miércoles, 31 de marzo de 2021


 

QUESQUESÉ SÉ FGANSÉ

Nos invaden los franceses:
ya están tomando Madrid,
porque saben que la fiesta
está muy bien vista allí.

Los ha invitado la Ayuso,
que intuye que les va el tema
y dice: “Igual se empadronan
y me convierto en la reina”.

Y es que hay que reconocer
que aunque Madrid no es barato
dos euros por una caña
en Francia es casi un regalo.

Que allí, si sales de vinos
por menos de cuatro pavos
(sin un mal plato de olivas)
ni llegas a oler el vaso.

Y no hablemos de comer,
que el menú va a palo seco
y si les pides bebida
se te jodió el presupuesto.

Y los gabachos, que son
cualquier cosa menos tontos
han visto en la capital
de España un jodido chollo.

Y ahí están, fletando aviones
rumbo a la puerta del Sol
sin miedo a que desentierren
a Agustina de Aragón.

Mientras nosotros seguimos
presos en nuestras regiones
y sin saber hasta cuándo.

¡La cosa tiene cojones!

#SafeCreative Mina Cb 

martes, 30 de marzo de 2021


 

“ESENCIALES”
(“Sildrimis mijiris”)

Me había propuesto hablar lo menos posible del aniversario del confinamiento pero es que hay un tema que ya me está tocando mucho las narices, y es el de la vacunación de los que hace un año fuimos “trabajadores esenciales”

Yo no sé cómo lo llevarán los agricultores o los camioneros y me consta que, como ha de ser, los sanitarios están siendo vacunados. O por lo menos los que yo conozco. Y en cuanto a las cajeras, que es el sector al que pertenezco, la vacuna ni está ni se la espera. Como tampoco estuvieron, ni se las espera ya, las PCRs. Pero sí que llegaron, una mañana fría y gris de ánimos, unas pantallas que nos trajo Protección Civil y que sólo un tiempo más tarde supe quién donó. Y los aplausos. Y que de repente todas éramos como Agustina de Aragón pero con zuecos. Claro que pare entonces ya habíamos superado la crisis mundial del papel higiénico, con esas colas kilométricas, la gente amontonada, los repartidores a domicilio que no daban más de sí, las tiras de cierre de turno con cifras récord de clientes… una mano, dos manos, tres manos… y así hasta doscientas, trescientas… sin guantes ni mascarillas, los primeros porque se habían agotado y las segundas porque aún no las había. Y cuando se dictaron las medidas de profilaxis y el material llegó, ir contando mentalmente los días hasta el 15, y ese mensaje que yo mandé al grupo de whatsappp de la tienda, “chicas, han pasado dos semanas y estamos todas bien”. Llegar a casa y ya no saber con qué lavarte. Aguantar el tipo y el estrés sin preparación alguna. Y las malas caras del cliente que no se quiere poner la mascarilla porque dice que todo esto es un invento. Y al final la vuelta a la “normalidad” sin una mala prueba que te confirme si lo has pasado o no. Y la ampliación del horario de apertura. Y de nuevo la mala educación, que nunca se había ido. Y las exigencias y las faltas de respeto y los insultos. Y el dejar de ser esencial para ser la pobre chica sin estudios a la que se puede ningunear porque con el uniforme sabemos que no se ha de atrever a defenderse.

Confieso que, personalmente, lo de las vacunas me preocupa pero no me quita el sueño... A lo mejor porque después de todo lo que ha caído me da que sí que somos una especie de superwomans con tarjeta de identificación. Al menos yo y mis compañeras de garito. Me preocupa más que al final acabemos por volver al “antes”. Me preocupa que la gente siga tomando el consumir como un deporte. Que las familias se vayan a pasar la tarde al centro comercial y suelten por los pasillos a los niños, dejando que se comporten como salvajes. Me preocupa que los horarios de apertura se vayan prolongando más y más (para alguna de mis compañeras esa “media horita”-la puñeta siempre te la hacen en diminutivo, que así parece que va a dolerte menos- es la diferencia entre encontrar a sus peques despiertos o dormidos). Llevamos meses con el cierre establecido a las nueve de la noche y no ha pasado nada. Quiero decir que ningún hogar ha quedado desabastecido y nadie ha muerto de hambre por ello. Me preocupa, cada vez que voy a Madrid, comprobar que van siendo más las cafeterías que ya no cierran por la noche. Me preocupa que a nadie parezca preocuparle esta liberalización de aperturas de lunes a domingo (y ojo, no sólo en el comercio) que nos lleva, de culo y cuesta abajo, hacia la esclavitud. Me preocupa que se pongan limitaciones horarias al ocio pero no a la productividad. Me preocupa en qué nos estábamos convirtiendo antes del Covid. Y me preocupa que el Covid no nos haya cambiado para mejor sino al contrario.

Y, sobre todo, me preocupa que nadie esté trabajando en la vacuna contra esto.

#SafeCreative Mina Cb

lunes, 29 de marzo de 2021


 

ANIVERSARIOS

Mientras otros remueven la tortilla
del cumpleaños atroz de la epidemia
yo solamente tengo el pensamiento
de beberme esta nueva primavera.

Borro las fotos con que cada día
el Facebook, pertinaz, me lo recuerda
mientras las golondrinas azuladas
se van mezclando ya con las cigüeñas.

Y entiendo, creo que mejor que nunca
la causa principal de la tristeza:
Si el pasado se instala en la memoria
el presente se vive sólo a medias.

#SafeCreative Mina Cb

domingo, 28 de marzo de 2021


 

LAS NUEVE

Tiene gracia pero a mí esto de la pandemia me devuelve cada vez más a mis años mozos.
Me explico: Soy la hija pequeña de un matrimonio de posguerra, de esos que cuando eran jóvenes lo que se llevaba eran las chicas decentes y los hombres que bebían Soberano, y que nos metieron a sangre y fuego, por lo menos a las mozas, que teníamos que ser igual en plan que cuando un chico te sacaba a bailar debía de correr el aire, que pintarse los labios era de frescachonas y que los escotes eran parientes directos del embarazo y de la pulmonía. Y por eso precisamente nos hacían llegar a casa a las diez, como las chavalas de las canciones de los Pecos.

O sea que cuando el invento de la democracia fue calando y las costumbres se relajaron un poco (digamos que como de aquí a la Patagonia), algunas aprovechamos para soltarnos la melena, el sujetador y todo lo que nos dejaron. Y a esa costumbre, heredada de los tiempos de la represión, de salir de casa a las siete de la tarde, incorporamos el novedoso hábito de quedarnos por ahí de pendoneo hasta la hora del cierre de los bares. Que como todavía no éramos tan europeos como ahora, se producía, no a altas, sino a escandalosas horas de la noche. Tanto que al llegar el buen tiempo no era difícil que la excursión del último after de la época rumbo a Riberpán te pillase con el sol saliendo y acabases comiendo bollos al son de Barricada en pleno día.

Pero a lo que iba. Que el tema del Covid me está haciendo volver a la juventud pasito a paso, del mismo modo que salí de ella (con cincuentaytantos uno ya no es joven, bajaos de la moto de una puñetera vez). Y es que empezaron restringiendo lo del roce, como me hacía mi madre cuando me veía con algún mocete. Luego nos pidieron, o más bien nos recomendaron, que cuanta menos piel llevásemos a la vista mejor, ya que al no saber muy bien cómo se transmitía el bicho, podían ser pupacacaveneno maquillajes, cremas, pasadores o cualquier tipo de adorno en plan pendientes o collares en los cuales la cosa pudiera engancharse y de ese modo tomar contacto con la piel y después con las mucosas (que lo de las mucosas vaya perra, parece que todas las desgracias del mundo vienen por las mucosas), y ya para rematarla, nos adelantaron el cierre de los bares, nos limitaron la movilidad (otra obsesión de mis padres con el tema de las fiestas de los pueblos) y al final, directamente, instauraron el toque de queda, con lo cual a las 11 hay que volver a casa sí o sí. Oséase pubertad total del despuntar de los ochenta. Argumento Pecos con las fans desmayándose al pie del escenario, vamos.

Dí que con la llegada de la vacuna parece que las medidas van a empezar a relajarse. A a partir de hoy, por ejemplo, podremos volver a cerrar los bares de día como antaño.

Claro que van a ser las nueve de la noche en vez de las de la mañana, pero por algo se empieza…

#SafeCreative Mina Cb

sábado, 27 de marzo de 2021


 

LA CULPA DE TODO
(ya no la tiene Yoko Ono)

¿Que se contagia Adelita
y está a punto de palmar?

La culpa ha sido del bar.

¿Que sale una cepa nueva
que afecta a medio Cascante?

La culpa es de un restaurante.

¿Que se queda, por el virus,
Efrén cojo de una pierna?

La culpa es de una taberna.

¿Que se ha infectado Javier
y un poco más y la casca?

La culpa es de alguna tasca.

Y es que, seamos honestos:
vacunar no es solución
contra este virus cabrón

sino que el mejor remedio
es, según Doña María,
joder a la hostelería.

#SafeCreative Mina Cb

viernes, 26 de marzo de 2021


 

EL DON DE LAS PALABRAS

Me otorgaron el don de las palabras
como podían haberme otorgado cualquier otro,
por ejemplo,
el de pintar las estrellas en el cielo
y así pasar las noches
dibujando luceros amarillos
e iluminando mundos
próximos y lejanos.

O dotarme de la mágica virtud
de hacer sonreír a las personas tristes
con una nariz roja
y unos grandes zapatos de puntera redonda.
Es difícil, y muy meritorio
el inventar sonrisas
en ancianos y niños malcarados sobre todo
y debe ser, intuyo
una enorme satisfacción el conseguirlo.

Pudo haberme, también, dado mi madre
un talento especial para la música…
Eso sí molaría…
Mucho…
Mucho…
Anda que no me gustaría a mí tocar un instrumento
y amenizar las fiestas,
y cantar mientras las gentes beben,
y bailan,
y gritan, e incluso se enamoran
para caer rendidas y dormir
de un tirón hasta bien entrada la mañana
y despertarse, risueñas y dichosas,
con los sones del festín aún resonando en sus oídos….

Pero no…
Yo sólo tengo el don de las palabras
que no dibuja estrellas en el cielo,
ni lleva nariz roja, ni zapatos enormes,
ni resuena en el aire en mitad de un día de fiesta.

Es el mío un don raro…
de maestro de escuela de los de antes,
de Pepito Grillo,
de fábula redicha,
de discurso de abuelo Cebolleta,
de cura enardecido gritando desde el púlpito,
de anarquista a su bola, desnortado y caduco,
descreído y sin causa
que vocea, insistente,
en mitad del desierto
aunque nadie le escuche…

Por costumbre tan sólo…
Por si acaso tan sólo…
Sin perder la esperanza de lograr el milagro
de remover las piedras…

con tan sólo palabras

Sé que es casi imposible,
pero no tengo fuerza,
ni armas,
ni sé pintar estrellas,
ni llevo nariz roja,
ni toco un instrumento.

Yo tan sólo poseo el don de las palabras.

Tan sólo tengo eso
para cambiar el mundo.

#SafeCreative Mina Cb

jueves, 25 de marzo de 2021


 

"EL DÍA DE"

Tengo un amigo agonías
que siempre se está quejando
de que andamos celebrando
motivos todos los días.

Que si hoy festeja la imprenta,
que si mañana el patrón,
que si al otro el sarampión,
que si el jueves la tormenta…

Esto es un desmán, protesta.
Como estoy insatisfecho
me iré al Senado derecho
a llevarles mi propuesta:

Que de Cádiz a Bilbao
y de Alcántara a Tortosa
no se festeje otra cosa
que el día del Amargao.

#SafeCreative Mina Cb

miércoles, 24 de marzo de 2021


 

EL DÍA DEL TÍO (Y DE LA TÍA)

Me hago eco del amigo Malakate
que aun siendo virtual, es un colega
y propongo, por ver a quién le llega
algo que no es sin duda un disparate.

Y es que se estudie dedicar un día,
como lo tienen los enamorados,
las mamás, los papás o los soldados
al tío y, como es lógico, a la tía.

Ya que no es de justicia ni derecho
que a labor familiar tan importante
no se asigne un momento relevante
en el cual se nos deje sacar pecho.

Reivindicamos, pues, con este escrito
que se fije una fecha bien concreta
en que todos los tíos del planeta
sean honrados por sus sobrinitos.

#SafeCreative Mina Cb
Imagen: Malakate Arr

Malakate Arr