domingo, 28 de julio de 2024


 

LA NUEVA RESACA

Seamos valientes y reconozcamos que no solo fue el covid lo que modificó los hábitos y acabó con la noche para inventarse el tardeo, sino que desde mucho antes del coronavirus, o sea en cuanto fuimos cumpliendo “cierta edad” (¿qué edad es “cierta”? ¿en qué momento de ese “irla cumpliendo” comienza y finaliza el proceso?) empezamos a utilizar esa frase de:

“A mí en fiestas lo que me apetece ya es salir de día”.

Que la gente joven piensa que eso es de aburridos, pero nada más lejos de la realidad, porque los vermús, no sólo de las fiestas sino de cualquier día del año, los carga el diablo.

Y lo sabemos.

Porque tú sales del curro (no poca gente curra en fiestas) y te dices eso de voyapasarporcarniceríasaverquéhay y para cuando quieres darte cuenta llevas una pamela, unas gafas enormes, un abanico naranja, media docena de pulseras y un bocata de lomo colgando de la boca, que con las manos tienes que sujetar la caña y la pistola de agua.

Y es que el vermú es la excusa inocente del yayo, el salgo pero sólo un rato y luego a las dos y media estoy en casa comiendo con la family. Pero no. Te encuentras con alguien mientras te estás tomando la primera y ya te lían. Porque claro, si a ti te invitan luego tienes que invitar. Y como aparece un tercero, y después un cuarto, pues no te puedes ir, que queda feo lo de escaquearse de pagar la ronda si aún no lo habías hecho. Y que a dos pavos la caña tampoco es plan de irte cuando va a pagar el séptimo de las siete que has pagado tú. Por eso lo del bocadillo. Que te lo has pedido antes, cuando aún te quedaba algo de cordura para decidir que o metías algo al estómago o ibas a la UCI. Y que desde luego es mejor que tu familia (cuando te quedes solo verás el chorreo de whatsapps y de llamadas que no has oído por el follón que hay en los bares) se huela lo que está pasando y se conforme con montarte la bronca cuando llegues a casa a que los llamen del hospital pare decirles que estás en coma etílico. Y es que el peligro del mañaneo es que no cierran los bares a las once. O sí. Pero no es lo mismo salir a las siete de la tarde que a la una del mediodía. Que hay más margen si es que aguantas hasta el cierre, que la mayoría de las veces es que no. Es por ello que yo, desde que dejé de salir de noche en fiestas, las resacas no las tengo al día siguiente.

Las tengo el mismo día al despertarme de la siesta.

Bueno, y al siguiente también. Por lo de la “cierta edad”.

#SafeCreative Mina Cb

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