martes, 29 de marzo de 2022


 

MUY FAN

Recuerdo que la primera fue en la pista de baile del Arenas y a un tipo que después, ironías de la vida, se hizo famoso. La segunda tal vez fuera la del Talco, y debía de estar justificada porque a continuación de soltarla salí del local entre los aplausos de la concurrencia. Otra fue en un garito de Corella como acto reflejo hacia un tipejo que me dio una palmada en el culo mientras sacaba tabaco de la máquina. Otra, medio en broma medio en serio, una noche de copas y a un amigo de toda la vida que me la devolvió, y la última, antes de lo del Covid, en un bar, y parece que también acertada ya que varias personas me lo agradecieron.

En cuanto a las recibidas, recuerdo sobre todo a mi madre lanzándose sobre mí un 19 de Marzo, en la cocina mientras preparaba las torrijas y supongo que porque yo la saqué de quicio con mis exigencias culinarias (17, 18 años y una anorexia que me iba del mundo, normal que la mujer acabara desbordada) y, si mi hermano no me la quita de encima, igual aquél día mi santa madre me hubiera mandado al hospital, y ahora creo que con toda la razón del mundo. Y un alpargatazo de mi padre en el muslo izquierdo (la única vez que tengo conciencia que me diera un golpe) no recuerdo por qué. Amén del sinfín de cachetes, collejas y zapatillas voladoras que omitiré por considerarlos de nula trascendencia.

Y con respecto a las que me he quedado con las ganas, aquél jefe que se pasaba varios pueblos, parejas que me han puesto los cuernos, clientes con patente de corso para humillar (estos los más) y hasta algún que otro de esos niños repelentes y maleducados que van pidiendo a gritos el sopapo que sus padres no les dan.

En fin: que, sin considerarme un ser violento, pienso que una bofetada puede ser algo muy útil. En el caso de los críos porque a veces se ponen imposibles. En el de los pesados porque en ocasiones no entienden el lenguaje oral y de verdad que no hay modo de quitárselos de encima. Y en el de los que directamente, te faltan al respeto a ti o a alguien que te importa, y más si es en una ceremonia tan cuqui como la de los Oscar, porque la enseñanza es gráfica y, por tanto, más evidente que cualquier discurso en el que se repase el santoral. Y más si al soplamocos sigue una frase en la que aparezca un exabrupto. Entonces es lo más. Aunque también es cierto que hubiera preferido que el bofetón lo hubiese sacudido la interfecta, que segura estoy de que no necesita de su churri para defender su honor. Pero claro, al no ser tan famosa, la anécdota hubiera podido ser malinterpretada y además la hubieran tachado de histérica mientras que él ha quedado como un perfecto gentelman.

Nada que ver pero aún así, desde el domingo, me declaro fan de Will.

Muy fan.

#SafeCreative Mina Cb 

3 comentarios:

  1. Pues aunque te visito poco yo soy más fan tuya pero de Will. Cada vez soy menos fan de la bofetada a tiempo, es que tener perro te cambia la vida jaja! Yo habría preferido una respuesta mordaz o simplemente que fuera a quitarle el micro y lo denigrara por ser tan pésimo humorista y dejarle claro que ni puta gracia, que la gente ríe por no dejarlo mal en un evento tan visto, porque mira que es malo.
    En general estoy cada vez más en contra de le la violencia física, salvo en casos como los de estos políticos que se ríen de nosotros, son los únicos a día de hoy que sacan lo peor de mi, y lo malo es que son intocables.

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  3. Ten cuidado, Inma, porque estás siendo políticamente incorrecta. Cierto que no es loable liarse a bofetadas, pero estoy contigo (quizás la edad tenga algo que ver). El villano de la película es el tal Will y el insultador se va de rositas. Suele ocurrir. Si, en lugar del cachete, le hubiese dicho "te vas a reir de tu puta madre", tendría el fregado con las feministas de turno. En fin, lo que digo: ¡un Willano!, se mire por donde se mire.

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