miércoles, 16 de marzo de 2022


 

AQUÍ

¡Caray con la lluvia! Desde luego que hacía falta pero es que aquí no hay término medio. Menudo diluvio. Y eso que mira que he salido acorazada: dos pares de calcetines, las deportivas con goretex, el chaquetón impermeable… y el paraguas, que a la segunda ráfaga de viento se me ha rajado. Una de las costuras, que se ha abierto. Si es que se veía venir. Pero en fin, de algo me servirá, aunque sea de poco. Y además que no lo puedo dejar tirado en medio del campo. Lo malo es la varilla esa tiesa… que lo mismo me engancha un ojo en plan pincho moruno. Y encima me he dejado los guantes, que tenía que haberlos cogido, porque esto empieza a chorrear y las manos se me están quedando heladas. Y voy tan pendiente de no empaparme que casi ni miro por donde ando, y más cuando aparecen, en medio de un sembrado y como a 100 metros, una pareja a de cigüeñas que no levantan el vuelo y a las que me quedo mirando, embobada, hasta que zas… el charco. Ni goretex ni ostias, me he metido hasta el tobillo, y a tomar por culo de casa que estoy. Di que no hace frío, o sea no hace cierzo. Que el frío de marzo es otra cosa y oye, más se perdió en Cuba.

Continúo, ya totalmente resignada a llegar como una sopa pero feliz de estar a cada paso un poco más cerca de casa. Cuando llego, aparco las deportivas en el felpudo, entro de puntillas, tratando de mojar el suelo lo menos posible y al llegar al baño me desprendo del impermeable, los calcetines mojados, los pantalones empapados por el bajo y el resto de la ropa y me meto en la ducha. Caliente. Y mientras el agua se desliza, reconfortante, por mi cuerpo, e incluso luego, tras secarme y al tiempo que me pongo unos calcetines limpios, pienso, una vez más, en la suerte de estar “aquí”.

En vez de “allí”.

#SafeCreative Mina Cb

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