposa blanca del jueves 12, que la tuve tan cerca que hasta la grabé (acababa de estrenar teléfono). Y esa lata de cerveza que me tomé el domingo 15, sentada en la hierba, frente a la isleta, mirando las cigüeñas, los cormoranes y las garzas. Y después el silencio, el miedo y el encierro. Y la música a las ocho y los policías de balcón. Y las prórrogas y el baile en el salón de casa y las videoconferencias y al final las lágrimas y el ya no puedo más. Y esa mañana que me levanté temprano y antes de ir al trabajo me acerqué al camino de la Mejana para ver si habían salido las flores malvas de la tapia. Y la panzada de llorar cuando las vi. Y el primer día de desconfinamiento, que me desperté a las cinco para salir cuando aún no amanecía. Y al poco ese domingo al aire libre, y el placer de ver los rosales silvestres florecidos. Y los pájaros y las plantas y la vegetación inundando todos los espacios. Y el añorado sol, y las nubes cambiando de forma todo el tiempo. Y todas las cosas que disfruté del mismo modo que lo haría un ciego al que devuelven la vista de repente.

Eso es la primavera.

Y este año no pienso perderme ni un matiz.

#SafeCreative Mina Cb

No hay comentarios:

Publicar un comentario