BÚNKER
Si de aquí a siete años
aún nos seguimos viendo
y la amenaza de impacto
del puto meteorito
ha dejado de ser una improbable profecía
llenaremos
(como me propusiste)
de provisiones
la despensa de tu apartamento semisubterráneo
aislaremos la sala
y pasaremos
los días y las noches
follando como bestias
conversando
y comiendo galletas
mientras se extingue el mundo.
#SafeCreative Mina Cb
Cuentos, poemas, historias... Soy Inma y os propongo que hagamos un club de cuentistas. Con imaginación. Con ilusión. Con esperanza. Un club donde pasar el tiempo, donde evadirse... Donde jugar a ser otro.
viernes, 28 de febrero de 2025
jueves, 27 de febrero de 2025
P U Y
Querida amiga:
La verdad es que tenía esto pendiente. Tu adiós a finales de la semana pasada me pilló en mil historias y con el pie cambiado y por las justas me dio tiempo a improvisar un puñado de versos que te quedaban sobradamente cortos.
Quien no lo ha vivido no sabe de qué hablo. Carnicerías era un hervidero de comercios en el que un día aparecisteis Ángel y tú, él con su pelambrera un poco hippie y tú supermoderna, con tu esbelto talle y el pelo pajizo y más bien corto, que era lo que se llevaba entonces. Aún no teníais hijos y el carácter alegre y amable de ambos hizo que encajaseis a la primera en esa atípica familia que componíamos el clan de comerciantes de la zona. Apostasteis por una oferta que combinaba lo moderno con lo tradicional y poquito a poco os fuisteis haciendo con una clientela fiel.
Para entonces Puy ya había nacido y los hijos de los tenderos tomábamos de vez en cuando el relevo, sobre todo los sábados, cuando nuestros padres nos dejaban al frente de las tiendas y echábamos la tarde en la acera que había delante de tu zapatería, dándole a la sinhueso, apoyados a menudo en alguno de los coches que aún circulaban y podían aparcarse por ahí, esperando a que dieran las ocho para echar el cierre y largarnos al tubo a buscar a las cuadrillas. Fueron, como digo, muchas horas de hablar de lo divino y de lo humano, de compartir vivencias, de ver crecer a la mayor de tus hijas y de ir trabando entre todos una relación particular y estrecha, que nos convirtió en una especie de tribu a la que unía un interés común: estábamos mis padres, la Sagrario, los Morón, la frutería de Felisa, el morcillero… Y todos tan distintos que, de haber coincidido en otro entorno, tal vez nunca hubiésemos llegado a constituir tan singular agrupación.
Pero nada es eterno en esta vida y al cabo de un tiempo nos fuimos dispersando: traspasos, jubilaciones… y vuestra marcha a la Carrera, a un local más grande, con dos escaparates y mucho más paso de público que una Carnicerías que iba ya siendo tomada por los bares. Y tú y yo nos seguimos saludando como antes. Y echando una charrada alguna vez que te encontraba rumbo a Caldereros, o echándote un café en la terracita del D3. O al final de la tarde, cuando venías a hacer la compra al súper.
Sé que es fácil decirlo cuando alguien se ha marchado, pero si me pidiesen que resaltara un detalle de tu carácter seguramente, y por encima de la alegría, destacaría tu talante conciliador. Quiero decir ese interés que siempre ponías en quitar importancia a las cosas graves para suavizar los términos y evitar que las personas se enfrentasen. Ese rasgo de ti lo aprendí tarde, pero se me quedó grabado. Y otra cosa te digo, y es que mis padres te querían (os querían) tanto como vosotros a ellos. Y que se hubieran llevado un disgusto tremendo al enterarse de que te habías ido sin decir adiós.
Porque hay personas, mi querida amiga, que solo saben llegar al corazón de los demás para una cosa.
Y esa es quedarse para siempre.
#SafeCreative Mina Cb
miércoles, 26 de febrero de 2025
MISERIAS
Te lo aseguro, colega,
que me trae sin cuidado
si estás súper cabreado
si el desengaño te ciega
si tu novia te la pega
o si tu avieso marido
no cumple lo establecido
por los pactos judiciales
y te tiene a los chavales
con el bolsillo raído.
O si descubriste ayer
(el último, por supuesto
-ya lo sabían el resto-)
que te engaña tu mujer
y te lías a exponer
en redes tu situación
e insultas sin compasión
a quien engendró a tus nenes.
Ten por seguro que tienes
de todo menos razón.
#SafeCreative Mina Cb
lunes, 24 de febrero de 2025
PANADERO REAL
El Alfonso con la hogaza
no se perdió la ocasión.
Iba todo guapetón
caminito de la plaza
a obsequiar a la rapaza.
Un año más, Superpán
(y ya ni sé los que van)
le llevó a la soberana
la hogaza hecha de mañana
en su ablitero zaguán.
Y ella, que es agradecida
por su regia condición
charló con el mocetón,
simpática y distendida,
como cualquier conocida.
Que aun sin tener credenciales
hay panaderos reales
que nunca pasan de moda.
A ver si esto acaba en boda.
¡Ay, Alfonso, cúanto vales!
#SafeCreative Mina Cb
sábado, 22 de febrero de 2025
LUTO
De la cabeza a los pies
me recorre hoy un vacío
que llena este barrio mío
de un pasado sin después.
Te has marchado de repente
sin poderte despedir
a donde no pueden ir
quienes viven el presente
tras alegrar el rincón
largos años con sus días
de nuestra Carnicerías
con tu amable condición.
Cuántas horas de cascar
echando juntas los ratos
hasta que un par de zapatos
tuyo me llevó al altar.
Qué de tiempo compartido
me regresa a la memoria
al escuchar que la historia
para ti se ha detenido.
No te volveré a encontrar
trajinando en la Carrera.
Te vistieron de madera
y hoy te llevan a enterrar.
Y escucho, al romper la aurora
los aires de una campana:
"No pienses más en mañana
porque la vida es ahora".
#SafeCreative Mina Cb
viernes, 21 de febrero de 2025
GUERRA FRÍA
Despierto cada mañana
con la última del Risketo.
Va de decreto en decreto,
pues sabe el muy tarambana
que es él quien corta la pana.
Y Europa, congregación
de exquisita educación
se pone digna y le afea
con actitud farisea
sus modales de matón.
Y el caoboy, que no es idiota,
no les hace el menor caso
y sigue llenando el vaso
(te autoriza quien te vota)
día a día, gota a gota,
desbordando lo inaudito,
legalizando el delito
y dándoselas de guay.
La verdad: si esto es lo que hay
no hace falta meteorito.
#SafeCreative Mina Cb
jueves, 20 de febrero de 2025
YO NO QUIERO…
(Yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado con ganas de llorar
“Contigo”- Joaquín Sabina)
Ha sido él quien me ha reconocido. Creo que a la primera. Yo, sin embargo, le miraba como se mira a un viandante más, sin un “me suena”, la atención centrada en mis cosas, en mi mundo… como casi siempre. Me ha saludado y es entonces cuando me he dado de lleno con sus ojos claros, apaciguados he creído ver, templados al final por la quietud que aporta el paso de los años, dulcemente enmarcados por el cabello cano y corto y el abrigo oscuro. Un hombre serio al fin, me ha parecido. Y me he alegrado por él, un tipo de pasado turbulento, mucho bar, mucha calle y pocas normas, que fue arrancado del lugar en el que hubiera querido quedarse para siempre cuando solo era un niño para depositarlo en una gran ciudad de inabarcables y caninas fauces que lo engulló deprisa, vomitando los restos de un chaval de corazón nostálgico y cerebro embravecido, un hombre demasiado sensible que se buscaba sin llegar a encontrarse en ningún lado y que hace años, muchos años, en el transcurso de un verano febril y adolescente, se enamoró de una chiquilla que no le hacía caso y que, me temo, le partió el corazón para los restos.
Hoy lo he visto otra vez, al cado de mil vidas. Y cabal como nunca lo hubiera imaginado. Hemos intercambiado algunas frases y al fin él se ha marchado tras decirme que acababa de recuperarse de un pequeño achaque, uno de esos sustos que nos da a veces el cuerpo para ponernos en nuestro sitio. Para sacarnos de esa eterna juventud en la que la sociedad insiste en que debemos instalarnos de continuo. Lo he mirado alejarse, pensativa, una figura envuelta en negro que marchaba, seguro, inmersa como yo en el pensamiento de aquel ayer que se nos quedó a los dos tan grande, de aquel momento en el que yo no quise y él no pudo, y tomamos direcciones diferentes, de aquellos años en que aún no habíamos arrugado con rabia tantas hojas arrancadas al calendario de la existencia, de aquella adolescencia atolondrada en donde yo me negué a ser la princesa que lo liberase de la prisión de oscuros pensamientos en que él quiso encerrarse. De aquel ayer en que escribimos con trazos imborrables las primeras líneas importantes de la vida.
No han cambiado sus ojos con el tiempo. Ni ese mirar inquisitivo y anhelante, ansioso de invadir mis pensamientos, de echar el tiempo atrás y enamorarme, o al menos intentarlo, de otro modo… de hacer que mi camino no le fuera esquivo e intentar llenar con mi presencia los huecos de su alma atribulada y errabunda...
De retomar la historia. De actualizar lo antiguo.
De remendar la vida.
#SafeCreative Mina Cb
miércoles, 19 de febrero de 2025
LA TIENDA DE LOS BOTONES
Tres mercerías y dos comercios de tejidos convivían en el espacio que separa la Plaza del Mercado de la de los Fueros. Eran, por orden de recorrido, la perfumería Sagasti, la tienda de los Castillos, las mercerías de Huguet y Álava, una frente a otra, y el establecimiento de Clemos Burgaleta, que vertía su fachada de la calle Muro a Concarera.
Eran tiempos difíciles y alegres. Amazon no estaba ni en la mente de los Julio Verne de la época, las familias eran numerosas y la chavalería heredaba, previamente reformada, la ropa de hermanos, primos y vecinos. Y en cuanto al verbo “tirar”, era un vocablo tabú que no se mencionaba más que en casos in extremis.
Por otra parte, las mujeres no estábamos tan liberadas y lo que las chicas querían, por lo general, era casarse. Y a ser posible con su propio ajuar. Que aunque ahora mismo nos suene un poco a chino, la guerra y la posguerra llevaron a las féminas de viaje hasta medio siglo atrás. Y es por ello que los talleres de modistas eran hervideros de chiquillas que echaban allí la tarde midiendo, haciendo patrones y dándole a la aguja, de modo que los comercios del ramo textil se repartían la clientela sin dificultades y sin darle demasiadas vueltas a eso de la competencia, ya que cada tienda tenía su especialidad: Clemos era más de tela para ropa, los Castillos tocaban textiles del hogar, Sagasti añadía a su oferta de cremalleras y festones una sección de cosmética y Huguet incluía entre su repertorio prendas íntimas.
Y lo de Novedades Álava desde luego que eran los botones. Allí había botones para enterrarse. Y de un montón de clases. Que tú ibas con el pedacito de tela y de repente el mostrador de madera se llenaba de diminutos discos de colores. Y eso era terrible, porque nunca sabías muy bien cuál elegir. Y la señora trataba de orientarte en plan si la prenda era un pantalón o una chaqueta, y si la querías para una ocasión especial. Y si eran de adorno o iban con ojal. Y tú te quedabas mirando el extenso surtido desplegado en el tablero y ponías cara de póker. Y era peor porque la dependienta interpretaba que no te iba ninguno y te sacaba más. Y luego, claro, estaba el precio. Porque unos buenos botones, esos tan bonitos que te gustaron desde que los viste, se te iban del presupuesto de una forma escandalosa. Y lo que te había dado tu madre te alcanzaba tan solo para un puñado de esas piezas anodinas y traslúcidas que llevaba todo el mundo. Y es que, aunque mucha gente se hacía su propia ropa, ahí también se dejaban ver las clases. Y luego ibas al cole y veías a Periquita Pérez con un par de esos inaccesibles botones en los puños del abrigo. Y en la abotonadura principal llevaba los mismos, pero en grande. Y te morías de envidia pero pobre de ti si se te ocurría protestar en casa. Y a través de esos objetos aparentemente insignificantes aprendías una de las lecciones de la vida. Eso antes, mucho antes de llevarles a las Álavas tu primer par de medias para que les cogieran un punto que se había soltado.
Porque así era la vida en esos tiempos.
#SafeCreative Mina Cb
martes, 18 de febrero de 2025
RENCOR
Si meto el cazo y me paso
veinte pueblos y algo más
y ya que no hay vuelta atrás
y por remediar el caso
reconozco mi fracaso
y me excuso y soy oída
y excusada y entendida
y me dedicas, no obstante
un trato frío y distante
ya es cosa tuya, querida.
Que quien comete un error,
lo admite y su orgullo traga
y con sus excusas paga
cualquier delito menor
ofreciendo paz y amor
no merece la porfía
de una indulgencia vacía
a la que sigue el desdén.
Porque eso, aquí y en Jaén,
es rencor, querida mía.
#SafeCreative Mina Cb
lunes, 17 de febrero de 2025
MUDANZA
Tenía un frigorífico y una lavadora que le habían correspondido en el reparto de eso que se llama “gananciales”. Y el microondas, que descansaba sobre una banqueta de formica que había pedido prestada a su madre y que tuvo que desempolvar a conciencia, puesto que llevaba lustros amontonando suciedad y telarañas en un rincón de la terraza de la casa familiar. Sobre el suelo del salón, una de esas horribles moquetas verdes que se venden por metros protegía el parquet de los roces de las seis cajas de pañales que descansaban sobre ella, y en las cuales había embalado, varios meses antes, más de diez años de su vida. De allí iba sacando y metiendo cosas, como si fueran armarios de cartón. Pegada a la pared del escritorio había colocado una mesa de camping, que también le prestaron, sobre la que instaló la vieja Elbe portátil (prefirió la lavadora y la nevera a la tele plana y el ordenador). Frente a la mesa había instalado un pesadísimo sillón de descanso que su hermana había tenido en casa hasta hacía bien poco y que había ido a parar, como todo lo que les sobraba y de lo que no querían desprenderse, a la cochera de la casa de papá.
Era de noche cuando llegó. Y hacía frío. Y se sentía rara. Aún había comido en casa de sus padres, y después había estado apurando el tiempo, callejeando por el barrio, hasta volver. Tras la puerta le esperaba Robin, el enorme gato que ella había recogido de la calle y que había ido arrastrando consigo durante toda esa locura de repartos y mudanzas. Lo cogió en brazos (donde hay gatos hay calor), y se sentó en el sofá, los ojos entrecerrados y las lágrimas brotando del revés, como hacia adentro, escuchando el sonido de su plácida respiración en medio del silencio sepulcral de la vacía estancia de paredes desnudas, blancas y planas como una hoja de papel por rellenar; silencio que la intimidaba un poco, más por la solemnidad que por la falta de costumbre. Porque sola, lo que se dice sola, ya llevaba mucho tiempo.
Pero esa noche fue distinto. Porque al fin era la dueña de su propia soledad.
#SafeCreative Mina Cb