miércoles, 30 de septiembre de 2020

 
 
 
 LA HOGUERA DEL QUERER

Tú quieres algo que yo
no estoy dispuesta a entregarte
pues hay quien aún tiene parte
dentro de mi corazón.

Yo podría aprovechar,
pero, si saco partido
pensarás que estoy contigo
como yo no quiero estar.

Y es que al amor es materia
para algunos complicada,
para otros, desenfadada
y para los más, muy seria.

Y si uno de los amantes
no se halla por la labor
le ha de tocar lo peor
al aquél que se arrime antes.

Que la hoguera del querer,
si se ve falta de leña
se va haciendo más pequeña
y acaba por fenecer.

Y es por eso que, si hay dudas
lo mejor es desistir:
de nada vale insistir
cuando Cupido no ayuda.

#SafeCreative Mina Cb

 

martes, 29 de septiembre de 2020

 
 
 
 LA FLOR DEL CARDO

La pasada primavera, para cuando el confinamiento se levantó, la naturaleza ya había llevado a cabo una buena parte de su proceso sin nosotros. El campo estaba lleno de insectos y me perdí el inicio de la floración de los rosales silvestres, así como el feliz acontecimiento de contemplar las primeras margaritas. Y a las golondrinas preparando sus nidos. Y a las cigüeñas empollando sus huevos. De hecho, al árbol del soto donde anidan, que en marzo estaba pelado, era casi invisible a los ojos cuando quise mirarlo la primera vez que pude volver a pasar por allí.

No obstante, y puesto que no hay mal que por bien no venga, el mes de mayo me regaló uno de los espectáculos más hermosos que jamas he visto, que fue el de unos parajes limpios y frondosos, incluso inaccesibles en algunos casos, y la presencia de aves en lugares en donde, de no haberse producido el encierro humano, jamás hubieran llegado a establecerse.

Añadiré también que jamás disfruté tanto contemplando la vida, los árboles y el río, y que en esos primeros días, y durante el resto de las semanas de bonanza, me he sentido como el preso que recupera la libertad después de una condena inmerecida. Y he rastreado los caminos, desde el amanecer hasta el ocaso, sorprendiéndome con todas las maravillas que la naturaleza ha tenido a bien poner ante mis ojos: desde un grupo de oropéndolas revoloteado bajo el sol hasta la manada de seis jabalíes que una tarde el destino quiso dejarme contemplar.

Es por eso quizás que esta mañana, ya próximos el invierno y la temprana caída de la tarde, ha llamado mi atención la reseca silueta de un cardo a la vera del camino. Y he pensado que dentro de poco su tallo se cuarteará y el viento se encargará de lo demás. Y he querido recordarlo verde y florido, con su pompón violeta destacando como un feliz penacho, y he pensado, esperanzada tras tantas cosas que he perdido y me he perdido este año, en todo lo bello que, seguro, me queda por delante, y en lo hermoso que será verlo de nuevo, vistoso y puntiagudo, brillar bajo los rayos del sol la primavera próxima.

#SafeCreative Mina Cb

 

lunes, 28 de septiembre de 2020


Querido señor Coronavirus:

Ya perdonará usted que le moleste, que sé que anda muy ocupado infectando el planeta y metiéndole miedo al personal, pero se me ha ocurrido que si usted sigue ahí, dando guerra, igual es porque nadie le hace caso. Quiero decir que nadie se ha sentado frente a usted para saber por qué. Por qué nos hace esto. O sea si es un trauma infantil o alguna cosa de esas. Si le pegaban de pequeño. De más pequeño, quiero decir, porque ya es usted minúsculo incluso de mayor. Si le hacían bullyng en el cole. O sus padres se tiraban más horas en el curro que jugando con usted. O le asaltó un maníaco por la calle y, prometiéndole un caramelo, se lo llevó a un cuarto oscuro y abusó de su inocencia.

Porque es que esto no es normal, señor Coronavirus. Quiero decir que no es algo de alguien sano: alguien a quien sus papás hayan querido, y que haya jugado con sus amiguitos en la calle, y que haya sido protegido por sus vecinos, sus tíos y sus profes. Esto que usted está haciendo tiene que tener una explicación. Y nadie se sienta frente a usted e intenta buscarla. Tan sólo investigan en busca de remedios y vacunas. Que está muy bien pero a ver, después de usted tal vez venga otro y alguna preparación deberíamos tener. Porque usted, señor Coronavirus, y perdone que se lo diga con todos mis respetos, nos está haciendo la puñeta pero bien, con tanta distancia y sin abrazos ni besos ni sonrisas. Y los viejecitos encerrados y muertos del pavor y de la pena: que no sé que es peor, porque me imagino que cuando uno es viejo sabe que la muerte le ronda, pero si al cortejo de la parca se une el de la soledad a saber si la vida merece ya la pena. Y seguro que usted no quería hacer esto, o sea el miedo y el planeta que se va a la mierda y toda esa mandanga. Pero le ha pasado lo que pasa siempre: que empezó así de broma y al final se le ha ido de las manos. Que no lo sé seguro pero me lo imagino.

Y por eso le escribo, señor Coronavirus. Para pedirle que lo piense. Que reflexione. Que dé marcha atrás, que nunca es tarde. Que ya sé que nadie se preocupa por usted. Porque sea feliz y esté bien y esas cosas. Pero yo, si quiere, me siento a su lado y le escucho. Con la mascarilla puesta. Y le dejo llorar en mi hombro si es lo que necesita. Que seguro que por eso no me voy a contagiar. Hablamos, que no voy a reñirle. Que seguro que tiene sus motivos, desde luego. Porque somos unos cafres y unos egoístas y maltratamos a la naturaleza y dejamos morir a los pobres en mitad del océano y sólo pensamos en amontonar dinero. Que somos lo peor, de acuerdo. Pero no todos, jolines. No la mayoría. Los malos son tan sólo cuatro. Los demás somos buenos. Gente bondadosa que sólo quiere vivir en paz. Con lo suficiente para estar bien y un poco más para darse un caprichillo. Gente que no maltrata a los animales y cuida los bosques y ama al prójimo. Gente de ley. Pero claro, los malos hacen mucho ruido y luego pasa lo que pasa. Que nos cae la plaga. Pero yo le prometo que en general somos buenos. Y que no nos merecemos esto. Los dos metros y las mascarillas y que nuestros mayores se mueran de tristeza. Y solos además. Así que por favor le ruego que lo piense. Que lo medite. Y que si cree que tengo razón se vaya retirando, no de golpe si no quiere, sino poco a poco. Que dicen los que entienden que algunos virus Sars son capaces de hacerlo. Lo de desaparecer del mismo modo que un día aparecieron.

No sé. Valórelo. 

Yo simplemente se lo expongo.

#SafeCreative Mina Cb

 

domingo, 27 de septiembre de 2020

 
 
 
 VALLA + TELA

Como han sobrado perricas
al no haber fiestas este año
ha decidido el Muyilustre
aprovechar el vallado
de las obras que salpican
el local paisaje urbano
y colocar en algunas
el escudo tudelano.

Ya me los veo reunidos
en el salón, muy ufanos,
haciendo una brain storm,
papel y lápiz en mano,
lanzando propuestas varias
en que gastarse los cuartos:

El uno, en obras sociales;
el otro, en ropa y zapatos;
la tercera, en novilladas,
el cuarto, en el Tudelano,
la quinta, en poner farolas,
la sexta, en colocar bancos,
el séptimo, en las piscinas,
en verbenas el octavo...
y así, hasta que uno soltó,
y vaya si dio en el clavo:
“En coger vallas de obra,
de esas de amarillo rancio
y ponerles en un lienzo 
blanco seriagrafiado
el escudo de la villa
bien visible y azulado,
y repartirlas después
un poco por todos lados
para que no quepan dudas
ni a locales ni a foranos
de que se hallan en Tudela.”

Y los demás: “¡Bravo! ¡Bravo!
¡Qué idea tan tudelana!
¡Qué gusto tan delicado!
¡Qué detalle tan finolis!
¡Qué gesto tan campechano!"

"Y además- dijo otro edil-
si hay fiestas el próximo año
las podremos colocar
en el taurino vallado."

Y todos: "¡Bravo, bravísimo!
¡Un millón de veces bravo!
¡Se levanta la sesión!
¡Vámonos a echar un trago!" 

- dijeron, y me imagino
que se quedaron tan anchos.

#SafeCreative Mina Cb